Mis queridos amigos, el matrimonio de Doña Gal y Don Matías (Galimatías, se les conoce), han regresado de su encierro motivado por el coronavirus, en la clínica internacional Berghof, donde además de cuidar sus pulmones, aprendieron a jugar “Serpientes y escaleras” con Thomas Mann.
Su primera actividad en México fue ir a la conferencia matutina del Señor Presidente y deslizar en su discurso estas ideas relacionadas con el (tolerado) trabajo de la Administración del Control de Drogas de los Estados Unidos conocida con las siglas DEA.
“…lo que no se vale es de que ellos participen en México, incluso se vinculen a instituciones de México, sacan (saquen) información y resuelven (resuelvan) sin darla (darle) a conocer al Gobierno de México lo que están investigando.
“…Es su derecho, porque se trata de un gobierno soberano, pero también nosotros tenemos que hacer lo mismo… (¿El CNI va a espiar la “Blackberry” de Mark Speer en el Pentágono?)
Sorprendida doña Gal le pregunta a Don Matías:
–¿La DEA es un gobierno soberano?
–¡Ay! Galita, no. Es parte de un gobierno soberano…
–¿Soberano en su territorio o en el nuestro?
–Galita; por favor, no me hagas perder los estribos. No seas insidiosa. Haz de estar leyendo algún pasquín inmundo. Deberías mejor estudiar a John Ackerman.
–¿Y a ese por qué, porque es medio gabacho?
–No. Eso no tiene la menor importancia. Porque él si entiende y nos ha explicado cómo el señor López Obrador ha contenido los afanes expansionistas de la DEA. Escucha:
“…La contundente negativa de López Obrador a seguir la vieja práctica de obstaculizar la justicia significa un auténtico parteaguas en el devenir de la nación… Al norte del río Bravo, la negociación de la ley es práctica cotidiana y la DEA, sin duda, habría preferido llegar a un trato con el gobierno de México, intercambiando impunidad para Cienfuegos por permisos para operar plenamente dentro del territorio nacional…”
–¿Y si la DEA no tiene permisos cómo le resulta posible estar aquí y hasta espiar a los altos funcionarios del gobierno sin conocimiento del gobierno? No les haría hecho falta un permiso adicional.
–Pues sí, pero eso dice don Johnny. Y no se a ti, pero a mi esa frase del parteaguas en el devenir de la Nación, de veras me puso la carne de pollito chicken; gallina hen.
–Bueno, Matías, pero nosotros vivimos en un país soberano, o no. ¿Por qué entonces se les deja espiar en México?
–Por los convenios de cooperación.
–¿Y si hay convenios de cooperación por qué no nos avisan sus andanzas, por qué los dejamos hacer y deshacer a su antojo, calladitos… y por qué nos enojamos cuando lo hacen?
¿O tampoco de eso nos habíamos enterado? ¿A poco con todo el espionaje hasta en la casa de Berta Luján o con el escándalo de Pegasus, no puede el gobierno saber los pasos de la DEA? Sería hermoso saber si el CNI duerme en hamaca o en colchón Sognare
Pues Ackerman dice de los viejos pactos, le habrían dado el pitazo a Cienfuegos, por eso ahora la justicia triunfa. Escucha, esto dijo el Presidente:
–Yo desde que llegué a la Presidencia hablé con los encargados de seguridad y les dije que no íbamos a recibir órdenes de ningún gobierno extranjero y que se iba a cuidar la soberanía.
“Y son de las cosas que agradezco del presidente Trump, que nos ha respetado.
–No importa si esta investigación oculta fue en tiempos de Trump?
–Ya, deja de molestar. Todo lo ensucias. Pareces priista de Coahuila. Escucha, mejor:
–En dos o tres ocasiones Trump, (sigue diciendo AMLO), ha ofrecido en buen plan cooperación, es decir, el envío de personal para enfrentar a bandas de la delincuencia y de manera respetuosa le he dicho que no, que eso es un asunto que nos corresponde a los mexicanos; pero antes eso no se cuidaba, prácticamente se apoderaron de algunas instituciones.
“Por eso yo creo que se confiaban los funcionarios, porque era demasiada la relación, había una especie de promiscuidad…”
–¿Y si les dice no, por qué siguen aquí?
–¡Ay! pues por la cooperación, no, por la subordinación. Tu no entiendes.
–Ah, bueno.