Roberto Antonio Velázquez Nieto y Gabriela Cabrera Herbert
El pasado 15 y 16 de septiembre celebramos los 214 años de la lucha que libro nuestro país por su independencia.
Mucho ha pasado en dos siglos y en la construcción y consolidación del Estado-Nación mexicano. Y cada uno de esos actos que forman parte de la historia han forjado el Mexico de hoy. Las fiestas patrias le dan identidad al mexicano y forman parte de su ser.
Parafraseando a Octavio Paz. El mexicano, ama las fiestas y las reuniones políticas. Todo es ocasión para reunirse. Celebrar con festejos y ceremonias a las mujeres y hombres que nos dieron patria.
Somos un pueblo ritual y esta tendencia beneficia a nuestra imaginación tanto como a nuestra sensibilidad siempre afinadas y despiertas.
El arte de l fiesta, envilecido en casi todas partes, se conserva intacto entre nosotros. En pocos lugares del orbe se puede vivir con un espectáculo parecido al de las fiestas patrias de Mexico.
Con sus colores multicolores en la calle de Madero, sus fuegos de artificio.en Plaza de Armas. Con el insólito y majestuoso traje típico de Jalisco, que porto, Gabriela Cabrera en el andador cinco de mayo, la inagotable cascada de sorpresas de su gastronomía patria de los chiles en nogada, las enchiladas queretanas , de los frutos exóticos y objetos que se venden en esos días en plazas y mercados
Como lo escribió en 1969 en la Universidad de Texas en Austin en su obra “El Laberinto de la Soledad”, nuestro premio nobel de literatura Octavo Paz.
“Cada año el 15 de septiembre a las once de la noche, en todas las plazas dr nuestra nación, de todos los Consulados de Mexico en el mundo celebramos la fiesta del grito y una multitud enardecida grita por espacio de media hora, quizá para callar mejor el texto del año. Gracias al 15 de septiembre el mexicano se abre, participa, comulga con sus compatriotas y con sus valores que dan sentido a su existencia política y es el entusiasmo con que todos participamos, parece revelar que sin estallaríamos.”
Ellas nos liberan, así sea momentáneamente, de esos impulsos sin salida y de todas esas materias inflamables que guardamos en nuestro interior.
Pero a diferencia de lo que ocurre en otras sociedades, las fiestas patrias, no es nada más un regreso a un estado original de indiferencia, de libertad; el mexicano no intenta regresar si no salir de sí mismo, sobrepasarse. Entre nosotros la fiesta es una explosión, un estallido. No hay nada más alegre que las fiestas patrias en el mundo.
Es verdad a veces parece que la coyuntura política, nos sobrepasa, consume nuestro día a día con información que propicia la intolerancia. Parece que se libra cada batalla cruda en la arena pública y se vuelve inevitable tomar un bando en medio de la polarización.
Es mucho lo que hemos cambiado con El pasó del tiempo. Hoy en día, con el amplio acceso a la información, la pluralidad de ideas, la diversidad de ideologías, la multiplicidad de tópicos, todo abona a crear distintos matices dr opinión a la conformación de numerosos grupos que parecen pelear más por sus intereses propios que por los del bien social.
En medio de esa diversidad debemos encontrar el hilo conductor que nos iguala y nos identifica dentro de otra entidad mayor a la identidad de quien nace y vive en Mexico.
Con el respeto que debería existir a las instituciones, el conocimiento de nuestra historia, el respeto a la sociedad civil y la reconstrucción de una comunidad mexicana. También hacemos honor nuestro pasado, a las. grandes gestas que nos han dado forma como nación.
Que nuestro debate central se centre en la búsqueda de unidad y paz en los mexicanos que tanto necesitamos en los tiempos que corren.