La extraña composición de Morena, comprensible en cuanto a movimiento y de más ardua comprensión si se trata del gobierno de un país diverso, es uno de los motores de todo este desconcierto nacional en cuyos ingredientes destacan la ausencia de oficio y la veleidad de conductas en el momento de ejercer funciones administrativas, al amparo de una idea peligrosa: todo cuanto se haga para fortalecer el ideario (de campaña) del presidente (en campaña), es legal.
Y es legal –o justo, pues mi justicia está por encima de la ley–, porque busca la redención popular, la honestidad valiente, el abatimiento de la corrupción, el desarmado del sistema neoliberal corrupto, clasista, racista y anti popular, etc, etc.
En ese sentido uno de los peores casos es el de la doctora María Elena Alvarez-Buylla (Álvarez “Bulling”, le llaman otros) , quien ha hecho de la Dirección General del Conacyt, un herradero de proporciones inimaginables, desde donde se comporta entre la sevicia meritoria (hace méritos con su jefe, quien la considera una especie de Madame Curie mezclada con Caridad Mercader() y la hipocresía.
Solo se le puede llamar hipócrita (falsaria, le diría Leo Marini) a quien presenta legajos y legajos con alegatos en favor de una denuncia penal contra el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, con los cuales la fiscalía armó “un caso”, para después decir con rostro sorprendido, yo no estoy aquí para perseguir a nadie.
–“Yo no se de que me hablan”.
Pero si a la prensa se le puede declarar cualquier cosa, sin mayores repercusiones, excepto para el archivo de algunos atentos, con la judicatura las cosas cambian. Y la señora Álvarez-Bulling, ha sido señalada por desacato ante la justicia, lo cual, significa poco en verdad.
Para eso tiene su patrón a los anacúsicos consejeros de la judicatura a quienes pronto habrá de poner en marcha para desmontar lo necesario en favor de esta aguerrida científica cuya capacidad teórica supera con mucho sus dotes administrativos o de organización. Es una chiva en el laboratorio, afectada demás de un grave delirio mitómano. Según ella durante la pandemia logramos las vacunas imposibles para el imperio colonial español en 300 años; fabricamos respiradores suficientes hasta para la exportación y nos dejaremos de preocupar por el maíz transgénico.
Seguiremos con rendimientos de cien kilos por hectárea, pero eso sí con el nacionalismo a todo trapo.
Su más reciente aproximación a la realidad de los demonios por ella liberados en esta persecución de 31 personas relacionadas con el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, es un desacato judicial.
De acuerdo con información proporcionada ayer por EL UNIVERSAL, los integrantes de la mesa directiva del foro tramitaron un amparo.
“…El juicio fue admitido en septiembre de 2019 por el juez Decimosexto de Distrito en Materia Administrativa en la Ciudad de México, Gabriel Regis López, quien concedió una suspensión para que el Conacyt entregue recursos al foro para seguir operando mientras se resolvía el amparo.
“Sin embargo, por varios meses el Conacyt no entregó los recursos y en marzo de 2020 el juez ordenó dar vista al Ministerio Público de la Federación para que investigue a Álvarez-Buylla Roces, en su carácter de directora del consejo, por un supuesto desacato a un mandato judicial…”
Ya vendrán más adelante las explicaciones del consejo científico y tecnológico en manos ahora de Álvarez-Bulling, pero por lo pronto esa es una piedra en el zapato, lo cual tampoco debe preocupar grandemente: son tantos los guijarros en la sandalia de la IV-T…
Total, ya sabemos la venalidad del Poder Judicial, conocemos de su corrupción. Sabemos de sus devaneos con los poderosos y vemos su espalda vuelta al pueblo.
Con no acatar el desacato es suficiente.
Y ni modo de pedir desafuero (como ha ocurrido en otros casos), contra quien no tiene fuero. O si, pues… el fuero del manto celestial, la mano poderosa…