En un momento de su mandato, el presidente Andrés Manuel López Obrador saca un pañuelo blanco y grita “se acabó la corrupción”. Una mentira más del tabasqueño autócrata que se ve a sí mismo como el salvador de la patria quien si bien llegó a la cumbre del poder por el voto abrumadoramente mayoritario intenta pasar por alto su oscuro pasado.
En su libro “La historia secreta, AMLO y el Cártel de Sinaloa”, Anabel Hernández revela que el presidente, de 2006 a 2018. Recibió más de 25 millones de dólares para financiar sus campañas de parte del crimen organizado concretamente del Cartel de Sinaloa. La ambición de AMLO no tuvo límites. Sería presidente a toda costa. El macuspano escaló poco a poco todos los peldaños haciendo a un lado todo escrúpulo, incluso sus responsabilidades familiares, pues dejó en manos de su fiel ‘Nico’ la atención de sus hijos y de su mujer Rocío Beltrán.
Las revelaciones de Anabel son devastadoras. Su libro es hoy un texto prohibido. La libertad de expresión es solo palabrería. Pues la realidad es que el régimen, autodenominado Cuarta Transformación, ha censurado toda disidencia. Una pesadilla que no parece terminar, pues su heredera, la doctora Claudia Sheinbaum se asume como la continuidad de esta noche obscura. Seis años más de lo mismo, o peor. Pues anticarismática, fría como el hielo, a mi querido México le depara el más sombrío de los futuros. El único alivio es descansar de las insufribles “mañaneras”.