Tal cual lo propusimos de abrir la discusión pública, en torno a este tema crucial, actual y de construcción del futuro urbano, pues me hicieron llegar diversos comentarios desde Chiapas, Ciudad de México y del propio estado de Querétaro, lo que en verdad enriquece el debate, la discusión y visión.
Por su parte, Francisco Fernández de Ciudad de México expresó lo siguiente: la ciudad es un ecosistema dominado por los humanos y las funciones ambientales en este ecosistema humano (hábitat humanizado) son las de posibilitar, enriquecer y embellecer la vida humana y de las especies que no entran en conflicto con ese propósito. La vida humana. Por supuesto debe existir en este ecosistema el aire limpio, el agua limpia, jardines y espacios recreativos, colmenas de concreto como habitáculos viviendas, circuitos tecnológicos de distribución de la poblaciones, espacios de producción y consumo, nodos logísticos de bienes y servicios, así como disponibilidad abundante de energía y sistemas dedicados a residuos y tratamientos de agua…la ciudad es un ecosistema dominado por humanos donde prevalecen o sobreviven y se adaptan a sus condiciones.
Y la voz chiapaneca en la persona de Alexis Rulfo Morales (estudiante de la maestría de Derecho Ambiental) señaló que: en mi opinión considero que la parte de la conciencia humana hacia la naturaleza es algo importante que aún queda mucho trabajo por realizar con la sociedad, ya que de ella se realiza el vinculo para el cuidado y optimización de los recursos naturales en base a los servicios y actividades que se realizan en una ciudad, sin este factor las ciudades nunca llegaran a ser ciudades sustentables como se busca en el articulo que Usted hace mención.
Así mismo, considero muy importante la parte la regulación de los sistemas y servicios que sean necesarios para una ciudad, es decir, tener un límite permisible para cada área tal cual lo requiera y en algunos lugares tener zonas restringidas para poder coadyuvar esa parte del cuidado total para poder prevalecer en ese cuidado general de la naturaleza sin que sea modificado por ninguna situación ajena.
Considero que para llegar a tales procesos si es necesario modificar algunas leyes y reformas y volverlas menos permisibles y más estrictas en cuanto al cuidado y los procedimientos del medio ambiente, para ello se necesita trabajar en un triángulo medioambiental Sociedad- Legislación – Naturaleza.
Y otra voz más de Chiapas de Dany T. Arguello, nos comentó: Puesto que los derechos humanos nacen de las ciudades, es preciso lo que comenta en su artículo, que dentro de la utopía de la propia ciudad también puede tener como prioridad la optimización de los recursos naturales y los servicios que presta, propone que se cree indicadores estandarizados para normar a las empresas, y eso es bueno porque también desde la política es posible la creación de esas propuestas y otras también concretas pudiesen ser la creación de una reforma ambiental integral en donde se cree las instituciones que le darían seguimiento a todo este proceso y sobre todo tener en cuenta a dónde se va todo ese impuesto ambiental aplicado a los estados, fomentaría la transparencia la rendición de cuentas y sobre todo hacer saber a la ciudadanía que es lo que está pagando ya que si no lo sabemos es difícil crear una cultura del pago ambiental en nuestro país sobre todo que carece mucho de ello.
Y desde las coordenadas del Estado de Querétaro el Ing. Emiliano Sánchez, Director del Jardín Botánico de Cadereyta, expresó que: Uno de los primeros cursos a los que asistí, al iniciar mi ejercicio profesional, 1986, en el ITESM Campus Querétaro fue uno denominado “La ciudad como ecosistema”, organizado por el connotado Arq. Óscar Olea Figueroa. Esto fue en el Palacio de Minería en la hoy ciudad de México. Los efectos del sismo aún se sentían en la piel y huesos del centro urbano…
La cuestión de los patrones y procesos funcionales del “ecosistema urbano”, al menos en México, sigue siendo materia poco entendida y menos atendida.
La Society for Ecological Restoration Internastional (SER) tiene introspecciones y aproximaciones notables.
Querétaro, la ciudad, tiene una de sus últimas oportunidades de revertir el derrotero que la enfila a ser otra catástrofe (mostruosidad) urbana. Urge una visión restaurativa para la urbe queretana y sus civitas.
Pensar en la ciudad del futuro, no es cosa menor, pues ahí estará concentrada la mayor parte de la población, demandando recursos naturales, energía y alimentos. Pues veamos lo que le está pasando hoy en día al estado de Arizona en Estados Unidos, que tiene que reducir el 21% de su uso del río Colorado a partir de 2023. La agricultura será la más afectada por estos recortes en el suministro de agua. Casi tres cuartas partes del agua de Arizona se destina a la agricultura, que ya se vio afectada por la escasez actual de Nivel 1. Ya desde el 2015, el uso del agua en Arizona había disminuido un 3% con respecto a 1957; sin embargo, su población aumentó casi un 500% durante ese período de tiempo (El río Colorado y sus afluentes sustentan a 40 millones de personas y más de 400 especies de aves, pero se están reduciendo debido al cambio climático y al uso excesivo).
No se avizora un futuro sostenible, sino se empieza desde el presente a reflexionar sobre los criterios necesarios para planificar las ciudades que se requerirán en el futuro. Y para ello, se tendrá que avanzar gradualmente con Superposiciones urbano-ambiental. Y si bien los dos aspectos torales a tomar en cuenta son lo ecológico y lo digital, lo segundo dependerá en gran medida del primero, pues por mas que se tenga tecnología digital, no se superarán los problemas ambientales al quedar olvidados o rezagados. Ya no es posible pensar en crecimientos urbanos desmedidos o que rebasen la capacidad de carga, como en el caso actual de Arizona que ya es insuficiente el volumen de agua para abastecer todos los usos de una enorme población , aún pensando en que la tecnología les permita desalinizar agua y conducirla hasta las ciudades de dicho estado americano, pues simplemente el costo energético será enorme más la adición de otras externalidades negativas ambientales como los residuos de sal. Es hora que las empresas de bienes raíces cambien de visión y en lugar de pensar en cantidades de viviendas para vender, piensen ahora en la calidad de vida de las personas, en hacer comunidad, en la sostenibilidad, la capacidad de carga y los derechos humanos a la ciudad y medio ambiente.
Ahora es el momento de avanzar por un camino que combine el crecimiento horizontal con el vertical y densidades moderadas en base a la disposición de recursos naturales de la zona y para un tiempo finito determinado, y basado en una economía local.
En tanto la discusión pública debe crecer, no con el afán de lograr mayorías, sino con el fin de enriquecer los planteamientos que nos abran la puerta hacia el futuro próximo.