Nada en la vida supera en contenidos de esperanza, y acierto a futuro como las consideraciones sobre cuya sabiduría se justifican las iniciativas de ley. Sobre todo –como sucedió con la abortada iniciativa de Ley del ISSSTE–, cuando proviene del Ejecutivo. Una propuesta así no es parte de un proceso legislativo. Cada una –sea cual sea su materia–, es un capítulo más en el compendio de la anhelada felicidad, presentado con la absoluta perfección.
Pero algunos, no lo entienden.
Entonces gritan, manotean, insultan, ocupan calles y plazas, clausuran la sede legislativa, se enfurecen y actúan como los fundadores de la política de movilización cuatroteísta, y al final derriban todo cuanto estorbe a su hegemonía, a la intolerancia, a la vigencia de su parcela de poder. Y los autores y presentadores de la iniciativa, como si fueran jarritos de barro, se rajan del mero asiento.
Como ahora –por ejemplo—, cuando vemos por los suelos las aspiraciones justicieras (juisssticieras) de la iniciativa de la presidenta (con A), CSP, quien no pudo persuadir a quienes viven y medran de la intransigencia como invulnerable conducta de poder político transexenal.
–Me opongo, luego existo, dicen los parasitarios sindicalistas de la Coordinadora de Trabajadores de la Educación, cuya más reciente hazaña fue demostrar la flexibilidad de la 4-T, frente a los manifestantes de Chiapas, Guerrero o Oaxaca (como Trump).
Como se sabe la reforma implicaba un nuevo criterio en cuanto a las aportaciones, pero el punto de mayor encono fue el de la vivienda, porque “proponía facultar al Fovissste para adquirir, construir, rehabilitar y rentar viviendas (otro desastre como el Infonavit) y también adquirir y urbanizar terrenos destinados a formar unidades habitacionales (gran negocio en puerta).
También cambiaba las bases del seguro de salud el salario integrado, cuando éste rebasara las 10 Unidades de Medida y Actualización (UMA).
Pero el rechazo no fue únicamente por eso. La movilización fue un recurso cíclico para conservar privilegios, como si la CNTE representara a toda la burocracia nacional. Y no es ni siquiera la asociación mayoritaria de los profesores. Tiene más afiliados el dócil sindicato Nacional.
Al presentar la iniciativa de la doctora (sólo hay una), el director del instituto, Martí Batres (cosas veredes), dijo:
“…Hemos venido trabajando una serie de lineamientos que nos ha dado la Presidenta y los expresamos en estos 25 puntos para la transformación del ISSSTE. El objetivo es fortalecer los siguientes cuatro ejes y derechos: salud, vivienda, seguridad social integral y combate a la corrupción y fortalecimiento financiero.”
Pero la presidencia propone y el sindicato dispone. Le atravesaron el camión en la carretera, la alzaron la voz, ningunearon a su secretaria de Gobernación, Rosa Icela; abrieron las puertas del Palacio Nacional y en su cara le echaron abajo su iniciativa a la presidenta. Por el piso rodaron los argumentos sobre los cuales se sostenía el dorado proyecto de transformar el ISSSTE y de paso, engordar sus arcas.
“(Universal). – Con dichos cambios a la ley, el ISSSTE preveía obtener 11 mil 100 millones de pesos: 3 mil 400 millones de pesos de aportaciones de los trabajadores y 7 mil 700 millones de pesos de estados y municipios, que utilizará para “el financiamiento de las prestaciones de servicios médicos” y para que el Fondo de Vivienda realice “la modificación correspondiente a su estructura orgánica”.
“…No hay necesidad de movilizaciones –dijo CS–, no vamos a aprobar nada que ellos perciban (con eso basta) que estamos afectando el desarrollo de su vida profesional y laboral”
Pues necesarias o no las movilizaciones, permitieron esta interpretación:
“Según el Art. 77 del Reglamento de la @Mx_Diputados, la Presidenta @Claudiashein puede retirar las iniciativas que presente. Nos informó, como Cámara de origen, que retira la de reforma a la Ley del ISSSTE, para facilitar acuerdos con el magisterio. Procederemos conforme a la ley”. Ricardo Monreal.
¿Pues no eran tan necesarias…?