“Cúchila”, según el diccionario de mexicanismos es la expresión para alejar al perro indeseado. Can inoportuno de insistente olisquear junto a la mesa o en la mitad del salón. De ahí se ha derivado el verbo cuchilear, cuyos semejantes serían azuzar, incitar, estimular para el combate.
Y obviamente, por extensión, el ataque por encargo, el hazme el favor o en su más antiguo sentido, el oficio de correveidile, tan practicado en los sucios senderos de la política barata, campechana, tabasqueña o de cualquier otra condición; porque para la ruindad no hay geografía preferida, así el señor secretario de Gobernación haya repartido los dones de la inteligencia –según él- por caprichos geográficos, en beneficio del sur atrasado y pobre, en contra del norte industrioso y avanzado.
Pero cada uno habla de la feria según su experiencia.
Hoy el cuchileo se extiende por todos los senderos de la política nacional, pero hay un caso grotesco: la emisión de radio sin radio de la señora gobernadora de Campeche, esa extraña mezcla de María Lavalle (campechana también) con Lyn May.
“La hora del jaguar”; una versión local de “La hora nacional”, con el plagio evidente de la figura de Armando Ríos Piter, es a un tiempo foro de denuncia, tribunal y patíbulo, cuyo más destacado uso ha sido la demolición de la figura pública del presidente del PRI; Alejandro Moreno (no era difícil), quien se dobló como varita de nardo y obtuvo la orden de parar de quien, desde el Palacio Nacional, cuchileaba a la gobernadora para exhibir trapos sucios.
Pero ese verbo tiene otras posibilidades. Hostigar, por ejemplo, o el muy tabasqueño “cucar”, palabra explicada con varias acepciones en el lexicón de americanismos, como cuquear, provocar (en Guatemala).
También se dice en Honduras como recurso de gallera:
“…picotear un gallo a otro, sujetado por sus dueños, para que tome bravura” y en general, hacer burla, molestar, animarse, motivarse o simplemente, Incitar a una persona contra otra.
Pero así como la disponible gobernadora cesó sus ataques al mínimo Alito, ahora ha anunciado, para después retractarse y más tarde embestir de nuevo, una emisión dedicada al denuesto de Ricardo Monreal quien se afirma en la digna defensa de su persona y le muestra el pecho a la metralla y anuncia su respuesta judicial. Nada de eso ocurrirá.
Todo se resuelve en agua de borrajas mientras el gran ajedrecista del Palacio juega con las blancas y las negras para lograr el triste empate de las grises.
Pero no sólo es el asunto del jaguar campechano o la jaguaresa si hubiera femenino para este “Panthera onca”, según su taxonomía, es también la jefa de Gobierno de la Ciudad de México a quien Monreal señala directamente, porque durante más de un año y medio lo han venido cucando a través de las redes, mediante granjas de robots operadas por los millonarios agentes extranjeros de la señora Claudia (Antonio Gutiérrez Rubi).
“Es muy clara la correlación de las cuentas, las que me atacan a mí son las que alaban a ellas; son las mismas. Y pareciera un sistema imagino importado del extranjero porque sus asesores son extranjeros y es una cantidad millonaria que gastan en ‘bots’ impresionante”, ha dicho el zacatecano cuya devoción por el Santo Niño de Atocha no libra de las malignidades infernales de los expertos catalanes en promoción electoral, pues no debemos olvidar la obra de este caballero importado en el triunfo del señor Petro, otro populista y demagogo, recientemente llegado al poder.
Perro sea como sea el arte de insultar ya se ha instalado. Da risa, entre otras cosas, por ejemplo, escuchar al agrónomo de los hidrocarburos, Octavio Romero, llamar mentecatos a los diputados cuya labor es cuestionarlo y exigirle datos reales.
Y mientras eso ocurre, el recaudador clandestino, Pío, queda limpio como una patena. Vaya sorpresa de los diferentes..