Poocas veces una columna comienza con la fe de una errata, pero este caso así lo requiere. Ayer, en este espacio se publicó en referencia a Muñoz Ledo:
“…Los personajes: Porfirio Muñoz Ledo, gran presencia en la política nacional y el Director de Información de la Presidencia de la República, segundo en la Coordinación General de Comunicación SOCIAL. EL PRESIDENTE, Miguel de la Madrid. O sea, yo”.
Obviamente, por una jugarreta del pronombre y la puntuación, se alteró absolutamente el sentido de la frase. Debió decir, “…segundo en la coordinación de Comunicación Social DEL presidente Miguel de la Madrid. O sea, yo”.
Así, como apareció originalmente, yo resulto un usurpador del cargo presiencial. Y no.
Dicho lo anterior, a otra cosa.
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Por razones evidentes las aportaciones domésticas de PML a la vida nacional dejaron en segundo plano su labor internacional. En algunos casos considero esta de la mayor importancia. Obviamente el escándalo neoyorquino por cuyo exceso Porfirio perdió la embajada en la ONU, no elimina el resto de su labor.
Posiblemente este sea el último texto de análisis sobre la vida internacional. Está contenido en la obra “Echheverría visto a través de su tiempo”; coordinada por Augusto Gómez Villanueva y de la cual PML escribió sobre el activismo internacional del ex presidente, contenido y justificado en su Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados (con alusión melliza de la Carta Universal de los Derechos del Hombre), obra casi total de Porfirio.
“…el documento final transcurrió todavía por los laberintos diplomáticos de las Naciones Unidas. En Ginebra, sede de la UNCTAD, se formó un grupo de 31 países (que luego se amplió a 40) en la Asamblea General. Y, finalmente, fue aprobado el 12 de diciembre de 1974: con 120 votos a favor a favor; seis en contra, y diez abstenciones que hubiesen podido reducirse (en caso de renunciar) a reivindicaciones fundamentales, sobre todo en materia de libre disposición de recursos naturales, que eran el objetivo mismo del documento.
“EL presidente nos convenció al secretario García Robles y a mi y ambos pensamos en ese sentido. Dicho documento vino a sumarse, de este modo, y a concretar de manera normativa el plan y programa de acción para el Nuevo Orden Económico Internacional, aprobado previamente ese mismo año por la Asamblea General.
“El símbolo que Echeverría quiso encarnar en ese documento, le fue útil para destacar, también –en el ámbito interno del país–, las luchas de los oprimidos contra los opresores, y siempre le agradecí que lo mencionara en los difíciles enfrentamientos y negociaciones que acontecieron durante mi cargo como secretario del Trabajo.
“Asimismo se prestó para que sus aduladores proclamaran acríticamente, “la carta o la guerra”. Se trata, finalmente, de un documento que plasma un momento histórico en la trayectoria internacional de México”
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El Centro Pepsi, espacio destinado a conciertos musicales y otras actividades fue insuficiente para el entusiasmo colectivo.
“Mexicolectivo”, cuya primera irrupción (en otro espacio del WTC) fue torpedeada desde la mañanera andresiana, con la consecuente deserción del inconsecuente Cuauhtémoc Cárdenas cuya aportación inicial fue importante y significativa, dio a conocer el fruto de sus trabajos en los últimos meses.
Siete libros con “ejes” temáticos, para describir con otras palabras la circunstancia actual del país y sus proyectos. Una nueva visión de México.
Pero todo mundo esperaba dos cosas: el mensaje de Xóchitl Gálvez, quien, a través de un video, habló sobre indigenismo, derechos e inclusión y lo hizo con palabras iniciales en ñañú y una definición de Dante ante las acusaciones de aislamiento a las cuales ha sometido al MC.
Confianza y paciencia, pidió Dante al final de su cuidadoso mensaje, todo corrección política, al principio; verbo críptico al final.
–¿A quién le pidió confianza y paciencia?
A quienes han hecho “Mexicolectivo” desde la ciudadanía, o a la tripulación del “Titanic”.