México enfrenta una crisis hídrica que afecta a millones de personas. Aunque el país posee importantes fuentes de agua, la mala gestión, el crecimiento poblacional y el cambio climático han reducido la disponibilidad de agua segura para el consumo humano. Esta problemática se agudiza en zonas urbanas y rurales, donde el acceso al agua potable es limitado o inexistente.
México cuenta con 653 acuíferos y múltiples cuencas hidrológicas, pero la sobreexplotación de estos recursos es alarmante. Según la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), más del 40% de los acuíferos están sobreexplotados, lo que significa que se extrae más agua de la que se recarga naturalmente. Además, la contaminación por residuos industriales, agrícolas y urbanos compromete la calidad del agua disponible.
El cambio climático también agrava la situación. La disminución de lluvias y el incremento de temperaturas afectan la recarga de cuerpos de agua y provocan sequías más prolongadas. En el norte del país, estados como Nuevo León, Sonora y Chihuahua han experimentado crisis severas por la falta de agua, mientras que en el centro y sur, la contaminación de ríos y lagos reduce las fuentes de abastecimiento.
El acceso al agua potable en nuestro país es profundamente desigual. En las grandes ciudades, aunque el servicio de agua entubada es más común, el suministro es intermitente. En contraste, en comunidades rurales e indígenas, millones de personas dependen de pozos, ríos o camiones cisterna, lo que no garantiza agua segura. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), al menos el 10% de la población mexicana no tiene acceso a agua potable adecuada, lo que aumenta el riesgo de enfermedades gastrointestinales, desnutrición e infecciones.
Garantizar el acceso a agua segura en México requiere acciones coordinadas. Es fundamental mejorar la infraestructura hídrica, reducir fugas en las redes de distribución y fomentar el uso eficiente del agua. Asimismo, se deben fortalecer las políticas de conservación de acuíferos y promover tecnologías de captación de lluvia en comunidades vulnerables.
También es clave sancionar la contaminación industrial y fomentar la reutilización del agua tratada para actividades agrícolas e industriales. Además, es necesario concientizar a la población sobre la importancia del ahorro de agua y la protección de las fuentes naturales.
México se encuentra en un punto crítico. La falta de agua segura no solo afecta la salud pública, sino que compromete el desarrollo económico y social del país. Resolver esta crisis es una tarea urgente que requiere la colaboración del gobierno, la industria y la sociedad en su conjunto.








