Rubén Cortés
Sí: es un presidente que hace lo que le da su real gana. Pero mucho de lo que hace se lo permiten las leyes que se ha aprobado, gracias a los 30 millones de votos que le dieron los mexicanos en 2018, al entregarle el Congreso, además de la presidencia.
Así que, hora, hay que comérselo con papas, para escribir en el estilo coloquial que él mismo usa, y que le permitió ganar aquellos 30 millones de votos, porque habla igual que nosotros, come lo mismo que nosotros, vive con 200 pesos como nosotros.
El Servicio de Administración Tributaria le dio a ese presidente el acceso a cuenta bancaria de Xóchitl Gálvez, y ese presidente divulgó cuánto dinero tiene Xóchitl Gálvez. Por eso el Banco del Bienestar, que es del presidente, le roba el dinero a los viejitos.
Si el jefe se mete en la cuenta bancaria de quien le da la gana y la divulga, es natural que sus subordinados del Banco del Bienestar saqueen las cuentas de los adultos mayores, previo robo de clave y la contraseña para acceder al sistema de caja del banco.
El modo de operar de los gerentes y funcionarios del Banco del Bienestar aparece en investigaciones del Tribunal Federal de Justicia Administrativa: los empleados del gobierno de este presidente retiran desde 500 hasta 120 mil pesos en robos hormiga.
Una investigación de El Universal lo explica:
“Sin embargo, también devuelven una parte del dinero para confundir a los usuarios y que el robo pase desapercibido. La investigación indica que estos movimientos fraudulentos pueden ocurrir durante meses o incluso años, siempre y cuando el cliente no presente una queja”.
El presidente no le robó dinero a Xóchitl Gálvez, pero tuvo acceso de manera a su información confidencial y exhibió datos fiscales, ingresos, pagos de nómina y depósitos en efectivo, con lo cual el presidente cometió un montón de delitos penales.
Tampoco es para asombrarse. El actual presidente de México tiene el poder de un dictador comunista, y la mayoría de ese poder le ha sido otorgado de manera constitucional. Entonces, que se tome atribuciones de más, es apenas un pecado venial.
Desde 2019, al gobernante mexicano la Ley Nacional de Extinción de Dominio le permite “disponer de forma anticipada” de bienes inmuebles, dinero en cuentas y efectivo incautados, sin esperar veredicto judicial, aunque después el acusado resulte inocente”.
También tiene la Ley de Austeridad, que le permite disponer de una parte del presupuesto del Estado (casi nueve billones de pesos) y destinarlo a lo que a él le dé la gana, con tener que contar con nadie. Todo eso, por ley: sin tener que aplicar la fuerza.
Ni modo. Por eso votaron.