El pasado 21 de octubre inició la COP 16 sobre Bioidiversidad allá en Colombia, pero es importante considerar en el contexto, que América Latina es la región más rica en biodiversidad del planeta y la segunda mayor reserva de agua dulce (después de Asia). Más aún, con relación a la población humana, es la región más favorecida en términos de recursos hídricos. No obstante, es al mismo tiempo la región de mayor inequidad y exclusión social. Esto configura una paradoja y un sin sentido.
En este caso, es la paradoja de un continente campeón en biodiversidad que, sin embargo, mantiene altos índices de pobreza. La biodiversidad, aparte de su valor intrínseco, es fuente potencial de riqueza y bienestar social. Los ecosistemas están estrechamente ligados al ciclo del agua, por lo cual no se concibe una gestión del agua desvinculada de una gestión de la biodiversidad. De acuerdo a información del 2001, el Índice de Biodiversidad Nacional para México fue de 0.928, por arriba del promedio de la región Latinoamericana (0.661) y por debajo de Colombia (CDB, 2001).
Ahora bien, para asegurar un suministro sostenible de agua de buena calidad, se deben proteger y usar de una manera sostenible los ecosistemas que capturan, filtran, almacenan y proveen agua tanto en la parte alta como baja de la cuenca. Por ello, hay que invertir en gestión de ecosistemas claves y estratégicos en términos del recurso hídrico.
La Delegación mexicana en la COP 16 llevará como propuesta: 23 metas en el marco Kunming Montreal de Diversidad Biológica, que consisten en la restauración de ecosistemas terrestres, marinos y de agua dulce, a través de planes de:
Reforestación
Saneamiento
Recuperación de manglares
Cabe recordar que México, según el último informe presentado por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), perdió en los últimos 22 años 4.9 millones de hectáreas de ecosistemas naturales, equivalentes a la superficie de Costa Rica. Además, y hay 573 mil especies en riesgo. Asimismo, la delegación también propondrá otros aspectos como la integración del Acuerdo de Escazú dentro de los objetivos y planes de conservación y recuperación propuestos por los países.
Dicho Acuerdo de Escazú permite a las comunidades tener acceso a la información sobre proyectos que se construyen en zonas de conservación y su impacto ambiental. Además, garantiza la justicia para pueblos y defensores ambientales que, en muchos casos se ven obligados a abandonar su territorio porque sus derechos son vulnerados.
Lo que se espera, en esta COP 16, es que las negociaciones se centren en tres elementos clave:
Operacionalizar el marco de monitoreo. Este incluye los indicadores para cada una de las 23 metas que permitirán a los gobiernos informar sobre los avances.
Movilizar recursos financieros para una implementación exitosa, particularmente para la META 18 sobre la reforma de subsidios ambientalmente perjudiciales y la meta 19 que compromete a los gobiernos a movilizar $200 mil millones anuales para 2030.
Finalizar el mecanismo multilateral sobre acceso y distribución justa y equitativa de los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos.
Por otra parte, hay que traducir el Marco Global de Biodiversidad en acciones nacionales para avanzar hacia la protección del 30% de las áreas terrestres y marinas para el 20230, que es la meta 3, así como restaurar el 30% de los ecosistemas degradados que es la meta 2. (La Amazonía enfrenta una crisis por sequías e incendios sin precedentes, lo que ha llevado a que el río Amazonas presente caudales mínimos históricos. Este bioma es clave para la lucha contra las crisis climáticas y de biodiversidad, y aunque hay acciones para su conservación, también existe una creciente preocupación porque se está llegando al “punto de no retorno”, ese momento en el que la pérdida de bosques y servicios ecosistémicos será más acelerada que la capacidad de la Amazonía para recuperarse.)
Cabe decir, que el municipio de Querétaro, desde el año pasado, ya había logrado un 32% de protección de la superficie terrestre municipal, de acuerdo al Índice de Capital Natural del Municipio, con lo cual, se puede decir, que cumplió con la meta de proteger 30X30, mucho antes del del 2030. Y logró certificar casi mil hectáreas como Fragmentos de Biodiversidad Urbana.
Pero hasta ahora, sólo alrededor de 35 países han logrado revisar sus estrategias y planes de acción nacionales y aproximadamente 85 países han establecido al menos un objetivo nacional en concordancia con el Marco Global de Biodiversidad (En Latinoamérica, sólo Colombia, México, Cuba y Surinam llegaron a la COP16 con sus planes de acción de biodiversidad.). Y de acuerdo al primer análisis de la Secretaria del Convenio sobre la Diversidad Biológica, la mayoría de los países han encontrado dificultades para involucrar a actores no gubernamentales en el proceso de establecer los objetivos. De ahí que se recomienda como una forma efectiva para que los gobiernos, las empresas y las organizaciones de la sociedad civil trabajen de manera colaborativa es a través de asociaciones multiactores.
También se espera que la Alianza de Créditos de Biodiversidad y el Panel Internacional Asesor sobre Créditos de Biodiversidad del Reino Unido y Francia lancen los Principios de Alto Nivel para el Mercado de Créditos de Biodiversidad (bonos de biodiversidad) en la COP16, apoyando la meta 19 para movilizar financiamiento de todas las fuentes. Para WWF Colombia, la COP16 tiene como misión dejar una ruta clara para movilizar los recursos financieros, revisar los incentivos o los subsidios a industrias que están generando consecuencias negativas sobre la biodiversidad, fortalecer los esquemas de gobernanza y garantizar el acceso al financiamiento para las comunidades locales.
Además, se espera que los gobiernos deban ir más allá de las acciones voluntarias y adoptar e implementar las medidas necesarias para escalar y acelerar la acción empresarial en línea con la meta 15 sobre evaluación y divulgación obligatorias por parte de las empresas. Tal como ya se hace por parte de la Unión Europea bajo los Estándares Europeos de Reporte de Sostenibilidad, bajo la Directiva de Reporte de Sostenibilidad Corporativa, los cuales requieren que las empresas alcanzadas divulguen métricas específicas sobre su impacto en la naturaleza y la biodiversidad. Estas directivas políticas también ayudan a conectar las agendas sociales y ambientales, revelando los impactos de las cadenas de valor completas, desde los responsables de la biodiversidad hasta los consumidores.
Otro de los aspectos que se abordarán es el tráfico ilegal de especies, que en la actualidad es muy alto. Y en el caso de Colombia se está buscando “una disminución de, por lo menos, el 50 % en los niveles de tráfico de fauna y la afectación por delitos ambientales”. Se estima que el tráfico ilegal mundial de vida silvestre es la segunda causa de pérdida de flora y fauna en el planeta, y el tercer crimen organizado de mayor impacto mundial. Y se estima que el tráfico ilícito de fauna y flora silvestre está valorado entre $7.8 billones y $10 billones por año —y se estima que el comercio ilícito de madera está valorado en hasta $7 billones por año. El alcance y la magnitud mundiales de los delitos contra la vida silvestre siguen siendo sustanciales, según el Informe (UNODC, 2024), y las incautaciones realizadas entre 2015 y 2021 indicaron un comercio ilegal en 162 países y territorios que afectaron a alrededor de 4,000 especies de flora y fauna. Aproximadamente 3,250 de estas especies figuran en la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres -CITES, por sus siglas en inglés- (Informe mundial sobre los delitos contra la vida silvestre y los bosques 2024 de UNODC).
Algunos actores participantes en la COP16 tienen propuestas encaminadas a cuatro aspectos, a saber:
Fortalecimiento del ordenamiento territorial y la integración de las consideraciones ambientales en los sectores productivos.
Otra más, es la transformación de esos sectores productivos para proteger la naturaleza y enfrentar el cambio climático.
La tercera que tiene que ver con los delitos ambientales, corrupción e ilegalidad.
Y una cuarta, enfocada en cómo fortalecer los temas de gobernanza territorial, “reconociendo no sólo la importancia de la biodiversidad, sino de la diversidad cultural”.
Bajo todas estas consideraciones es relevante señalar que la naturaleza sostiene nuestra economía global. Y más de la mitad del producto interno bruto mundial — $44 billones— depende de forma moderada o alta de la naturaleza y sus servicios. En esta medida, como consecuencia, se está en riesgo de sufrir una irrupción inminente debido a los factores que impulsan la pérdida de naturaleza.
Finalmente en la COP16, BloombergNEF presentó un análisis de brecha de financiamiento para cumplir con las metas del Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal que se adoptó hace 2 años. Y los principales resultados del estudio fueron: Para cumplir con el GBF al 2030 se requieren 1,15 billones de dólares al año. Y para el caso de México, se estima que la brecha de financiamiento para biodiversidad, es de $500 mil millones de dólares al año. Lo cual se ve medio imposible de lograrlo.