“Si los hombres fueran ángeles,
no sería necesario ningún gobierno”
James Madison
En el debate sobre el éxito de Estados Unidos, la inmigración se destaca como un factor clave que ha moldeado a ese país en términos económicos, científicos y sociales. Sin embargo, a menudo se pasa por alto un aspecto fundamental que ha sido igualmente (si no es que más) crucial en el desarrollo y el éxito de este país, su Constitución y sus antecedentes. Este documento, inspirado en gran parte a partir de las ideas expresadas en los Federalist Papers, es el verdadero pilar sobre el que se ha construido el poder y la estabilidad de ese país.
Los Federalist Papers, una serie de 85 ensayos escritos por Alexander Hamilton, James Madison y John Jay, fueron fundamentales en la ratificación de la Constitución. No solo defendieron la necesidad de un gobierno fuerte y unificado, sino que también proporcionaron una profunda reflexión sobre la naturaleza del poder, la libertad y la democracia. La Constitución que emergió de estos debates no fue solo un marco legal; fue un documento visionario que estableció las bases para una nación que podría adaptarse, coexistir en medio de las diferencias y prosperar en un mundo cambiante.
El éxito de Estados Unidos no podría entenderse sin este documento de vanguardia que proporcionó estabilidad, flexibilidad y un sistema de pesos y contrapesos que ha permitido a EU enfrentar crisis internas y externas a lo largo de los siglos. El federalismo, tal como se concibió en los Federalist Papers, permitió un equilibrio entre el poder central y los estados individuales, fomentando un sistema en el que diferentes regiones podrían adaptarse y responder a las necesidades locales mientras permanecían unidas bajo un gobierno central fuerte con capacidad de defenderlos de amenazas externas. Este equilibrio fue crucial para el desarrollo económico del país, permitiendo la diversidad de industrias y economías regionales que han impulsado el crecimiento de Estados Unidos a lo largo de su historia.
La Constitución también estableció un marco para la innovación y el progreso científico. La protección de los derechos individuales y de la propiedad intelectual, junto con la creación de un sistema legal justo y predecible, fomentó un entorno en el que la innovación podía florecer. Sin la estabilidad y la protección legal proporcionadas por la Constitución, es probable que muchos de los avances científicos y tecnológicos que han impulsado el éxito económico de Estados Unidos no hubieran sido posibles.
Las reformas constitucionales aprobadas por la Cámara de diputados a petición de AMLO, (falta todavía la aprobación de la cámara de senadores), que muchos comparan con las adoptadas en Venezuela, como la reforma judicial que permite la elección de jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte por voto popular y y la desaparición de las instituciones autónomas, pueden llevar a una erosión de las instituciones democráticas y el crecimiento económico, disuadir la inversión y frenar la innovación. Estos cambios, que buscan concentrar el poder en manos del Ejecutivo, van exactamente en sentido contrario de la Constitución de Estados Unidos, que se basa en la dispersión del poder y en un sistema robusto de pesos y contrapesos.
Mientras que la inmigración ha sido un componente importante del éxito estadounidense (que ha sido tradicionalmente limitada y difícil en México), no se puede subestimar la importancia de la Constitución de los EU y los Federalist Papers. Sin estos, el éxito de Estados Unidos tal como lo conocemos hoy, simplemente no habría sido posible. En lugar de adoptar un modelo de éxito probado, AMLO ha decidido copiar la antípoda: el modelo constitucional venezolano.