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La conexión rusa

ESTRICTAMENTE PERSONAL

por Raymundo Riva Palacio
28 julio, 2020
en Editoriales
El reguilete de Lozoya
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Emilio Lozoya fue detenido hace poco más de un año en un complejo donde viven multimillonarios cerca de Marbe­lla. Es un club de golf llamado La Za­galeta, donde llegó la policía española a través de una investigación en fuentes abiertas. Era la casa de un empresario ruso, y cuando detuvie­ron a Lozoya, describió el diario El País, lleva­ba un diccionario ruso y copias de lecturas en el mismo idioma. En la prensa mexicana se había publicado que la mafia rusa lo había ayudado a refugiarse, aunque nunca se demostró. Tam­poco hubo detenciones de mafiosos rusos en España como consecuencia de la captura. Pe­ro esto no significa que los intereses económi­cos rusos le fueran ajenos. De hecho, la abierta defensa de ellos dentro del gobierno de Enri­que Peña Nieto, fue su última batalla como di­rector de Pemex.

La relación comenzó en septiembre de 2013, cuando el secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, acompañado por el director de Pe­mex, Lozoya, recibió a Vagit Alekperov, quien después de haber llegado a ser subsecretario de Energía para asuntos petroleros en la desapare­cida Unión Soviética, fundó Lukoil en 1991, ac­tualmente la empresa petrolera más grande en Rusia. Cuatro meses después, Pemex y Lukoil firmaron un acuerdo de cooperación para tra­bajar conjuntamente en la exploración y pro­ducción de crudo, lo que la convertiría en la pri­mera empresa extranjera que participaría en el sector, tras aprobarse las leyes secundarias de la Reforma Energética.

En esos momentos se daba la parte más in­tensa de las negociaciones de la Reforma Ener­gética. “Mientras que el debate a nivel constitu­cional en el otoño de 2013 había sido de grandes conceptos y paradigmas ideológicos”, recuerda una persona involucrada en el proceso, “el de 2014 fue un debate técnico y orientado a temas específicos”. En la mesa de negociación, enca­bezada por Joaquín, participaba la subsecreta­ria de Hidrocarburos, Lourdes Melgar, y el sub­secretario de Ingresos de la Secretaría de Ha­cienda, Miguel Messmacher.

Por parte del legislativo, los más activos eran los senadores David Penchyna, del PRI, que presidia la Comisión de Energía, los senadores panistas Salvador Vega Casillas, Jorge Luis La­valle, Francisco Domínguez y Francisco García Cabeza de Vaca, así como los diputados de ese partido, Juan Bueno Torio y Rubén Camarillo Ortega, que representaban al grupo encabeza­do por el presidente del PAN, Gustavo Madero.

Lozoya no formaba parte de la mesa técni­ca, pero quienes participaron en ella recuerdan que hacía un trabajo de cabildeo intenso con los legisladores para garantizar el margen de ma­niobra que tendría en la reforma, pero que de­pendería de cómo quedaban las leyes secunda­rias. La posición que adoptó, de acuerdo con personas que participaron del proceso, choca­ba frecuentemente con las secretarías de Ener­gía y Hacienda, que buscaban un balance en­tre la mayor autonomía de Pemex que tendría, con nuevos controles financieros y operativos.

“La relación se fue volviendo cada vez más tensa, especialmente por la liberalidad con la que Emilio Lozoya contactaba a los legislado­res, intentando convencerlos de sus puntos de vista, por encima de la mesa técnica”, agrega­ron. “Estas diferencias ocurrieron en mayor o menor medida en todos los temas menciona­dos, pero la mayor confrontación ocurrió en torno al tema de los farm-outs. Las posiciones en el tema de los farm-outs eran irreconcilia­bles”. Los farm-outs abrían la posibilidad de que Pemex pudiera explotar campos petroleros en asociación con empresas privadas, mexicanas o extranjeras, como quedó planteado en el acuer­do que firmó Pemex con Lukoil en 2014.

Energía y Hacienda proponían que en el ca­so de los farm-outs se siguiera el mismo proce­dimiento de licitación que en las llamadas ron­das petroleras, que rechazaba Lozoya, a las que llamaba una “aberración” por su proceso bu­rocrático , complejo e impráctico. Quería era asociarse sin licitación de por medio, y que Pe­mex pudiera tener la libertad de hacer negocio con quien lo considerara pertinente, sin licitar contratos de asociación. El cabildeo de Lozo­ya provocó reacciones negativas en el PRI y el PAN. Incluso Bueno y Camarillo advirtieron que si prevalecía la postura de Lozoya, vota­rían en contra de la Reforma.

Ante el riesgo de que reventara la negocia­ción, Videgaray habló con Lozoya en el cum­pleaños del presidente Enrique Peña Nieto en julio de 2014, en una discusión que se recuerda como acalorada. Joaquín y Videgaray se lo plan­tearon al presidente, quien ya había sido infor­mado por Lozoya –que le dijo que contaba con los votos en ambas cámaras-, por lo que recha­zó la posición del director de Pemex.

De mecha corta, Lozoya tomó muy mal la derrota dentro del gabinete, que frustró el plan con Alekperov. Enfrentado desde entonces con Videgaray, no dejó de quejarse del mecanismo y lo saboteó hasta su salida de Pemex en febre­ro de 2016. En ese tiempo chocó no sólo con el secretario de Hacienda, con quien se enemistó profundamente, sino con la subsecretaria Mel­gar, quien le reclamó varias veces su negación a realizar los farm-ous. La ley secundaria no pudo se aplicada hasta que llegó José Antonio Gonzá­lez Anaya a Pemex, que logró la asociación con la empresa británico-australiana BHP Billiton para explotar el campo petrolero Trión, con una inversión de más de mil millones de dólares.

El acuerdo con los rusos fracasó, pero la re­lación se mantuvo más allá del ámbito profe­sional. Lozoya no podía esconder su molestia con Videgaray y Peña Nieto después de su sa­lida de Pemex. La Procuraduría General de la República empezó a investigarlo en septiem­bre de 2017 por el tema Odebrecht, y en aquél tiempo comentaba con dientes apretados, “si yo empezara a hablar”. Ahora es cuando encon­tró el momento para salvarse de ir a la cárcel por presunta corrupción, apegándose al crite­rio de oportunidad y declarando contra aque­llos contra los que se enfrentó, particularmen­te Peña Nieto y Videgaray. El cobro de facturas viene, pero sus dichos tendrá que demostrarlos.

rrivapalacio@ejecentral.com.mx

twitter: @rivapa

Etiquetas: El PaísEmilio LozoyaEnrique Peña NietoLa Za­galetaPEMEX

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