¿Nos hemos puesto a pensar cuanta agua necesita un árbol urbano o la propia vegetación existente en las áreas verdes públicas y privadas?
Raramente reparamos en esta cuestión, cuando sólo vemos que hay que incrementar la vegetación en la ciudad y es que seguimos pensando que este asunto es sólo cuestión de los municipios, pero no es así, todos gastamos agua en una u otra forma, en menor o mayor medida, pero lo más ilógico, nunca nos preguntamos si los servicios municipales están preparados para abastecer de agua a toda la vegetación de la ciudad. Y esto tiene que ver en principio con la fuente de abastecimiento, pues se puede tratar de la red de abastecimiento, de pozos de extracción o la compra de agua tratada y después, sigue la cadena, ya que hay que transportarla en pipas para dar riego a todas las áreas de la ciudad y a ello va ligado la cantidad de personal y finalmente, si eso que usted esta pensando, el presupuesto suficiente que tiene que asignar el municipio.
En primera instancia se antoja elogiar a quien planta un árbol fuera de su casa, pero la elección de qué árbol se trata, no pasa por el tamiz de considerar el consumo de agua que requerirá, sólo contemplamos la preferencia por ser frondoso, o tener una estética natural bella, o porque nos ofrece flores en una temporada, pero no desde la necesidad hídrica. Y por el contrario, despreciamos aquellas especies nativas, resistentes, de poca demanda y capaces de resistir sequías.
Normalmente hay una gran mortandad de árboles y arbustos por falta de agua suficiente, pero cuando sucede, la respuesta común, es culpar a los servicios municipales, sin saber cual es la disponibilidad de agua para riego en áreas verdes públicas.
A pregunta expresa, cualquier ciudadano dirá que cuanto mayor número de árboles se planten, será mejor, pero no siempre es así, pues ello dependerá de la especie, su densidad por superficie, su capacidad de bajo consumo de agua, el lugar en que se siembre y su mantenimiento (no el que se hace de podas en la fronda para dejar libre el cableado). Por ello, y atendiendo a lo anterior, siempre habrá que considerar todos esos aspectos antes de exigir o plantar un árbol, pero sobre todo, tomar en cuenta la función ecológica, es decir, los servicios ecosistémicos que en dicho lugar se requieren más, como por ejemplo, en avenidas de alto tráfico de autos, es mejor especies que capturen mayor CO2 y remuevan contaminantes, a diferencia de un jardín de la colonia, en donde quizá, la función principal sea la de servir a los polinizadores y en otras zonas que favorezcan la infiltración de agua, o en las calles céntricas, que brinden sombra y microclima para reducir la temperatura de la isla de calor, en fin podemos enlistar otros tantos servicios, incluidos aquellos que favorecen a la fauna nativa, principalmente las aves.
La sobrevivencia del arbolado mucho tiene que ver con la cualidad de la adaptación, es decir, que las especies mejor adaptadas al medio son aquellas que sobreviven y logran también evolucionar. El estrés hídrico es sin duda un elemento clave a considerar, y por esta sencilla, pero contundente razón, debemos seleccionar especies nativas ya adaptadas. y con mayor resistencia y bajo consumo de agua. ¿Será que las plantas nativas son más inteligentes que nosotros cuando plantamos y creemos que sobrevivirá una planta exótica no adaptada al medio?
La interacción entre planta y agua es fundamental, básica e indispensable, de otra forma, sólo conseguiremos resultados catastróficos.
En este sentido, no sólo debemos considerar la conservación de la biodiversidad, sino también, las zonas de infiltración para la recarga de acuíferos, el tratamiento de las aguas residuales y el bajo consumo de agua de las especies.
Sin agua, no habrá vegetación.
Exijamos a los viveros que reproduzcan y oferten especies nativas
Consumamos especies nativas adaptadas al medio.