Por mucho tiempo, Julia Roberts fue sinónimo de comedias románticas.
Con películas como Mujer Bonita, Novia Fugitiva, Un Lugar Llamado Notting Hill y Comer, Rezar, Amar, se ganó a pulso ser una de las más grandes estrellas de Hollywood.
Ahora, a sus 56 años, Roberts decidió dar un salto a algo que jamás había probado: el cine de desastres.
La actriz lidera a un elenco multiestelar en la película Dejar el Mundo Atrás, basada en la novela homónima de Rumaan Alam, que fue producida por el ex Presidente de EU, Barack Obama.
“Con suerte, con esta película reviviremos el género”, dijo Roberts en entrevista con REFORMA sobre el título, que este viernes llega a Netflix.
En el escenario que plantea Dejar el Mundo Atrás, producción que llegará a Netflix este viernes, basada en la novela homónima de Rumaan Alam, los Estados Unidos se derrumban.
Un apagón colapsa Nueva York, los sistemas de navegación de aviones y embarcaciones se ponen de cabeza… y todo parece ser el ataque de hackers.
Si el salto de Roberts (Mujer Bonita, Novia Fugitiva, Un Lugar Llamado Notting Hill) al cine de desastres sorprenderá a sus fans, también esta película lo hará con los seguidores del género, opina la propia la superestrella.
“Yo tengo una relación con las películas de desastres viejas, esas de los años 70, como Infierno en la Torre, que eran películas donde todo lo que importaba era el edificio y no tanto quién estuviera ahí. Sus historias no importaban tanto, sino que el rascacielos se estuviera quemando.
“Siento que esta película es lo opuesto a eso. Los personajes atraviesan muchas cosas, y se ve cómo interactúan entre ellas. El colapso del mundo no está en primer plano, ahí está el colapso de los personajes”, sostiene la ganadora del Óscar.
A Amanda, el personaje de Roberts, a su esposo Clay (Ethan Hawke) y a sus hijos, el apocalipsis los encuentra en Long Island, en una lujosa y recóndita casa que habían alquilado para pasar unos días de placidez.
Las funestas noticias se las harán llegar G.H. (Mahershala Ali) y su hija Ruth (Myha’la), dueños de la residencia, quienes se presentan ahí escapando del caos urbano, levantando suspicacias en Amanda, quien duda de todo lo que escucha.
“Vamos, pueden decir que ella es alguien desagradable, no herirán mis sentimientos”, bromea Roberts.
Así es, que nadie se espere en Dejar el Mundo Atrás un papel típico de la estadounidense, quien ha interpretado a decenas de mujeres encantadoras que desarman con la magia de sus sonrisas.
Porque el filme, dirigido por Sam Esmail (Mr. Robot) es también una dura meditación sobre el racismo y los conflictos de clase en una situación al límite.
“Ella, Amanda, es la perfecta representación de los prejuicios en la sociedad”, considera la actriz de 56 años. “Ella ha decidido que sabe todo sobre todos, que tan sólo con que otras personas crucen la puerta, ella comprende todo.
“Obviamente, la motiva el enojo. Tiene una personalidad muy espinosa. Definitivamente, fue interesante pasar tiempo con ella y tratar de hallar cosas lindas en ella, porque no quieres un personaje que sea sólo la más molesta de la habitación, quieres encontrarle matices, saber por qué se comporta así”.