En una calva loma se consumó el embate. / Fue entre indios y españoles cuerpo a cuerpo el combate, / hendió el aire la flecha y atronó el arcabuz; / más el bélico choque no sembró la matanza, / y en los cielos radiaron como iris de esperanza / un équite: Santiago y un símbolo la Cruz. /Así nació Querétaro, la de la ilustre prosapia:/ la conquistó el cacique don Fernando de Tapia/ y ostenta limpias arma en su blasón real. /No es obscura la clave de su etimología, /y el Rey Felipe IV con prócer hidalguía, / le dio el dúplice título de” muy noble y leal.” Fragmentos. – Gesta de mi ciudad. / Juan B. Delgado.
El veinticinco de julio celebramos el 492 de la Fundación de Querétaro- más allá de las interrogantes históricas que surgen de la fecha del 25/VII/1531 como su inicio-, ciudad que tiene entre sus características: las leyendas, la poesía, la historia, elementos que le otorgan características singulares a su identidad. Los poetas le han cantado, plasmando en elogios, dolor, amor; palabras intimas, cultas, populares, llenas de secretos, vivencias e imaginación, el amor a su lugar natal.
“Motivo muy grande de orgullo será siempre para Querétaro el haber sido la cuna de Juan B. Delgado, uno de los grandes poetas mexicanos, diplomático de carrera, Académico de la lengua y Arcade Romano. Nació en nuestra ciudad en el año de 1868; estudió sus “Latines” que mucho le sirvieron durante toda su vida, en el seminario (de donde) pasó después a nuestro Colegio Civil del Estado para estudiar Farmacia, pero al final dejó estos estudios sin optar título.”
Galería de queretanos distinguidos. Tomo 1. Fernando Díaz Ramírez, abogado e historiador. Edición Gobierno del Estado. Querétaro 1978.
En el cumpleañero que creció bajo la mirada de la Loma del Sangremal, sus pobladores escriben, viven, intensamente la POESÍA y, uno de sus temas recurrentes, es este espacio arquitectónico y mágico que los impulsa a continuar navegando por la existencia. Algunos de sus poetas ocupan en las Letras Nacionales un sitio honroso, uno de ellos es Juan Batista Delgado Altamirano, Poeta y diplomático; miembro de la Academia Mexicana de la Lengua ocupando la silla número IV- 1923-, Maestro en la Escuela Nacional Preparatoria; periodista, funcionario, miembro de la Arcadia de Roma con el seudónimo de Alicandro Epirótico; Director de la Biblioteca Pública de Monterrey Nuevo León autor de los poemarios: “ Juveniles” -1894-; “ Natura”-1895-; ”Poemas de los árboles”- 1907-; “Poemas de la naturaleza”- 1908- , “ Canciones surianas” -1900- , “Gesta de mi ciudad”-1913-; “ París y otros poemas”-1919- entre otros; de la antología “Florilegio de Poetas revolucionarios”-1916-, obra de cabal importancia en esta época que marca el arranque de México contemporáneo. Por méritos literarios, Juan B. Delgado, es el poeta mayor queretano.
Entonces celebrar a el aniversario de Querétaro con poesía, nos parece una manera justa de festejarlo y honrarlo, con poemas que le canten a su historia: “Y un día llegó un blondo príncipe. Lo trajeron/ de Miramar los mismos que a la patria vendieron/ los mismos piel de oveja y entraña de chacal. / pobre Príncipe Iluso, ¡tus glorias fueron vanas ¡Flordelisaste el agrio Cerro de las Campanas/ con la purpura ilustre de tu sangre imperial. / indio de Guelatao: tu carácter de acero/ permaneció inflexible, y ecuánime y severo, / a los llantos y suplicas de una princesa audaz. / Sobre la vida inútil de un rey liberticida/ había algo muy grande y muy noble: la vida de la Patria que ansiaba libertades y Paz
“Gestas de mi ciudad. Juan B. Delgado.
Juan junto a Heriberto Frías- “Tomochic”, “Águila y sol”; Ricardo Pozas- “Juan Pérez Jolote”, forman la triada que da lustre a la literatura queretana y nacional. El aeda llegó al mundo el 26 de agosto de 1868, en el hogar formado por el coronel Juan María Delgado Anaya y Etelvina Altamirano Monterde; en marzo de 1908 contrajo matrimonio civil y eclesiástico con María de Jesús Gómez y Adalid en la Hacienda de la Capilla situada en la ciudad del Acueducto; en esos días ingresó al Servicio Exterior Mexicano, siendo nombrado Cónsul en Managua; en 1912 continuo con su labor diplomática en Madrid y París; en 1919 se le encomendó la 1ª Secretaría de la legación en Roma; Ministro plenipotenciario en Bogotá Colombia y en Managua. Regreso al país en 1923, integrándose a la Comisión General de Reclamaciones de la SER hasta 1926 en que una afección cardiaca le obligó a solicitar su jubilación del servicio público, en esta condición llegó su final en la Ciudad de México el ocho de marzo de 1929, causando su deceso duelo entre literatos y diplomáticos, donde fue apreciado y distinguido como uno de sus integrantes sobresalientes.
Sus intercambios epistolares con Rubén Darío y con Manuel José Othón, forman parte de estudios y ensayo; las misivas del potosino al queretano han quedado compiladas en el volumen “Epistolario”, -Cartas los amigos-, de Rafael Montejano y Aguiñaga. En la correspondencia entre los dos vates, Manuel le escribió a Delgado en 1903, las razones por la que no le gustaba el trabajo de Salvador Díaz Mirón: “En una de sus cartas me habla de los versos de Díaz Mirón, diciéndome que usted se propone seguir sus procedimientos de no acentuar en un verso una misma silaba, evitar asonancias y sinalefas, etc. Eso, además de ser casi imposible, si se logra, hace los versos muy duros, obscuros y confusos…”, lo cristalino de la relación entre los poetas dio pauta a un fluido intercambio de experiencias ante el texto poético que redundó en la mejoría del oficio de Juan: hasta el final de la historia física del queretano, este se enorgulleció de este afecto que guardó para siempre en la memoria, corazón y letras.
En “Gesta de mi ciudad”, sigue cantando su amor a su terruño:
“Amo de la Cañada tu pintoresco burgo, / la celda en Capuchinas que aprisionó al de Hapsburgo. / La Cruz que del Imperio fue Cuartel General; / tus quebradas callejas, tus vetustas casonas, / tus plazas, tus portales, tus fuentes quintañonas/ que encantan cuando cantan con chorros de cristal. ¡Salud, tierra nutricia y epónima y procera ¡/ Por verte y por hablarte, con emoción sincera, / de mi ferrado yermo levanto a visera ¡Dios te guarde sin mancha toda la eternidad! / si ayer el orto fuiste para la Patria mía/ hoy el crisol ha sido para la ley que había/ ambicionado el pueblo tras lengua tiranía. / Por eso eres excelsa, eres grande, eres pía. /, que, si sepulcro fuiste para una Monarquía, / has sido siempre cuna para la Libertad”
El inmenso jalisciense Enrique González Martínez, escribió sobre a obra del queretano: “Algo más que unas breves notas bibliográficas merecen don Juan B. Delgado, autor del Poema de los árboles que esmeradamente impreso con ilustraciones de Julio Ruelas hemos recibido y tenemos el gusto de reproducir. Un estudio crítico, juicioso, extenso y detenido ha de menester quien años hace que cultiva gallardamente la poesía sana, noble y vigorosa de que son muestra los varios libros que lleva publicados. Pero esos estudios escasean en mucho en esta república indiferente al arte y desdeñosa de lo que no sea fama populachera o imagen de genio incomprendido o reputación impuesta por decretos oficiales.” Certera opinión sobre el trabajo de Juan B. Delgado que sigue esperando a que en su solar natal se publiquen sus obras, si un día se hace, será justicia al Poeta y al que celebramos: Querétaro.