SERGIO A. VENEGAS ALARCÓN
Reconocido como el Pintor de los Picos de Europa, Joaquín Besoy Posada habla a PLAZA DE ARMAS, El Periódico de Querétaro mientras prepara sobre su exposición de 22 cuadros a inaugurarse el 8 de enero en la Ciudad de México. Viene de la Cantabria española, directo de Lon, para mostrar la recreación del horizonte nevado con el que amanece todas las mañanas.
Retrata de cerca “el pico puro y duro”. A la distancia es fácil, nos explica, no en el primer plano como lo hace él. Eso lo ha distinguido, permitiéndole el privilegio de exponer en los museos de España y, ahora, en el Casino Español de la capital mexicana.
Lo suyo son las montañas asentadas en el territorio limítrofe entre Cantabria, Asturias y León, con paisajes de las cuatro estaciones en Mogrovejo, Poncebos o la ruta del Cares.
De allá, del frío de la comarca cántabra lebaniega, viene o más bien regresa al invernal Querétaro 40 años después y se reencuentra con familiares, los Besoy y Posada de aquí.
Joaquín, “Quino” o “Quinito”, como le dicen sus cercanos, era ganadero de raza limousina en los años 70, pero un buen día, en los 90, decidió dejarlo todo, venderlo todo, incluida una magnífica finca hotelera al pie de las montañas, para dedicarse al arte cuando ya rondaba los 43 (“o sea ya mayor”). Y en eso sigue a los 68, cuando lo ven “pureta”.
Que estaba loco, le dijeron, al dejar los buenos negocios y entregarse a la pintura, con el único antecedente familiar de la tía Soledad Anton, que se vino para México y aquí, a la inversa, dejo los lienzos.
Él está feliz de haber encontrado la vena artística- que dormía desde la mili- y que le ha dado grandes satisfacciones, como la de figurar varias veces en el Salón de Arte Realista de la Asociación Española de Pintores y Escultores (AEPE), en el Salón de Otoño en Madrid y otros. “Soy autodidacta, pintor al aire libre, nacido en los Picos de Europa”. Y es que paisajistas hay muchos, pero muy pocos dedicados a los gigantes de la naturaleza, como lo fueron el belga Carlos Dehaes o el navarro Elías Garralda, que lo inspiraron.
Trabaja mañana y tarde, ocho o nueve horas diarias, “como funcionario” para captar las distintas atmósferas y luces con los colores grises y verdes, los difíciles, sus preferidos. Eso nos cuenta, acompañado de su y promotor queretano Juan Muñoz, en el Italian Coffee de la Plaza ¡Cibeles!, claro, y se declara “pintor para siempre”.
De eso va al Casino Español nomás comience el año 2020, esta semana. El 5 comienza a instalar la exposición, para ser inaugurada el miércoles 8, de la próxima con sus últimos hijos, una veintena de cuadros con los Picos de Europa, lo suyo.
Es Joaquín, el que se fue de Querétaro hace 40 años, siendo ganadero y ha regresado como un reconocido pintor de paisajes altos y fríos. ¡Bienvenido, Quino!