ANTORCHA CAMPESINA
En cada evento realizado por Andrés Manuel López Obrador, desde su campaña y ahora como Presidente de la República, ha informado su hazaña de instrumentar el programa de Becas de Educación Básica llamado Bienestar, “Benito Juárez”, que consiste en proporcionar apoyo monetario a las familias en situación de pobreza y que cuentan con estudiantes menores a los 18 años, inscritos en educación inicial, preescolar, primaria o secundaria del sistema escolarizado. La beca es un apoyo de 800 pesos mensuales, entregados directamente y de manera bimestral al estudiante durante 5 bimestres, es decir, los 10 meses del ciclo escolar. Los estudiantes que integraron el padrón de Prospera ya no serán beneficiados, se les vinculará a otros programas, pues este desaparece.
AMLO se ha cansado, “como ganso”, de decir que decidió desaparecer los anteriores programas de becas porque en los gobiernos anteriores llegaban incompletas o no llegaban debido a que se cometían actos de corrupción y había impunidad, pues en las listas de beneficiarios había nombres de personas que en realidad no existían y el dinero se quedaba en manos de los funcionarios de las dependencias encargadas y administradores. Según sus palabras, había “moches” y “piquetes de ojos”. Ha dicho también, desde antes de su toma de posesión, que para la instrumentación de estos programas, se estaba haciendo un censo confiable y verídico, para entregar 6.7 millones de becas para estudiantes de educación básica y preparatoria, y 300 mil becas más para estudiantes universitarios, todas, por un monto de 1,600 pesos bimestrales.
En sus discursos, López Obrador, ha insistido una y otra vez que va a cumplir porque su gobierno es un gobierno del pueblo, para el pueblo y con el pueblo. Sin embargo, a siete meses de su administración, todo ha quedado en acusaciones mediáticas y discursos; nunca ha presentado evidencias del mal manejo del dinero por los gobiernos anteriores, los censos no terminan de aplicarse y las becas no llegan a los estudiantes, como prometió. Y simplemente no llegarán porque el dinero etiquetado en el Proyecto de Egresos de la Federación (PEF) no alcanza, porque los estudiantes pobres no son su prioridad. Así lo prueba también el haber eliminado la inversión de los componentes de salud preventiva, apoyo alimenticio e inclusión productiva que completaban el programa Prospera, que fue referente internacional en combate a la pobreza.
Según Alejandro García, investigador del programa de Gasto Público y Rendición de Cuentas, “México Evalúa”, el PEF que la Cámara de Diputados publicó en diciembre pasado recortó en 13% el presupuesto para Prospera, en comparación con lo gastado en 2018 y todavía asignó recursos para los componentes operados por la Secretaría del Bienestar, Educación, Salud y Aportaciones a Seguridad Social, pero resulta que el presupuesto del programa no solo se redujo, sino que en las reglas de operación se está permitiendo generar traspasos entre las secretarías de Bienestar y la de Educación Pública, lo cual modificará lo que se había aprobado, sin que esto pase por la autorización del Congreso y sin que lo sepa la ciudadanía.
El incumplimiento en la entrega de becas, la falta de obras de servicios básicos y su necedad de gastarse el dinero de los mexicanos que trabajan, como mejor le parece, su actitud provocadora y su entreguismo al gobierno norteamericano, han provocado un acelerado hartazgo entre los ciudadanos que creyeron en su proyecto de gobierno. Tarde, pero se han dado cuenta que se equivocaron al emitir su voto por el presidente y su 4T, que se refleja en el desplome acelerado en la aprobación de su gobierno, que según la encuestadora Mitofski llega apenas al 63.3 de los mexicanos.
Pero de entre lo malo del desbarajuste ocasionado por AMLO y sus fieles, lo bueno es que el pueblo, sobre todo los jóvenes, han tenido la oportunidad de darse cuenta que los verdaderos cambios de México, como las grandes transformaciones sociales que se han producido a los largo de la historia, no las harán los de arriba, las clases gobernantes sino las grandes mayorías depauperadas, los de abajo, y que su tarea histórica es ponerse a la cabeza.
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