Mario Abner Colina
Jennifer Lawrence se arrastra como felino. Araña las paredes. Da alaridos. Se estrella contra un cristal. De pronto, toma una escopeta y dispara… Su mente es frágil. Su actitud, incómoda.
En Mátate, Amor (Die, My Love), película por la que suena para el Óscar, brinda una de las actuaciones más salvajes de toda su carrera. Es Grace, escritora con depresión postparto, con deseos sexuales insatisfechos y cuya mente comienza a hundirse.
“Jennifer estaba embarazada mientras rodábamos. Eso la hizo… más poderosa. Se identificó con el tema y también proyectó muchas cosas diferentes en lugar de una sola. Se trata del matrimonio del personaje, de su relación con su marido, con su suegra…
“Ella fue bastante atrevida con las cosas que hizo en la película. Las abrazó de una manera… aterradora para algunos. Fue muy valiente”, opina la directora, Lynne Ramsay, durante un encuentro con medios internacionales.
Lawrence fue quien reclutó para el proyecto de MUBI, que llega el jueves en cines, a esta autora de películas perturbadoras (Tenemos que Hablar de Kevin, Nunca Estarás a Salvo). Era ideal, pensaba la actriz, para retratar el lado oscuro de la vida conyugal.
Producida por Martin Scorsese, y también estelarizada por Robert Pattinson, la cinta adapta la novela homónima de la argentina Ariana Harwicz. La expresión “Matate, Amor” (sin tilde, a la porteña) conjuga cariño, violencia y humor negro.
Esos elementos, más inyecciones de surrealismo -donde la cabeza de Grace dicta la acción-, pueblan este largometraje, de espíritu experimental. Porque la errática y muy humana “heroína”, de tambaleante salud mental, siente que es el mundo el que está en su contra.
“Parte de lo interesante aquí es cómo una mujer tan fuerte y poderosa se derrumba ante la sociedad, pero ante sí misma es valiente y sincera. Grace es punk. Está incendiando el mundo.
“La salud mental… para mí se trata de explorar que todas las personas tienen momentos bajos, de locura, de soledad”.
Mátate, Amor transcurre en una aislada cabaña en Montana, adonde Grace y Jackson (Pattinson), joven pareja de esposos, se mudan desde Nueva York. No será lo que imaginaban. Al llegar un bebé, el idilio devendrá en colapso.
Él se ausenta largos periodos por su trabajo. Al volver, no la toca. Grace se sentirá sola. Entre llantos del pequeño, comenzará a vaciarse. Masturbarse no será suficiente. La atacarán celos intensos, fantaseará con otros hombres.
“Jamás pensé que el libro sólo tratara del postparto. Sentí que era sobre alguien que se aislaba, cuando el matrimonio de alguien empieza a desintegrarse. Ese momento en que nace un bebé y se acaba el sexo.
“También era, principalmente, sobre este personaje (Grace) que no tiene remordimientos. Que dice todo sin filtros. Que es atrevida. No intentamos que la gente simpatizara con ella. De hecho, lo contrario. No solemos ver personajes tan poderosos, tan animales. La amas o la odias, pero es honesta”.







