Érika P. Buzio
Bien sabe Cristian Cantón Ferrer, como biógrafo de Jaime Nunó (1824-1908), el compositor del Himno Nacional, que su investigación es para toda la vida.
Cuando cree haber agotado todos los aspectos de la biografía, surge algún dato inesperado.
Así le sucedió a bordo de un taxi en la Ciudad de México: el chofer le contó que su bisabuelo tocaba la trompeta y que en un cajón halló una partitura con la firma de Nunó.
Una vez que el conductor le hizo llegar la fotografía de la partitura en cuestión, fechada en México, pudo corroborar que la caligrafía del manuscrito efectivamente correspondía a la del compositor catalán.
“Esta obra estaba documentada, se estrenó en México en la segunda visita que Jaime Nunó hizo al final de su vida (al País, en 1904), ya muy mayor. Es el Himno a la paz y fue escrita para un coro de niños y piano”, explica Cantón Ferrer, también pianista, en videoentrevista.
“Nunca fue editada, se consideraba perdida hasta que por carambolas del destino te sale una persona y te dice: ‘Encontré este papel, y cuando ves el manuscrito, fechado en México, con la caligrafía de Nunó y lo tocas… ¡Esto sin duda es Nunó!’”.
Con texto de Juan de Dios Peza, la pieza coral es la última obra del compositor. Se sabía de su existencia por la prensa, pero no más que eso.
Tras 120 años de su estreno, el Himno a la paz se escuchó con arreglo orquestal y coro de niños el pasado domingo a las 12:00 horas para conmemorar el bicentenario del nacimiento de Nunó en el Auditorio Silvestre Revueltas del Conservatorio Nacional de Música (CNM), en Presidente Masaryk 582, Polanco.
“Es un momento mágico, la última cosa encontrada de Jaime Nunó”, recalca el autor de Jaime Nunó, Más allá del Himno Nacional Mexicano, la primera biografía del músico, que elaboró junto con Raquel Tovar Abad, su esposa.
Es Nunó en plena madurez de su obra.
“Sabe combinar bien los coros -se dedicó a entrenar coros en Estados Unidos (cuando abandonó México)-, con un tratamiento de la voz magistral; tiene un dominio de la armonía, es una obra popular para agradar”, describe Cantón Ferrer.
De aquella última visita del compositor a México también queda un pasodoble que escribió como publicidad para el chocolate La Manita; el impreso era regalado por la fábrica a sus clientes. Una pieza que, entre otros temas inéditos, también será interpretada en el homenaje.
Cantón Ferrer estima que el autor catalán escribió más de 500 obras. Un indicio lo encontró en la portada del vals Adiós a México que compuso en 1901, donde se lee la inscripción: “Op. 521”.
“Posiblemente, Nunó mantuvo un índice aproximado de sus obras que le permitió aseverar con tanta precisión el número de esta obra pero, desgraciadamente, este índice, si es que existió, no se ha conservado”, sugieren los autores de su biografía.
Sólo se conservan unas 25 que Cantón Ferrer y Tovar Abad lograron rescatar. Ambos visitaron a los descendientes de Nunó en Nueva York, su bisnieto Edwin Bradford Cragin y su esposa Virginia; tuvieron acceso a su fondo personal, con recortes de periódicos, cartas, fotografías, programas de concierto, objetos personales y libros.
El catálogo contiene composiciones para piano, obras seculares para canto y piano, y para coro, así como piezas sacras para coro e instrumentales.
“Muchas de estas piezas nunca llegaron a editarse y las pocas que se imprimieron tuvieron un éxito local o limitado, lo que comportó ediciones de pocos ejemplares.
“Este hecho queda contrastado por la escasa presencia de obras de Jaime Nunó en el enciclopédico catálogo Pazdírek de publicaciones del siglo 19: 3 composiciones”, escriben los autores en Jaime Nunó, Un sanjuanense en América.
En México, aparte del Himno Nacional, con letra de Francisco González Bocanegra, únicamente se publicaron algunas obras para piano después de sus visitas en 1901 y 1904, mientras que, en Europa, sólo se tiene constancia de una pieza publicada en una revista musical en Barcelona, el Ave María, de 1895.
Nunó abandonó México cuando cayó el Gobierno de Antonio López de Santa Anna, su protector, y se unió a una compañía itinerante de músicos en Estados Unidos hasta que, después de 14 años, se instaló de manera definitiva en la ciudad de Búfalo, donde “se convirtió en un respetado profesor de música y director de coros”.
Cantón Ferrer celebra que en ocasión del bicentenario se vayan a interpretar casi todas las obras del compositor.
Reviven su música
Además de lo que se escucharon en el CNM, Solistas Ensamble de Bellas Artes presentará piezas corales inéditas del periodo del compositor en Estados Unidos (1856-1901), el viernes pasadoen la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
De éstas, una de las obras predilectas del biógrafo es Storm Song, escrita para un coro de tenores y bajos en 1886. Fue premiada en un concurso de composición.
En el concierto de ayer domingo en el Conservatorio participaron los coros infantiles de la institución sede, además de la Escuela Superior de Música y la Facultad de Música de la UNAM, con la Orquesta Sinfónica del Conservatorio y Solistas Ensamble.
Cantón Ferrer ofreció una plática introductoria antes del concierto, y por la tarde ofreció un segundo conversatorio organizado por el Orfeó Català de Mèxic dentro del Día Nacional de Cataluña.
En tanto, sus pesquisas continúan. Hace menos de un año, por ejemplo, el biógrafo tuvo noticia de la existencia de una caja del compositor que la familia guarda en una granja en Connecticut, lo cual quizá depare otro hallazgo.
…Y recuerdan con exposición su legado
La Delegación del Gobierno de Cataluña en México y Centroamérica se unió a los festejos del compositor Jaime Nunó en el bicentenario de su nacimiento.
Lo hace a través de la exposición Jaume Nunó, ilustre entre los ilustres catalanes de México, que exhibe, en coordinación con el Instituto Matías Romero de la Secretaría de Relaciones Exteriores, en el Museo de la Cancillería.
“Una exposición que acompaña al visitante por el periplo vital de Nunó, desde su Cataluña natal hasta Cuba, para llegar a México a invitación del General (Antonio López de) Santa Anna, donde sería coronado con los laureles de la inmortalidad”, comunicó la representación diplomática en un comunicado.
“Finalmente, Nunó acabaría en el largo exilio de Estados Unidos, no sin ser redescubierto en el México prerevolucionario de Porfirio Díaz y acabar reposando en la Rotonda de las Personas Ilustres de México en el Panteón de Dolores”.
En dicho cementerio, la Delegación Catalana llevó a cabo una ceremonia conmemorativa, a las 10:30 horas, con una ofrenda floral y una guardia de honor en la que participaron Silvia Navarrete, directora del Conservatorio Nacional de Música, y Lleïr Daban, Delegado del Gobierno de Cataluña en México.