Mitos y Mentadas
Robots en McDonald´s
A mediados de 2015, algunos medios publicaron en internet que la cadena de comida rápida McDonald’s abriría un restaurante en el centro de la ciudad de Phoenix, Arizona, en donde lo más humano que tendría serían los consumidores. Casi todos los “empleados” serían Robots.
El restaurante, decían, era parte de un proyecto piloto que solo mantendría humanos supervisando que los robots hicieran las cosas bien, la comida e ingredientes estuvieran en su lugar y recogerían el dinero cobrado por las máquinas. Los robots podrían trabajar más rápido que los humanos, casi sin margen de error y, de paso, sin levantar la voz por el salario o las condiciones de trabajo.
La historia era falsa. En la esquina en cuestión, en el centro de Phoenix, no había ningún robot sino un clásico McDonald’s, pero, como buen fraude en internet, tocó fibras que lo hacían verosímil. Arizona es un estado con los salarios mínimos más bajos de Estados Unidos y una elevada población indocumentada. El mensaje: McDonald’s podía atender con robots a los clientes tan barato, que no necesitaría pagar salarios y podría prescindir de contratar a los que menos cobran: los inmigrantes sin papeles.
El hoax era también oportuno. En el momento en que salió en Estados Unidos crecía la discusión sobre el incremento del salario mínimo, y todos saben que los restaurantes de comida rápida están entre los peores pagadores. El mensaje: si se aumenta el salario mínimo los robots arrasarán con opciones de empleo.
En mayo de 2016, mientras la campaña de Bernie Sanders insistía en la necesidad de un salario mínimo federal de 15 dólares por hora, un ex CEO de McDonald’s volvía a asustar con la futurología de un mundo dominado por robots. Ed Rensi, quien dirigió la empresa entre 1991 y 1997, declaraba entonces a Fox News que para McDonald’s era más barato pagar 35 mil dólares por un robot, que contratar a un empleado y pagarle 15 dólares por hora para embolsar papas fritas. No tardó en unírsele el CEO de Carl’s Jr, otra cadena de comida rápida: si el gobierno aumenta el costo laboral, dijo, reducirá el número de empleos. “Vas a ver automatización no solo en los aeropuertos y los supermercados, sino hasta en los restaurantes”, dijo Andy Puzder a la publicación Business Insider.
En 2013, de hecho, el estudio “The Future of employment”, de la Universidad de Oxford, estimaba que había un 92% de posibilidades de que la preparación y servicio de comida rápida fuera automatizada para las décadas que vienen.
En el fondo, el fantasma de ser reemplazados por máquinas, al menos en Estados Unidos y en estos días, muestra un debate de fondo: cómo los empresarios resisten la presión social y política para elevar el salario mínimo. Asustar con robots en los puestos de más baja calificación, pareciera ser un nuevo mecanismo de presión que ha reemplazado a asustar con “acepta este salario pues allá afuera tengo un ejército de indocumentados dispuestos a trabajar por una fracción de él”.
Y asociado a este debate queda otro: la legalización de los migrantes sin papeles. Con un salario mínimo a 15 dólares por hora y un proceso de legalización que convierta en ciudadanos a los millones de indocumentados, ¿quién quedará para hacer los trabajos que hoy se pagan muy mal a quienes no tienen otra opción?
Piense en esto: si en Estados Unidos no sale una ley de salario mínimo federal, es porque el cabildeo privado no la quiere. Y si no se aprueba un proceso de legalización de inmigrantes indocumentados, el responsable es el mismo. No culpe al robot: el error es siempre humano.