Ignacio Leyva Valencia, investigador del Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas (Cicimar), delInstituto Politécnico Nacional (IPN), descubrió en las playas del Conchalito, restos mortuarios de los antiguos californianos que datan del periodo 1,100 después de Cristo (d.C.) y el término de la etapa misional (1768) que se ubica en el periodo recolector de moluscos.
El hallazgo ocurrió cuando el especialista realizaba estudios de marea roja y al atravesar por la zona intermareal, frente a las instalaciones del Centro, descubrió un cráneo humano. Por lo que dio aviso al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y a la Procuraduría General de Justicia de Baja California Sur para su análisis.
Por su parte, Alfonso Rosales López, investigador del INAH y Quintín Muñoz Garayzar del Museo Regional de Antropología e Historia de la entidad hicieron excavaciones para el rescate de las osamentas y dictaminaron que se trata de restos casi completos de dos individuos masculinos de la época prehispánica.
Los estudios determinaron que uno de ellos tenía entre 16 y 21 años, con estatura de 1.60 a 1.65 metros; el otro, era de 20-25 años y medía 1.68 a 1.71 metros. Ambos fueron sepultados uno encima del otro, puestos boca abajo, pero con la cara viendo hacia el frente y las piernas dobladas hacia atrás.
Un esqueleto tocaba el fondo de la tumba y encima estaba el otro; compartían la misma mortaja: las cabezas se orientaban al este, hacia el interior peninsular, y los pies al oeste, hacia el mar.
De acuerdo con estudios de la región, se sabe que los antiguos californianos acostumbraban a sepultar dos veces a sus muertos. Luego de enterrarlos por primera vez, dejaban pasar entre seis y ocho meses, tiempo en que los músculos y vísceras se degradan casi por completo; posteriormente regresaban a la tumba, los destapaban y los modificaban para volver a enterrarlos. También, se cree que ambos murieron en fechas cercanas en su tiempo, y era costumbre que los colocaran en una sola fosa.
La ceremonia de entierro se realizó entre el año 1 100 después de Cristo (d.C.) y el término de la etapa misional jesuita (1768), en el periodo “recolectar de moluscos” (etapa desierto).
Las osamentas se enviaron al Laboratorio Antropofísico del INAH del Museo Regional de Antropología e Historia en La Paz, Baja California Sur, donde limpiaron, restauraron, clasificaron y catalogaron para su resguardo y conservación. Para determinar la cronología de cuándo fueron enterrados los cuerpos, se analizarán los restos óseos con métodos de Carbono14.
Las playas del Conchalito donde está el Cicimar son un sitio arqueológico en donde se han encontrado 60 huellas de entierros humanos pertenecientes a los habitantes de la Antigua California.
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