Se forman largas filas desde el Templo de San Agustín, pero lamentablemente no son para entrar a ver las exposiciones del MAQRO, Museo de Arte de Querétaro, sino para acudir a las oficinas del SAT y no caer en las garras de Dolores o, diría Joaquín Sabina, “del tiburón de Hacienda que me ha cerrado la tienda y robado el mes de abril””. ¡Qué horror!