Se concluye el año pandémico con la palabra muerte a flor de labios, al ras de piel. Si sólo fuesen los patógenos los que amenazaran la vida, médicos y científicos serían tesoro nacional instalados en santuarios intocables, pero el 2020 ha ratificado la aseveración de Hobbes “El hombre es el lobo del hombre”.
En estos días de paz y amor ha circulado un video en el que una mujer queretana clama protección ante un exesposo que jura la matará, igual que juran, miles de hombres principalmente, pero también mujeres, que consideran al otro, al mismo que un día no lejano también juraron amar, lo consideran de su propiedad como un vaso al que pueden romper. De enero a noviembre de este año, se registraron 2 mil 867 mujeres asesinadas en nuestro país.
El desprecio por la vida humana aunado a la avaricia de dinero fácil, se ha ensañado también con niños y adolescentes que en forma de cifras se acumulan como desaparecidas o de cooptación forzada generalmente para esclavizarlas en algún tipo de trabajo. De diciembre 2019 al diciembre 2020 se registraron mil 12 menores desaparecidos, 574 varones y 435 mujeres. Del 2006 al 2020 se han acumulado a esta cifra negra de incertidumbre y dolor 10,627 menores de edad, 38 de ellos de Querétaro, uno de los estados con menor cantidad en este rubro, pero no por ello menos grave.
Mientras que entre 4 y 5 millones de parejas en nuestro país sufren problemas de infertilidad y que en el 2019 ocurrieron casi 29 mil defunciones fetales, es decir que en alguna etapa del embarazo o en el parto fallecieron los niños, cientos de miles de mujeres abortan argumentando que fueron embarazos no deseados. Miles de ellas mueren en el intento y para evitarlo reclaman legalizar el aborto, es decir, legalizar la muerte de un ser humano.
El desprecio por la vida se está volviendo natural. La padecen millones de niños que trabajan o son explotados en la mendicidad, los que han sido inducidos a la drogadicción y han pasado del clásico “chemo” a la “piedra” que los tiene en los huesos; la sufren los indígenas que ruedan del surco al cemento buscando el pan de cada día.
Humanizar es la tarea del 2021, recobrar el sentido del amor, y cómo no está en nuestra mano mochar los tentáculos del criminal, refugiémonos en el amor filial, el de padres y hermanos y toda la parentela con la que se pueda tender la mayor red de apoyo humano para los débiles, para los menores, para los que pueden y los que no. Contra el lobo del hombre, el amor a la vida y la fe en el ser humano es lo que salva AL TIEMPO.