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Huimilpan conmemora el 496 aniversario de su fundación

Hoy, 10 de julio

por Lauro Jimenez
10 julio, 2025
en aQROpolis, Destacados
Huimilpan conmemora el 496 aniversario de su fundación

En el mapa 2886 del Archivo General de la Nación aparece el cerro Coatepeque, en la estancia de Gil Muñoz llamada Papataro. Ficha técnica: “Hacienda de Bejil y pueblo de la Sabanilla; Querétaro, Qro. (1752). Autor: Antonio de Olbera, perito agrimensor. No indica escala. Col., 43 x 38 cm. 978/1533. Vículos: vol. 131, exp. 3, f. 33 bis”.

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Antecedentes prehispánicos

El sur del estado de Querétaro está formado geográficamente por los valles de San Juan del Río y Querétaro, y las planicies de Huimilpan y Amealco. Esta región empezó a poblarse con grupos sociales dedicados a la agricultura desde el año 500 antes de Cristo, identificados con la cultura Chupícuaro. Los sitios que eligieron para crear sus aldeas y pueblos poseían tierras fértiles, regadas con el agua de ríos y arroyos. Estas sociedades ya presentaban una jerarquización social, es decir había diferencias sociales y políticas entre los grupos que la formaban. Algunos se dedicaban al cultivo de granos como el maíz y el frijol, otros manufacturaban herramientas, a bien extraían materias primas que comercializaban en otras regiones.

Alrededor del año 200 después de Cristo -al iniciar el periodo Clásico en Mesoamérica, que abarca del 200 al 900 d. C., en el cual las civilizaciones mesoamericanas alcanzaron su máximo esplendor-, Chupícuaro se perdió en el sur de Querétaro y tomó su lugar el naciente estado teotihuacano, que influyó en el surgimiento de centros políticos y religiosos como El Rosario y Cerro de la Cruz, en el valle de San Juan del Río; así como La Negreta y El Cerrito, en el valle de Querétaro. La siguiente etapa de ocupación en este último valle fue la tolteca, en el periodo Posclásico Temprano, entre los años 900 y 1200 d. C., cuando El Cerrito fue uno de los sitios más importantes del mundo tolteca; esto es, una Tollan, donde numerosos pueblos de la región acudían a refrendar los vínculos de poder de los señores identificados con la cosmogonía tolteca.

En la década de los años ochenta del siglo pasado, las exploraciones de los especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia mostraron que en los casi 40 kilómetros de largo que abarca la cuenca del río Huimilpan, sólo hay dos zonas propicias para la agricultura y, por tanto, para la ocupación humana. La primera se sitúa hacia el sur, en el nacimiento del río, le llamaron Unidad Huimilpan. La segunda, más al norte, es la zona de pequeños montes y la llamaron Unidad Tepozán. En las dos se encontraron restos de ocupación prehispánica. Los materiales arqueológicos de ambas unidades son diferentes, cuantitativa y cualitativamente. En la primera, ubicada en la ladera sur del cerro Capula, se descubrieron varias concentraciones de material cerámico y lítico. Mientras que en la Unidad Tepozán (Apapátaro) se ubicó la ocupación prehispánica más importante de la región. En ambos flancos del río, sobre las pendientes, se construyeron una serie de plataformas y terrazas de nivelación; encima de ellas se levantaron estructuras monumentales y casas habitación.

De este asentamiento prehispánico, llama la atención sus siete edificios, principalmente del tipo “plataforma cuadrada con patio interior”, así como tres grupos de cerámica en la periferia. Los espacios vacíos que los pobladores dejaron entre cada construcción, los utilizaron para la agricultura. Además de los elementos arquitectónicos, hay buen número de tiestos y objetos de piedra. Los arqueólogos creen que el sitio El Tepozán empezó a poblarse entre los años 100 y 450 d. C., pero alcanzó su mayor apogeo hacia el año 900 d. C. Sin embargo, hallazgos recientes realizados por investigadores del INAH, amplían la ocupación prehispánica del sitio. Al revisar algunos saqueos y sembradíos, se hallaron objetos pertenecientes a ofrendas de personajes de cierta jerarquía, enterrados hacia principios del siglo XVI; entre las ofrendas se hallan cuentas de vidrio, botones de hueso y objetos de metal. Estos objetos se identificaron como una mezcla de las tradiciones culturales mexica, purépecha y española.

Por otra parte, historiadores como Lourdes Somohano y José Ignacio Urquiola han estudiado recientemente un documento existente en el Archivo General de Indias, en Sevilla, España, correspondiente a los años 1535-1541, el cual demuestra la existencia de Apapátaro en la época prehispánica bajo el nombre de Cincoque, junto con Tlachco (Querétaro) e Iztaquechichimeca (San Juan del Río), ubicados en los límites de los imperios mexica y purépecha, y la vasta región al norte que poblaban los chichimecas. Al arribo de los españoles a la región queretana en el primer tercio del siglo XVI, estos pueblos estaban habitados por indios chichimecas de la nación pame, quienes la ocuparon hacia el siglo XII cuando las civilizaciones mesoamericanas la abandonaron.

El mayor auge del asentamiento prehispánico de El Tepozán se registró al inicio del periodo Posclásico en Mesoamérica, que abarcó desde alrededor del 900 d. C. hasta la llegada de los españoles en 1521. Esta etapa se definió por el militarismo, la inestabilidad política, la movilidad poblacional y la expansión de poder de algunos grupos, como los toltecas y los mexicas. En los siglos XII y XIII, justamente, los aztecas realizaron su peregrinación desde Aztlán-Chicomóztoc, su patria original ubicada al norte, hacia el valle de Anáhuac para fundar la ciudad de Tenochtitlan. Con base en las exploraciones realizadas por Wigberto Jiménez Moreno y Paul Kirchhoff, realizamos una indagatoria para reconstruir el trayecto de los aztecas antes de llegar a Tula -hoy estado de Hidalgo-, de la que resulta que al dejar Acámbaro y Coroneo, cruzaron por el actual territorio de Huimilpan. Este trabajo permanece inédito.

Al destacar el hecho de que, hasta antes de la investigación realizada en Huimilpan, había pocos datos sobre la ocupación prehispánica de la región, Rosa Brambila y Carlos Castañeda, investigadores del INAH, señalan que, ciertamente, la historia del río Huimilpan es poco conocida antes de la llegada de los españoles. La referencia que los conquistadores mismos hacen sobre los más de veinte mil indios chichimecos que gozaban del agua que entraba desde la antigüedad en sus solares, se puede interpretar como la presencia de una población sedentaria agrícola, anterior a los chichimecas, a partir del hecho de que el río Huimilpan se utilizó para el riego, como lo indica el mismo nombre de Huey milpa -la gran cementera-.

“Es obvio -aclaran- que no nos referimos a grandes obras hidráulicas, como muchos estudiosos contemporáneos quisieran; estamos señalando el riego como parte de un tecnología agrícola desarrollada y no de agricultores incipientes y menos de cazadores-recolectores. También algunos historiadores han identificado a Huimilpan como un punto por el que pasaron los mexicas en su peregrinaje hacia el valle de México”, lo que nos remite a la crónica del padre Antonio Tello del siglo XVII y a la investigación de Wigberto Jiménez Moreno de mediados del siglo XX.

La fundación de Huimilpan se atribuye a Nicolás de San Luis Montañez

A mediados del siglo pasado, el Archivo Histórico de Querétaro hizo varias  publicaciones de la colección que denominó Biblioteca Aportación Histórica, cuyo editor fue Vargas Rea, donde se dan a conocer -transcritos- una serie de documentos localizados en el Archivo General de la Nación. Uno de ellos se titula Nicolás de San Luis Funda Huimilpan, Querétaro en 1529. Esto quiere decir que San Miguel Huimilpan fue el primer pueblo fundado durante la época colonial en la región queretana. Previo al texto aparece el retrato de Don Nicolás de San Luis. Enseguida, se reproduce la siguiente Merced:

Don Nicolas de San Luis Capitan general de estas entradas por el Rey nuestro señor pidió Cacique hijodalgo decendiente de los Reyes y emperadores de la gran provincia de Tula y Jilotepec. El cual ha sido conquistador, y fundador del pueblo de San Miguel de Guymilpa de la Chichimeca, y de los demas pueblos que ha fundado en nombre del Rey nuestro señor así este pueblo de Guymilpa es lugar donde estaban agregados muchísimos indios chichimecas bárbaros que eran veinte y cinco mil trescientos y veinte y nueve infieles, los conquiste y me ayudaron para la conquista los demás caciques de los principales de Tula y Jilotepec. Después de fundado el pueblo fui señalandoles y repartiendoles tierras a mis caciques y demas naturales de mi ejército, para que sean tributarios de su Majestad, señalandoles solares donde han de sembrar maíz, o trigo, y que gocen del agua que desde la antigüedad entra en los dichos solares, señalandoles para fábrica suya y para su iglesia cuatro caballerías de tierra, quedando para pobladores cuatrocientos católicos, y que para en ningún tiempo haya persona que los moleste en tierras, a estos pobladores de su Majestad les ha declarado por lo que encargo al Excelentisimo Señor Nuño de Guzmán descubridor y poblador de la nueva Galicia, Presidente de la Primera audiencia y demas señores fueran, les guarden los privilegios a estos nuevos pobladores les hagan gracia y les den título para guardar de su derecho, fecha en Teopan, a los diez días del mes de julio de mil quinientos veinte y nueve años. Don Nicolás de San Luis (Vargas Rea, 1946: 7-10).

Vargas Rea no hizo ningún estudio o apunte sobre su contenido. Años después, Rafael Ayala Echávarri (1981: 27-28) publicó la Merced en su obra San Juan del Río. Geografía e Historia. Aclara que este documento lo halló en el Archivo General de la Nación, “el cual fue dado al Sr. Vargas Rea para su impresión en 1946”; el propio Ayala lo transcribió en 1949 en su Bibliografía Histórica y Geográfica de Querétaro. Señala que por la fecha de la merced -10 de julio de 1529- “sabemos que tanto don Fernando de Tapia (Conín), como don Nicolás de San Luis Montañez, ya para esa época andaban conquistando tierras, con la ayuda de Hernán Pérez de Bocanegra y el Supremo Gobierno de Nuño de Guzmán”. Aquí cabe una precisión: Guzmán salió con su ejército el 15 de diciembre de 1529 -cinco meses después- a conquistar las regiones del noreste, que formarían luego el reino de Nueva Galicia.

Valga la aclaración para señalar que, debido a los elementos fantásticos, falsedades y anacronismos que contienen las crónicas que se atribuyen al cacique Nicolás de San Luis Montañez -entre ellas la relativa a la fundación de San Juan del Río y Querétaro, en junio y julio de 1531, respectivamente-, elaboradas en el siglo XVIII por los cronistas franciscanos, David Wright (1989: 28) sostiene que los datos que aportan tales crónicas, en particular las que relatan la conquista de Querétaro, “deben ser eliminados de cualquier consideración seria de la historia de Querétaro en el siglo XVI”; es probable que no fueran escritas por el cacique otomí Nicolás de San Luis, sino por un descendiente suyo, ansioso de ensalzar a don Nicolás, para fortalecer sus propios privilegios hereditarios y posesiones de tierras.

Sin embargo, a casi cinco siglos de distancia, en la memoria colectiva de los habitantes de Querétaro, San Juan del Río y Huimilpan, prevalecen y permanecen vigentes las fechas originadas en los documentos que se atribuyen al cacique otomí Nicolás de San Luis Montañez, a partir de las cuales las respectivas autoridades municipales conmemoran -en los dos primeros casos desde hace siglos- la fundación de sus pueblos. Y así lo harán los vecinos de San Miguel Huimilpan este 10 de julio, a cuatro años escasos de conmemorar sus primeros cinco siglos de existencia. En este último caso, incluso, en la heráldica del municipio aparece la figura de Nicolás de San Luis Montañez.

Retrato de Don Nicolás de San Luis Montañez, Caballero de la Orden de Santiago, Señor, Gobernador, Cacique y Principal de Tula.
Etiquetas: AmealcofundacionTenochtitlán

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