¿Qué significa ser “súper”? Es un adjetivo que utilizamos para describir las dimensiones y puede ser bueno o malo: una súper oportunidad, una súper chamba, un súper problema.
Y justamente inserta entre estos dos súper extremos, está la vida de Christopher Reeve, cuya biografía documental se estrena este 31 de octubre.
La cinta inicia con testimonios de los hijos de Reeve, quienes describen su juventud e infancia: la vida en familia, entre dos países, y la práctica del deporte a los que les incitaba un papá atlético y curioso, así como un evento fatídico, que cambió todo.
El acercamiento a un actor famoso, siempre resulta complicado y más, al haber interpretado al icónico Superman.
Tendemos a caer en el cliché condescendiente que afecta a los muy guapos: reducirlos a su atractiva imagen y al consecuente desenlace funesto. Un poco al estilo Marilyn, hay un reduccionismo al pensar que la belleza apabullante, trae consigo, fatalidad.
La labor está en rascar detrás del hombre de 1.93 de estatura, sonrisa encantadora y ojos buenos. Nos sorprende su origen de alcurnia, padres distantes, educación de privilegio y amigos actores, siendo el mejor de todos, el genial Robin Williams.
Se construye el preámbulo para llegar al momento en que su vida se parte en dos: la caída de un caballo, que lo deja a un centímetro de la muerte.
Lo que distingue a este documental de otros sobre famosos, es que captura el candor que exudaba el propio Reeve, sin omitir sus fracasos amorosos y cinematográficos. El encasillamiento en un personaje.
La cinta resulta relevante pues llega a las nuevas generaciones, quienes difícilmente reconocen a Reeve, más allá de algunas imágenes. Para muchos, la memoria de alguien que, cómo Ícaro, voló por los cielos y aterrizó fatalmente en la tierra, es algo difuso.
El filme logra traerlo de regreso y ponerlo en su contexto. Un hombre que, pese a las circunstancias súper adversas, siguió siendo de acero.
