El INAH dio a conocer el hallazgo de un huevo fósil de flamenco del Pleistoceno, de entre 12 mil y 8 mil años antes del presente, descubierto en excepcional estado de conservación durante las obras del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles.
Es el primero de esta familia biológica que se localiza en América y el segundo a nivel mundial, según la dependencia.
Antes sólo se conocía el registro de cinco huevos de flamenco del Mioceno temprano (15 y 23 millones de años) en España, documentado como el único registro de huevos fósiles de flamencos en el mundo.
El hallazgo del huevo fósil en Santa Lucía confirma que estas aves formaron parte de esta geografías, y que los lagos que conformaron la Cuenca de México sufrieron importante de cambios, posiblemente por la influencia ambiental derivada de las glaciaciones y la intensa actividad volcánica.
El Lago de Xaltocan, por tanto, debió tener un momento donde sus aguas fueron altas en salinidad y alcalinidad para que el flamenco pudiera existir.
El huevo fósil mide 93.49 milímetros de largo y un ancho máximo de 55.79 milímetros; tiene forma alargada, con ambas puntas agudas y sin patrón de manchas en la cáscara.
Para determinar la procedencia del huevo, se realizó, como criterio principal, un estudio que consistió en distinguir los productos de diferentes grupos de aves, utilizando sus medidas: longitud y ancho máximo, así como la forma y el patrón del cascarón.
Se halló aproximadamente a 31 centímetros de profundidad, dentro de arcillas y lutitas con algunas raíces mineralizadas, sedimentos lacustres depositados en el paleolago de Xaltocan.
La presencia de flamencos fósiles en paleolagos continentales de América del Norte parece notable cuando la especie reciente, el flamenco americano, se distribuye por América del Sur, el Caribe y la península de Yucatán, mientras que en Estados Unidos se halla en Florida y la costa norte del Golfo de México.
Los paleontólogos consideran que el hallazgo es el punto de partida para una serie de estudios más detallados, como son analizar la estructura y la morfología del huevo, y efectuar diversos análisis geoquímicos, de ADN antiguo y proteínas, para precisar su relación con otras especies vivientes y extintas de flamencos.
La investigación en torno al descubrimiento se publicó en la revista Historical Biology, en el artículo “La primera aparición en América del huevo fósil de Phoenicopteridae y sus implicaciones paleobiogeográficas y paleoambientales”, firmado en coautoría por J. Alberto Cruz, Joaquín Arroyo Cabrales y Eduardo Corona-M, del INAH, junto al investigador Omar Moreno Flores, del Tecnológico Nacional de México, Campus Zacapoaxtla.