“Los caminos de Dios son insondables”, dicen los ministros de culto cuando su inteligencia no les alcanza para explicar un hecho que nada tiene de misterioso o de extraordinario, sino que simplemente escapa a su capacidad de entendimiento. Eso mismo cabe afirmar respecto a los entramados del poder y la política mundial o nacional que día con día asombran a propios y extraños. Un ejemplo: hace un año a nadie se le hubiera ocurrido que hoy estarían todos los países de nuestro Planeta padeciendo los estragos de una pandemia que nadie esperaba, que nadie sospechaba o que nadie pudo predecir, ¿o sí?, es decir, ¿este tema de la pandemia es una estrategia de los grupos de multimillonarios que poseen el poder económico y mediático en el mundo que habían venido planeando varios años atrás?, tal vez sí, tal vez no, sólo quienes están verdaderamente ligados a las altas esferas del Poder mundial lo saben.
Esto mismo puede decirse de la política a nivel cupular, sólo los verdaderamente involucrados en las cúpulas de los partidos, del clero político y de los sindicatos empresariales lo entienden. Por ejemplo, ¿por qué si Andrés Manuel López Obrador (AMLO) representaba un peligro real para los grandes delincuentes y saqueadores de México pertenecientes al PRIAN, se vieron en la necesidad de reconocer su triunfo? ¿Qué les falló? ¿A qué le tuvieron miedo? ¿Por qué no lo asesinaron como a Colosio? ¿Por qué si tenían el control total del IFE no operaron un fraude electoral como sí lo hicieron en el 2006, para evitar a toda costa que AMLO fuera presidente? ¿Qué riesgos sopesaron? ¿Hubo alguna presión de algún grupo nacional o internacional de Poder que les impidió esta vez neutralizarlo?, eso nunca lo sabremos los simples mortales, porque es información que sólo los poderosos poseen.
Teniendo en cuenta estos acuerdos, convenios o jugadas de ajedrez político que operan quienes ostentan el verdadero Poder en México, recordé aquí lo que sucedió en el año de 1997 en nuestro estado cuando sin que nadie se lo esperara, sin que nadie lo sospechara siquiera, resultó “electo” como gobernador un hombre gris, sin preparación académica, sin brillo, sin oficio político y sin una estructura territorial que le asegurara por lo menos presentar una batalla electoral aceptable contra un gobierno estatal priista, que tenía en su poder casi todos los municipios del estado (curiosamente como ahora ocurre con el PAN). Pero sin más, de la noche a la mañana, se supo que el nuevo gobernador de Querétaro sería un hombre que nadie conocía, que no tenía ningún capital político ni mediático, en fin, que ante la maquinaria bien aceitada de los gobiernos estatal y municipales priistas tenía nulas posibilidades de éxito, y sin embargo, sería gobernador por 6 años.
Seguramente quienes no tenían conocimiento de los tejes y manejes de la política mexicana y que simpatizaban con el partido conservador derechista llamado acción nacional (PAN), asumieron que aquello era un “milagro”, pues el nuevo ocupante de la Casa de la Corregidora había competido no sólo contra los millones de pesos que en estos casos suelen derrochar los gobernadores para dejar en su lugar a uno de sus incondicionales con el fin de que les cuiden las espaldas, sino que había competido ni más ni menos que con un experimentado político que incluso había sido mencionado en 1994 como posible reemplazo de quien fuera candidato del PRI a la presidencia de la república y que había sido asesinado en Lomas Taurinas, del mismo Luis Donaldo Colosio. Este político queretano era Fernando Ortiz Arana (FOA), quien venía de “las grandes ligas” de la política federal y no se veía ninguna posibilidad de que un gris desconocido, sin discurso y sin apoyo, pudiera siquiera aspirar a algo que no fuera obtener unos cuantos votos. Y de pronto ¡Pácatelas! ¡Que pierde ante Ignacio Loyola Vera!, estoy totalmente seguro que tanto el candidato perdedor, como el candidato “ganador” quedaron anonadados cuando se enteraron de los “resultados”, ninguno de los dos esperaban semejante acontecimiento, pero eso dictaba la realidad y cada quien se fue a su casa, uno a llorar de sorpresa y coraje, y otro a llorar de sorpresa y contento. ¿Qué pasó en ese 1997? ¿Por qué un candidato sin posibilidad alguna de éxito logró derrotar a un gigante político? ¿Dónde se operó tal acontecimiento? ¿Quiso FOA en 1994 realmente luchar por la candidatura del PRI a la presidencia de la república y tuvo que ser “bateado” por el poderoso de su tiempo? ¿Fue este siniestro personaje pelón y orejón, que siguió manteniendo un gran poder político en México, quien se las cobró en el 97?, eso los ciudadanos de a pie nunca lo sabremos.
Traigo esto a cuento porque en los últimos días ha llamado mucho la atención lo ocurrido en el partido MORENA respecto a la designación de su candidato o candidata a la gubernatura del estado. Quienes entienden un poco de política decían: en MORENA sólo hay dos posibles candidatos a la gubernatura: Santiago Nieto Castillo (SNC) y Gilberto Herrera Ruiz (GHR), si mandan como candidato a SNC no hay duda que el gobierno estatal panista perderá la gubernatura, pero si mandan a GHR es muy posible que la mantengan, a menos que ya exista un acuerdo entre las cúpulas del gobierno, ya que por otro lado se decía que tanto el actual gobernador, como el senador que se perfila como el más visible candidato del gobierno panista a la gubernatura, tienen mucha cola que les pisen y también se especula que el gobierno federal les puede hacer manita de puerco para que acepten un arreglo. Y de pronto, ¡Pácatelas! ¡Que el candidato de MORENA no fue SNC ni GHR, sino la maestra Celia Maya!, y otra vez, me da la impresión que los primeros sorprendidos fueron los dos últimos. Y entonces, un opinador y especulador de gran imaginación como quien esto escribe se pregunta: ¿Y si se repite el 97?, aunque claro está, hoy el gobierno estatal no presentará a un gigante político como en aquel tiempo, sino a un hombre sin brillo alguno, lo cual hace que mi especulación se incremente. Ya veremos.
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