Un proyecto que debería ser visto como un escudo para salvaguardar un área natural protegida; hoy se encuentra en una encrucijada de opiniones y expectativas. Hablo del parque intraurbano “La Queretana”, ubicado al norponiente de la Delegación Félix Osores Sotomayor, colindando norte con la Delegación Santa Rosa Jáuregui y con el Anillo Vial II Fray Junípero Serra. Por un lado, críticas y preocupaciones; por otro, la promesa de un espacio verde rejuvenecido y funcional por parte del Municipio de Querétaro. Esta situación invita a una reflexión más profunda sobre el equilibrio entre el desarrollo urbano y la conservación ambiental sí, pero también en el evitar hacer suposiciones y juicios negativos o anticipados sobre un proyecto que en mi perspectiva personal podría representar cómo lo dije en un principio un escudo protector a un pulmón fundamental para nuestra ciudad.
Grupos ambientalistas han expresado su temor de que “La Queretana” se convierta en un área dominada por infraestructura gris, perdiendo así su esencia como espacio natural protegido. Estas preocupaciones, aunque legítimas, parecen basarse más en suposiciones que en hechos concretos. El municipio hace tres meses comenzó con la socialización sobre dicho proyecto, incluso el Presidente Municipal Luis Bernardo Nava, acompañado de la Secretaria de Obras Públicas, lo presentó ante la 2da sesión del consejo Consultivo del Agua del Estado, el cual me honró en presidir. El proyecto ha sido analizado e incluso retroalimentado por los integrantes del propio consejo, retroalimentación que se hizo por escrito, y además cuenta con estudios realizados por la Universidad Autónoma de Querétaro y El Tecnológico de Monterrey. Creo que esa es la forma, cuestionar, dialogar, analizar e incluso debatir; para poder construir. En lo personal me resulta muy valioso que dicho proyecto contó con la participación de muchos sectores; instituciones como la academia y grupos colegiados que han contribuido en el diseño y planeación del proyecto del parque intraurbano “La Queretana”.
El proyecto se presenta como una oportunidad para revitalizar una zona actualmente marcada por terrenos agrícolas mayormente abandonados y construcciones irregulares. La promesa de conservar remanentes de vegetación, replantar especies necesarias y, sobre todo, su función en la regulación hídrica para prevenir inundaciones, son aspectos que destacan su potencial como un proyecto de desarrollo sostenible y socialmente beneficioso. Claro que la socialización del proyecto debe enriquecerse con aportaciones de la comunidad, expertos en la materia que sumen a la riqueza del proyecto, para obtener soluciones más integrales y sostenibles.
“La Queretana” se encuentra en un punto crucial, donde la transparencia, el diálogo y la colaboración pueden convertirlo en un modelo de desarrollo urbano sostenible y armónico con el medio ambiente. Este proyecto representa no solo la reivindicación de un espacio urbano, sino también una oportunidad para demostrar cómo el crecimiento de la ciudad puede coexistir con la preservación ambiental. La clave está en construir puentes de diálogo y colaboración, porque solo así es cómo se pueden transformar los desafíos en oportunidades para un futuro más verde y sostenible para Querétaro. Así que yo les diría a todos los que hoy son jueces sobre el proyecto del Parque Interurbano “La Queretana”, primero, que se acerquen y profundicen en el conocimiento de este proyecto y segundo, que consideren otorgarle el beneficio de la duda reconociendo su potencial para convertirse en un gran hito para nuestra comunidad. Y así, con este enfoque constructivo, reemplazar la crítica por la propuesta.