Desde mi reciente estancia en la Universidad del Norte, Barranquilla, tuve el privilegio de dialogar con la Dra. Ana Rita Russo sobre su programa Pisotón de inteligencia emocional, retorné con la reflexión latente de un reto importante para nuestra Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ): profundizar la internacionalización con sentido humano. En tiempos globalizados, “abrir fronteras” no puede ser solo un eslogan institucional sino un compromiso articulado de la comunidad universitaria con miras trascendentes.
El acto universitario se enriquece cuando dialoga con otras culturas, sistemas educativos y tradiciones intelectuales. La internacionalización no solo abre ventanas para movilidad estudiantil y docente; también permite generar sinergias en investigación, fortalecer la calidad académica y proyectar el impacto social de la UAQ más allá de nuestras fronteras.
Para cumplir su misión de “participar positivamente en el desarrollo del Estado de Querétaro y del país”, nuestra universidad debe articular la dimensión global con el contexto local. La UAQ ya cuenta con una Secretaría de Internacionalización quien lidera y gestiona iniciativas de inserción internacional en ámbitos académicos, científicos, culturales, tecnológicos y deportivos. También cuenta con diversos convenios bilaterales y programas que permiten a estudiantes cursar semestres en universidades de todas partes del mundo. Un elemento visible de este esfuerzo es la Feria de Internacionalización UAQ, promovida para conectar culturas e incentivar la movilidad estudiantil entrante y saliente. Además, la UAQ difunde el hecho de que “La UAQ se abre al mundo” como frase emblemática de su estrategia institucional.
Sin embargo, para transitar a una verdadera internacionalización integral, hacemos falta varias cosas: visión estratégica con recursos dedicados, formación de competencias globales, producción científica con alcance global, vinculación académica con propósito social, equidad en la movilidad y sostenibilidad en el tiempo. La internacionalización debe proyectarse más allá de periodos de gobierno, incorporándose en los planes institucionales de largo plazo.
La literatura reciente en educación superior señala que las universidades latinoamericanas están transitando de una internacionalización exógena (basada en copiar modelos extranjeros) hacia una internacionalización más endógena, que responda a las necesidades regionales y fortalezca identidades locales. Durante la pandemia, muchas instituciones descubrieron la virtualidad como una herramienta para reforzar intercambios internacionales incluso cuando la movilidad física estaba limitada.
La internacionalización debe permear las aulas locales, las oficinas, las dinámicas de investigación y el imaginario institucional. Cada facultad, cada programa, cada estudiante y docente puede preguntarse: ¿Cómo puedo insertar mi quehacer académico en un diálogo global con sentido local?
Invito a la comunidad universitaria: hablemos de internacionalización con coraje, con mirada crítica y con corazón latinoamericano. Que nuestra UAQ no solo se abra al mundo, sino que sea un faro latinoamericano para la transformación académica, social y humana.
Maestro Ángel Hernández Arroyo
