ENTRE LÍNEAS
Intentar predecir el futuro es la mejor manera de equivocarse, pero un futuro muy cercano es más predecible si se conocen las circunstancias que hay en el ambiente. López Obrador por fin se anima a salir al extranjero, y no a cualquier lugar, sino a una visita al Trump que ha vilipendiado a los mexicanos durante más de cuatro años. Deja atrás la afirmación electorera de que la mejor política exterior es la interior. Así también lo afirmó Luis Echeverría y nos mareó con sus viajes intercontinentales y el tercermundismo. En el primer año de gobierno Echeverría no se interesó en el mundo exterior.
Centraré mi análisis en dos personajes de la política exterior: Bernardo Sepúlveda Amor y Marcelo Ebrard Casaubón, ambos conocidos míos, Bernardo fue mi maestro de Derecho Internacional Público y ahora es primer vicepresidente de la Corte Internacional de Justicia y trabajamos juntos en 1976-1977, durante la campaña de López Portillo y en la Dirección General de Asuntos Hacendarios Internacionales de la SHCP. Con Marcelo he tenido una relación más estrecha desde la campaña de Miguel de la Madrid, en el IEPES del PRI, él estaba con Manuel Camacho Solís y yo con Paco Rojas. Ambos disfrutamos una larga amistad con Manuel Camacho desde que fue nuestro maestro en El Colegio de México.
Bernardo Sepúlveda hace pública una carta a Marcelo Ebrard en la que le dice que no es conveniente que asista el presidente a la reunión con Trump, los argumentos que esgrime son:
1. “No existe un motivo que justifique la oportunidad de la visita, en momentos en que se lleva a cabo un proceso electoral en Estados Unidos y en donde la asistencia del Presidente López Obrador a una ceremonia irrelevante se habrá de interpretar como un apoyo a la reelección del Presidente Trump.”
¿Qué podría contraargumentar Marcelo? La relación con Estados Unidos es con mucho la más importante para el país, pero ésta no es estática, sino muy dinámica y, aunque efectivamente se dé en el inicio del proceso electoral en Estados Unidos, también en México se perfila un proceso electoral muy difícil para 2021. El presidente mexicano tiene necesidad de asegurar una imagen conciliadora y de diálogo con todos (cosa que no hace en las mañaneras). Se salva el peso de la asimetría bilateral con la relación amplia que se ha establecido con China y con otros países europeos, sobre todo con Alemania. No sería de extrañar que después de la visita hubiera una declaración con China o Alemania sobre cualquier circunstancia.
La cuestión de la irrelevancia del evento es relativa, se trata de un instrumento multilateral (trilateral) para relanzar la economía mexicana en los momentos en que México necesita más la palanca del TMEC, después de la caída de la economía por la crisis del COVID19. Sí es importante asegurar personalmente la promoción de la inversión estadounidense en el corto plazo para relanzar la economía. No es irrelevante, es muy importante ese apoyo en estos momentos.
2. Es verdad que la visita de Trump a México fue el pecado de origen del último tramo de la política exterior de Peña Nieto, con Videgaray al frente de la SRE, que influyó decisivamente en la derrota del PRI en 2018, como se evidenció en los debates de campaña. Pero las circunstancias de ambos presidentes son muy diferentes. La imagen de Peña Nieto estaba en el subsuelo, mientras que la de AMLO, aunque disminuida, aun conserva márgenes muy amplios de aprobación.
Aquí hay que introducir un elemento de análisis relacionado con el proceso de toma de decisiones. Es claro que, para el jefe de Marcelo Ebrard, Bernardo Sepúlveda fue secretario durante un gobierno definitivamente neoliberal, como el de Miguel de la Madrid, que fue quien inició la apertura de México a los mercados internacionales con el ingreso en 1986 al GATT (hoy OMC), por lo tanto, su visión es conservadora. Sin embargo, Bernardo Sepúlveda obtuvo un gran prestigio por concebir y encabezar el Grupo Contadora, para la pacificación de Centroamérica, oponiéndose a Reagan que sostenía a los “contras” en una visión de guerra fría sobre los problemas sociales de esta región. Con esa calidad moral le escribe a Marcelo, su alumno en el COLMEX. Pero ante AMLO el argumento de la autoridad desaparece por la condición neoliberal de quien lo emite, aunque asista a un evento de carácter neoliberal como es el arranque del TMEC, producto de la apertura de Miguel de la Madrid hacia el GATT.
3. Bernardo Sepúlveda argumenta: “Pretender inclinar la balanza en favor del Presidente Trump en este clima político no parece ser la mejor apuesta. Si las elecciones presidenciales en EUA tuvieran lugar hoy, el candidato del Partido Republicano las perdería.” Efectivamente, en estos momentos Trump se encuentra 14 puntos debajo de Joe Biden en las encuestas, pero también lo estaba con respecto a Hillary Clinton en 2016. Como presidente tiene muchas más oportunidades de recursos, exposición mediática y de tomar medidas que inclinen la balanza a su favor, que con toda seguridad las tomará. Anticipar desde ahora la derrota electoral de Trump es muy aventurado. Las encuestas han demostrado que no son el instrumento perfecto para predecir un acontecimiento. Ya lo hemos experimentado en el Brexit, y en otras elecciones, como la de Estados Unidos en 2016. Esto lo sabe perfectamente Marcelo Ebrard que operaba como asesor de Hillary Clinton en esa elección.
4. Dice Bernardo: “En este contexto, la visita del Presidente López Obrador a Washington y su reunión con el Presidente Trump, habrá de producir una reacción de profunda antipatía en el Partido Demócrata.” Posiblemente exista ya esa antipatía de los demócratas, por ejemplo, cabe preguntarse ¿Realmente, si ganara Biden, tendríamos una mejor relación con Estados Unidos? Yo lo dudo. La relación de Biden con el “establishment” no favorece a AMLO, por lo que prefiere la reelección de Trump. Es decir, si la visita favorece a Trump hay que hacerla. Si se interpreta como apoyo, lo es. Ya Marcelo se encargaría de suavizar la relación con los demócratas.
5. El voto hispano. “En el caso del voto hispánico, Biden alcanza un voto favorable del 39%. En el tema de políticas raciales, el 61% manifestaron su desaprobación a Trump, con un 50% de los votantes expresando una opinión muy desfavorable a Trump en materia racial.” Sin embargo, las bases sociales de Trump y de AMLO son similares, aunque el voto hispano tiene una influencia creciente, no es determinante en el sistema electoral estadounidense, lo importante es el voto de los estados. Si logra un pronunciamiento favorable en el comunicado conjunto posiblemente se logre matizar este problema. Tal vez éste sea uno de los argumentos de AMLO para buscar el apoyo de Trump, su influencia favorable entre los hispanos.
6. Desprecio a México. “Trump y su antagonismo y desprecio hacia México no podrán quedar en el olvido y, sin más, borrarse de la memoria de los mexicanos, desplazando su dignidad, su respeto y su orgullo patrio.” Bien saben Bernardo Sepúlveda y Marcelo Ebrard que la cuestión de las actitudes y valores tiene un peso relativo de acuerdo con las circunstancias y más sabiendo lo volátil que es Trump en sus apreciaciones. Lo cierto es que ha manifestado simpatía por AMLO, cosa que no logró Peña Nieto a pesar de la supuesta amistad de Videgaray con el yerno de Trump, a quien condecoró con el Águila Azteca, casi subrepticiamente, en Argentina, en último día de su mandato. Eso sirvió de poco para menguar el desprecio de Trump. Con AMLO, en cambio, ha manifestado una mayor simpatía. Si lo ayuda en estos momentos, sus actitudes antimexicanas y racistas, serán matizadas de alguna manera ante los connacionales en Estados Unidos.
7. Finalmente, la cuestión semántica de si es una visita de estado o no, de si va Trudeau o no, de si pronuncia un discurso ante el Congreso estadounidense o no, es irrelevante en cuanto al objetivo principal de AMLO de buscar y obtener el apoyo económico de parte de Trump. Lo que necesita es una fuerte inyección de recursos para levantar la economía, si lo logra, lo demás es irrelevante, porque eso lo beneficiará políticamente frente al proceso electoral de 2021. Ya lo hizo Clinton en 1995, un gesto similar de parte de Trump, ayudaría a los dos presidentes sin lugar a dudas. Esa sería la ventaja política que no quiere ver Bernardo Sepúlveda y que sí tiene que ver Marcelo Ebrard. La historia no es rígida, se hace a cada momento y se vuelve a historizar cuando se tiene el poder y se toman decisiones.