ARQUEÓLOGO DANIEL VALENCIA
CORREGIDORA, QRO. Aquí en El Cerrito, santuario prehispánico de antiguas deidades, como Itzpapálotl, diosa norteña-chichimeca de la tierra y diosa madre; Tláloc, Huehuetéotl, Tezcatlipoca y Quetzalcóatl, plasmados en gran cantidad de elementos escultóricos, el arqueólogo Daniel Valencia Cruz muestra a PLAZA DE ARMAS, El Periódico de Querétaro, las tres lápidas encontradas con los glifos calendáricos dos ollin, ocho rehilete y diez cuautli, asociados a representaciones de señores y guerreros que vinieron, entre los años 900 y 1000 después de Cristo, a legitimar su linaje y poder dentro del mundo tolteca.
De hecho el primer registro de vestigios está fechado con carbono 14 en el 700 de nuestra era, pero hay evidencia de presencias anteriores, aún bajo investigación. Todo lo descubierto en la zona de la Pirámide de El Pueblito, de mayor volumen que la de Kukulkán en Chinchen Itzá, está en el Museo del Sitio, cerrado desde marzo de 2020 por la pandemia, sin que se sepa bien a bien cuándo podrá reabrirse.
De eso habla Daniel Valencia, el jefe del proyecto, licenciado en arqueología en México y doctorado en patrimonio histórico en España, orgulloso del trabajo para recuperar el centro ceremonial de El Cerrito, el más importante asentamiento prehispánico del apogeo tolteca. Él, que ha dejado media vida en el rescate, da santo y seña de cada pieza encontrada, incluidas decenas de cráneos y los restos de un niño, testimonios de un culto de los anteriores pobladores, mucho antes de la fundación de Querétaro, documentada apenas hace 490 años.
Mucho ha cambiado la idea de esta zona enlas últimas tres décadas. La historia se revisa y cambia. Por eso el arqueólogo no teme que se reescriba, como ha planteado el presidente Andrés Manuel López Obrador. En su opinión esto nos premitirá, más allá de los conceptos ideológicos o políticos, construir una identidad.
¿No estás en contra de que se cambie la historia? le preguntamos.
“Va a cambiar. Cambian muchas cosas, pero no tan drásticamente. Por ejemplo, históricamente, vi una cédula recientemente que decía hace 500 años la Ciudad de México Tenochtitlan caía ante Hernán Cortés y los conquistadores. Y yo decía, en principio me niego a hablar del tema, no es porque me duela ni por nada, pero tenemos que actuar de manera diferente en la construcción de un discurso político, ideológico, cultural, más que nada identitario, que nos permita ver qué queremos ser en la actualidad.
Y se pregunta: ¿Queremos ser los herederos de esas altas culturas mesoamericanas como se planteó en el momento de la Independencia de México? Porque además ese fue el justificante, decir somos un virreinato y dependemos de un rey de España que ni siquiera nos viene a ver y no nos conoce. Nosotros somos descendientes de grandes culturas del pasado al igual que las culturas clásicas deEuropa. Y esto también permeó hasta en la manera de construir los discursos. Por eso ves la periodización, el periodo preclásico, el clásico, el postclásico. Y por eso ves en muchos sitios las descripciones: el ágora y conceptos que vienen de un comparativo con las culturas europeas.
En ese contexto, les compartimos este viaje al pasado en la amplia entrevista con Daniel Valencia que nos lleva en un recorrido sin tiempo para entender la importancia del sitio, en donde de pronto se nos aparecen zorritos. “Hay tres familias de ellos, explica, porque esto ya se convirtió en un reducto de animalitos ante el crecimiento urbano; tenemos mapaches, tlacuaches, zorrillos y pocos conejos porque han llegado muchos gatos”.
Pero vayamos al origen.
PIRÁMIDE EN ZONA URBANA
PDA: ¿Cuánto hace que se sabe de este sitio prehispánico?
VALENCIA: Desde mi punto de vista como arqueólogo es que nosotros somos los últimos que llegamos aquí, somos los más recientes, pero si analizamos las fuentes históricas, desde el siglo XVI los cronistas franciscanos que forman la primera parroquia, la de Francisco Galileo, ellos ya mencionaban este sitio. De ahí que algunos colegas especialistas digan que hay un continuo del conocimiento de este espacio. Obviamente en el siglo XVI, XVII y XVIII no se hablaba de arqueología. No existía el concepto. Se hablaba del Cerro de los Ancestros, del Gran Cu, del Monte de Cascajo. O como lo plantea la Relación Geográfica de Querétaro, a fines del siglo XVI, San Francisco Anbanicá, en el Templo Alto. Porque los informantes del escribano que hace la relación seguramente era de la etnia otomí y ellos consideraban esto como un templo, el Templo Alto y es el nombre más antiguo y más apegado a los que sería una ocupación prehispánica en un continuo, pero en sentido estricto no hay un descubrimiento arqueológico, sino que hay una información que nos hace saber que existe una construcción desde los tiempos prehispánicos y llega hasta nuestros días. La otra historia es la de los funcionarios y esto tiene que ver mucho con los intereses que se generan por las administraciones municipales, porque hay quien le interesa no invertir en lo absoluto en un espacio como este, en tanto que nosotros tratamos de convencerlos del potencial que podía tener en nuestros ámbitos cultural, educativo, turístico para el municipio, sobre todo pensando que este asentamiento prehispánico está dentro de la mancha urbana. Que ya desde el momento en que comenzamos a trabajarlo veíamos que era el momento oportuno porque si no empezábamos a trabajar se nos iba a venir la mancha urbana y no íbamos a poder controlar, como lo hemos podido hacer la extensión de la declaratoria, que logramos obtener en el 2000, año excepcional en el que se hicieron nada más cinco declaratorias, al término del sexenio del presidente Zedillo: Ranas, Toluquilla y El Cerrito en Querétaro, junto con El Meco en Quintana Roo y Calixtlahuaca en el Estado de México.
ZONA DE MÁXIMA PROTECCIÓN
PDA: ¿Cuál fue la declaratoria?
VALENCIA: Zona de Monumentos Arqueológicos. Que de acuerdo a la ley es la máxima protección jurídica. Y es muy interesante, porque sale para 16 hectáreas como área protegida de El Cerrito y en ese tiempo sólo teníamos seis y media hectáreas bajo custodia del Gobierno del Estado y del INAH porque no se había tomado posesión todavía; el INAH tenía un custodio. Y en el año 2000 con el apoyo del Municipio de Corregidora se empiezan a negociar los predios. Posteriormente el INAH integra un fideicomiso para la adquisición de terrenos en zona arqueológicas y nosotros nos vimos beneficiados con la compra de dos terrenos por casi 12 mil metros cuadrados, más de una hectárea, a través de ese proceso. Y en la actualidad con las negociaciones hechas con particulares tenemos bajo custodia casi 12 hectáreas o sea que nos falta casi nada para que de esa declaratoria se tenga todo protegido. Y también sirvió para convencer a los alcaldes de que sí valía la pena invertir en un espacio como éste. Ellos decían no ver nada, sólo un cerrito; no tenían información histórica, mucho menos arqueológica porque el INAH no había realizado una investigación sistemática. Es hasta 1998-1999 cuando hacemos la temporada más intensa y descubrimos la plataforma baja donde está el basamento piramidal, pero nuestra tarea no era convencer a las autoridades locales y estatales de que este sitio era la Pirámide. Porque también esa era otra cosa, que se pensaba que este sitio era la Pirámide del Pueblito. Nuestra labor era convencerlos de que todo esto era un asentamiento que se puede definir como un Centro Ceremonial, en donde hay esa estructura que es la monumental, pero también hay plazas monumentales, altares más pequeños de dos por dos metros hasta de 12 por 12, que había otro tipo de construcciones y que esto formaba parte de una modificación del paisaje natural que se convertía en paisaje cultural posiblemente desde el año 700 de nuestra era, que es cuando nosotros podemos afirmar que se refunda este sitio sobre vestigios más antiguos que no los hemos detectado todavía porque deben estar bajo esta pirámide que vemos nosotros. Pero lo que nosotros observamos es que al pie de la pirámide había una serie de plataformas que correspondían a diferentes épocas. Y exactamente en esa temporada del 99 pudimos fechar un fogón que estaba al pie de la escalinata que pertenecía a la plataforma más antigua y es el que nos da el fechamiento de 700 después de Cristo. Es decir que hay una ocupación de 700 subyacente a lo que venos y después viene la época de auge que podemos identificar con la cultura tolteca y que es de lo que podemos ver más evidencias tanto en el museo del sitio como en el recorrido. En aquel momento, como les comentó Diego Prieto (el director general del INAH), las autoridades municipales dudaban y cuestionaban qué pasaría si no se encontraba nada en las excavaciones. Y nosotros a convencerlos sin mostrarles casi nada. Y cuando empezamos a excavar empiezan a salir las cosas muy evidentes, escalinatas, pisos, etc.
LA DEIDAD DEL CERRITO
PDA: Falta una cara por descubrir en la Pirámide.
VALENCIA: Eso tiene que ver mucho con el nombre que tiene El Cerrito. Cuando empezamos a trabajar nos enfrentamos al volumen de exploración de la pirámide. Es un gran volumen de piedra tanto para liberarla el derrumbe como consolidar los muros, estabilizar los muros faltantes, la dimensión del basamento piramidal. Nosotros siempre tuvimos presente el nombre de Cerrito, al grado de que fue el nombre que dejamos para la declaratoria, no Pirámide del Pueblito, sino “Zona de Monumentos Arqueológicos El Cerrito”. Y se hablaba del cerrito porque la apariencia natural que tenía el basamento piramidal era el de un cerrito en relación al Cerro Gordo de enfrente y se especulaba de muchas formas esta relación, pero en sentido estricto lo que nosotros vemos en la historia de este espacio es que en el año de 1632, como dicen los franciscanos, la población otomí seguía trayendo ofrendas a las deidades que se veneraban aquí. Algunos dicen que es un dios, otros que es una diosa. Otros indistintamente a las fuerzas oscuras y paganas. Entonces estamos hablando de 1632, cien años después de la fundación de Querétaro y cien años después de la caída de México Tenochtitlan. Quiere decir que la vida cotidiana en todo este espacio se mantenía con esos visos de la época prehispánica, esas concepciones se mantenían y que esta parte de la evangelización había sido aceptada por la población pero no del todo convencida. En 1632 es cuando se coloca aquí la imagen de la Virgen María en la advocación de la Purísima Concepción que hoy conocemos como la Virgen del Pueblito. Aquí, unos dicen que al pie de la pirámide y yo digo que sí, pero posiblemente en la cara sur, ¿por qué?, porque las primeras relaciones posteriores a la colocación de la Virgen casi siempre hacen referencia de San Francisco Galileo hacia acá y de las visitas que hacen a Jofrín, Morfin y los visitadores franciscanos y ellos siempre hablan de la ocupación que se dio del espacio por parte de la Virgen. La Virgen del Pueblo no es de que gane fama, sino que muy posiblemente haya sido aceptada porque aquí también se veneraba una deidad femenina. Y se toma la decisión de construirle su santuario que inicia a principios del siglo XVIII también, por ahí en 1720, tal como lo conocemos en El Pueblito y se termina en una fecha muy similar a la del Acueducto de Querétaro, por ahí de 1735. Es un momento de auge para Querétaro porque hay mucho dinero. El siglo XVIII es el que permite construir la ciudad y cosas como el Santuario. ¿Qué quiere decir? Que en ese lapso de 1632 a 1735 la Virgen permanece aquí aproximadamente 70 años y sale de aquí y se le traslada a lo que era el Camposanto. Ahí permanece otros 20 años, en lo que terminan el Santuario y la llevan allá. Viéndolo de este manera es el año 1700 la fecha de abandono de este espacio. Lo que habría que considerar es la intensidad con que funcionó este Centro Ceremonial en la época tolteca en el año 1000 no es comparable en 1632. Había decaído. Ya no estaban los toltecas aquí sino la población chichimeca, otomí y falta por dilucidad si tarasca, porque tenemos las toponimias de algunos asentamientos que son plenamente tarascas -¡Querétaro!, entre ellas- pero también tenemos la influencia de lo que dejó la cultura tolteca como de la relación de los mexicas al imponer a Jilotepec como cabecera tributaria de lo que va a ser posteriormente Tlachco; esto quiere decir que muy posiblemente desde el postclásico tardío todo el Valle de Querétaro y sus asentamientos tributaban a Jilotepec, que es lo que va a generar la discusión sobre de la fundación de un pueblo de indios llamado Querétaro y de la relación de Conín porque ya existía presencia otomí en el valle.
Muchas veces me han preguntado que por qué los toltecas, los tarascos y los otomíes, que cuándo llegaron. Y no, desde mi punto de vista los otomíes estaban aquí desde el periodo clásico, como toda esta franja que le llaman el riñón otomí que va desde Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, hasta Tlaxcala y Puebla. Solamente habrá que pensar que desde la época prehispánica eran sociedad muy estratificadas, muy clasistas y los otomíes eran una clase social, la campesina, la mano de obra de todos aquellos que detentaban el poder y por lo tanto estaban presentes pero no tan evidentes como la cultura material que nos dejan los demás.
En 1700 empieza el abandono y nosotros pensamos que es cuando se empieza a deteriorar y ¿qué es lo que ocurre en este deterioro? Que se empieza a derrumbar la parte superior y es muy sencillo explicar por qué crece la vegetación. Porque el sistema constructivo de la pirámide es esencialmente piedra y tierra. Y recubrimiento de estuco que es un aplanado muy fino que con el paso de los años se agrieta, se deteriora y se pierde. Tenemos algunas evidencias todavía en la parte baja en donde se ve el estuco, pero ya se perdió. Tendremos el 0.1 por ciento de ese recubrimiento. Entonces ¿qué sucede? Que se empieza a derrumbar de la parte superior y entre piedra y tierra empieza a crecer la vegetación. La decisión que tomamos de no liberar todo era: nosotros somos los nuevos, los que imponemos un concepto, una norma, una línea de conservación-restauración y lo que queremos también mantener es la idea de que durante al menos dos o tres siglos se le conoció como un cerrito y que el nombre como tal es de cerro. Ese proceso de deterioro del monumento es una evidencia histórica también. Por eso buscábamos un punto de equilibrio entre descubrir y manejar la intervención moderna de la arqueología y mantener la parte histórica natural que nos hace hablar de El Cerrito. Porque también lo veíamos en un plan futurista. Si liberamos todo y lo convertimos en un basamento piramidal como la Pirámide del Sol en Teotihuacan o la de Kukulcán en Chichen va a perder todo el concepto de El Cerrito. Y se preguntarán por qué se llama El Cerrito, y se dirá que tuvimos la oportunidad de mantenerlo.
UNA CARA CUBIERTA
PDA: Y entonces ¿así se va a quedar esta cara?
VALENCIA: Sí. Nosotros queremos nada más liberar cara oriente, cara sur y está liberada una tercera parte de la cara norte. Estamos en el proceso de actualizar las imágenes, porque la tecnología avanza muchísimo. Antes cuando queríamos una imagen aérea nadie nos la daba y ahora con el dron es maravilloso. Y en la actualidad corregimos los errores de las intervenciones de conservación, de los alineamientos y trazos. El dron nos permite ver desde la parte superior y advertir si se hizo una proyección errónea. Nos ayuda mucho como una técnica de trabajo.
PDA: ¿Piensas que podría haber más cosas importantes hasta ahora desconocidas debajo de esta superficie?
VALENCIA: Sí. Yo recuerdo que cuando asumí el proyecto en el año de 1995, yo me preguntaba por qué mis colegas no habían comenzado con ímpetu y empecé a darme cuenta es que se veía como un sitio muy deteriorado, que ya había sido saqueado, erosionado, con derrumbes y que posiblemente no se iba a encontrar nada. Para nuestra sorpresa encontramos una excelente muestra para mandar a fechamiento de radiocarbono y lo logramos. Y lo que nos hemos encontrado nos enriquece la poca información que teníamos y que ahora se muestra en el museo del sitio y no dejamos de pensar que en un futuro nos encontremos cosas diferentes a las que sabemos y cosas nuevas.
MUSEO DEL SITIO
PDA: Y ya tenemos museo del sitio desde el 2019.
DANIEL VALENCIA: Sí. Antes no teníamos en dónde montar exposiciones. Se nos seguía viendo como un sitio arqueológico. En el 2016 resurge la idea del museo, porque ya había un proyecto muy ambicioso desde hace años en otros terrenos de la zona, pero nunca se podía hacer nada porque cuando se hablaba del recurso se espantaba todo mundo. ¿Cuánto cuesta ese museo?, 90 millones de pesos y ahí quedaba. Entonces generamos un museo no más sencillo sino con alta calidad en la obra, en la museografía pero más adecuado a lo que es un museo de sitio y el costo bajaba muchísimo. Decidimos hacerlo aquí porque era un área alterada que sabíamos no nos íbamos a encontrar vestigios arqueológicos. Así fue. De todos modos hicimos pozos de sondeo y lo integramos a esta construcción que ya teníamos, por medio de un muro que lo envuelve y que cuando da vuelta se convierte en el muro interior del museo. La intención en cuanto al diseño arquitectónico es que no compita ni en formas ni en dimensiones ni en texturas ni en colores con las estructuras prehispánicas. Por eso es un museo circular con concreto, metal y pórfido de color rojo. Son acabados que no tenemos ahí.
PDA: ¿Por qué sabían que no iban a encontrar vestigios en donde construyeron?
VALENCIA: Es bien interesante la zona arqueológica. Está construida sobre un afloramiento de roca y hay puntos en donde tiene como aristas, entonces no hay suelo. Desde la época prehispánica se aprovecharon estos desniveles y hay partes en donde es obvio que no hay vestigios porque ves la piedra natural y de suelo tienes cinco o diez centímetros. Algo importante que se planteó desde el proyecto es no tener desniveles ni escalones, todo es rampa desde que accedes. Es muy amable para cualquier tipo de visitante. Siempre pensamos en la accesibilidad física e intelectual. Buscamos un equilibrio entre la naturaleza y la nueva construcción. Y la vegetación hace más agradable el sitio.
EXPLORACIÓN Y EXPOSICIONES
PDA: ¿Qué esperan hacer? ¿Cuál es el plan de continuidad en el Sitio?
VALENCIA: En la parte arqueológica terminar de consolidar la cara sur. Eso nos va a permitir recuperar parte de la escalinata y las alfardas del nivel cuarto o quinto hasta la parte superior de la Pirámide. Eso en la parte de exploración y conservación arqueológica. Estamos trabajando en exposiciones temporales. Nos hemos planteado una cada seis meses, pero desgraciadamente por la pandemia las suspendimos desde hace un año. Esperemos que se reabra el museo este mes o el próximo, al igual de la zona arqueológica abierta hace más de un mes a la visita pública. Y entonces continuemos con las exposiciones temporales que son nuestro escaparate para divulgar los nuevos conocimientos en la zona arqueológica. Teníamos preparada una exposición dedicada a la mujer a través de la cultura material que hemos encontrado en el sitio y que son artefactos asociados a la vida cotidiana de ellas en la época prehispánica. También estamos trabajando en una publicación que explique de manera fluida cómo llegamos a la idea del guión de nuestro museo de sitio. Que nos hable específicamente de la cosmogonía de los pueblos tolteca chichimeca. Podemos publicarlo a fin de año. También está detenido porque una de las medidas para contener la pandemia es que no haya documentos impresos. Y tenemos pendiente un tríptico, una guía de la zona arqueológica.
PDA: ¿De los años 90 para acá que ha cambiado respecto del concepto que se tenía de la zona?
VALENCIA: Muchísimo. Una de las cosas que he visto es que gracias al trabajo que hemos realizado aquí tanto en la conservación del patrimonio arqueológico como de la naturaleza es que se ha dignificado y ganado respeto ante la comunidad. Antes era un espacio ocupado por fines diversos y sin ninguna protección. Hoy se ve como un espacio apegado a sus valores culturales y que se puede compartir no solamente con el público en general sino también con el sistema escolarizado. Tenemos una diversidad de grupos escolares desde primaria a superior de arquitectos que se han integrado al servicio social, becarios, de fin de carrera, que nos han permitido construir materiales que a su vez permiten divulgar el conocimiento.
PDA: Las piezas encontradas. ¿Tu favorita?
VALENCIA: Si yo te dijera que es un cascabel de cobre precioso o el malacate de barro con el cual sacamos el logo, ,e dirías pero si tienes esas esculturas preciosas. Y la Pirámide. Son escalas. El problema de trabajar la pirámide son los volúmenes de piedra. Subir mortero, arena, cal, agua. Ahora, en la actualidad puede haber una empresa constructora que te diga te hago una pirámide de estas en dos meses, pero con maquinaria. En ese momento se hacía a mano y no había esa urgencia.
PDA: El tiempo.
VALENCIA: Y cómo se pagaba esa mano de obra. Posiblemente con tributo. Venía un pueblo, pagaba. Venía otro. ¿Cuánto tiempo se llevaba eso y en obtener el trabajo? Años. Cultura material tenemos muchas. Después hay que entrar a un proceso de patrimonialización que tiene que ver con la información que tú das y lo que acepta la sociedad. Hablar de arqueología en Querétaro hace 30 años, sino imposible si era extraño, no muy bien aceptado. En la actualidad no solo por este proyecto sino por los de mis colegas es como se ha llegado al reconocimiento al trabajo.
REESCRIBIR LA HISTORIA
PDA: ¿Y cómo que hoy se quiere reescribir la historia, Daniel?
VALENCIA: Yo creo que la estamos escribiendo constantemente. Cada vez que se hace un hallazgo nos permite replantear lo que ya se ha hecho. La historia oficial a veces no nos permite ver que en ese entonces en Mesoamérica todas las culturas tenían una dinámica de conocimiento y de intercambio, sino que nos hace ver como que eran aisladas. Yo también había pensado que esta historia oficial una vez escrita era inamovible, pero no. Porque los nuevos conocimientos te generan la posibilidad de reescribirla. Más allá de los conceptos ideológicos o políticos, pero lo más importante es brindar una nueva interpretación y todo tiene que ver con la construcción de identidad. Nosotros en este momento histórico cómo nos vemos como mexicanos. Eso nos va a ayudar a construir una identidad, no nos va aventar a defender lo indefendible o a exigir cosas que ya no se dieron.
PDA: ¿No estás en contra de que se cambie la historia?
VALENCIA: Va a cambiar. Cambian muchas cosas, pero no tan drásticamente. Por ejemplo, históricamente, vi una cédula recientemente que decía hace 500 años la Ciudad de México Tenochtitlan caía ante Hernán Cortés y los conquistadores. Y yo decía, en principio me niego a hablar del tema, no es porque me duela ni por nada, pero tenemos que actuar de manera diferente en la construcción de un discurso político, ideológico, cultural, más que nada identitario, que nos permita ver qué queremos ser en la actualidad. ¿Queremos ser los herederos de esas altas culturas mesoamericanas como se planteó en el momento de la Independencia de México? porque además ese fue el justificante, decir somos un virreinato y dependemos de un rey de España que ni siquiera nos viene a ver y ni siquiera nos conoce. Nosotros somos descendientes de grandes culturas del pasado al igual que las culturas clàsicas que hay en Europa. Y esto también permeó hasta en la manera de construir los discursos. Por eso ves la periodización, el periodo preclásico, el clásico, el postclásico. Y por eso ves en muchos sitios las descripciones: el ágora y conceptos que vienen de un comparativo con las culturas europeas.
PDA: El castillo.
UNA IDENTIDAD PROPIA
VALENCIA: Sí, cosas de ese tipo, pero no hemos hecho una construcción propia. Yo digo que eso es lo que nos falta. Hacer una construcción propia que nos permita diferenciarnos pero al mismo tiempo construir una identidad. ¿Qué queremos? ¿Establecer un pleito y romper relaciones con el Vaticano o plantear una invasión?
PDA: Y el árbol de la noche triste o victoriosa.
VALENCIA: Sí y no, ya vimos lo que pasó cuando bajaron la estatua de Cristóbal Colón, antes de que sucediera algo y ya no regresó. ¿Qué se espera en estos ánimos cuando empiezas a encauzar una serie de ideas que se pueden salir de las manos? Se cuestionaba mucho cuando se decía que en México no había bustos de Hernán Cortés, pero si hay un recuerdo pésimo alrededor de esto. A lo mejor se ha satanizado, pero es porque lo largo de 200 años hemos construido un concepto de identidad nacional sustentado en los vencidos que fueron las grandes culturas mesoamericanas…
LEYENDA DE LOS SOLES
PDA: Al final de la visita al Museo del Sitio está el muro con un mensaje tomado de la Leyenda de los Soles, fechado en 1548.
VALENCIA: Sí. Los toltecas hablan de que el año Uno Técpatl es el año cuando fundaron sus asentamientos. “Y después entró Huémac al Cincalco”. Huémac es considerado el último emperador tolteca. Y finalmente qué es el Cincalco. Se desconoce a ciencia cierta qué se hacía con los cadáveres de los emperadores y los grandes reyes. Algunos dicen que se les enterraba, otros que se les incineraba, pero hay una serie de documentos que hablan de que se depositaban en el Cincalco, que es una cueva natural que te comunica con el inframundo. El Cincalco en el Valle de México está en Chapultepec. Abajo de donde está el audiorama hay una cuevita y se supone que ahí se depositó al Señor Moctezuma. “Después algunos se convirtieron en piedra y otros se dispersaron marchándose por muchos lugares”. Esto quiere decir que esos descendientes de los toltecas se integran a otros grupos como tantos pueblos mexicas que van a fundar el Valle de México”. Y por eso rematamos con esto. La intención de plantear la parte histórica del Cerrito las dejamos para instalar en unas casitas que recuperó el INAH en el terreno de 12 mil metros que pertenecían a los trabajadores de la Hacienda del Cerrito y que están atrás y queremos integrar como estaciones interpretativas en un sendero que vamos a hacer para que se recorra toda la zona.
PDA: Hay mucho por hacer todavía.
VALENCIA: Jajaja, sí. ¿Qué pasa? Es curioso estábamos trabajando, excavando, todo empolvado y no falta quien diga “y todo eso que nos platica, ¿cuándo lo escribe?” Nada más que terminemos esto. Escribimos, presentamos el libro y recuerdo que ese día no falta quien diga: “Yo no quiero hacer una pregunta de su libro; yo nada más quiero saber cuándo regresan a hacer excavaciones?” ¿Qué falta hacer? Mucho trabajo. Para nosotros el museo era una necesidad ya porque teníamos mucho material. En 1999 cuando se inicia no teníamos acervo y 20 años después pudimos hacer un inventario con cerca de 350 piezas, de las que están en exhibición 270. Para no saturar de información. Está el público sabiondo que te exige mucho pero también el que no quiere salir con un dolor de cabeza.
PDA: Ojalá y pronto se pueda reabrir este Museo a todo el público.
VALENCIA: Eso queremos.
PDA: Muchas gracias, Daniel.
VALENCIA: Gracias a ustedes.