Hablar de agua en Querétaro es hablar de un recurso cada vez más limitado, presionado por el crecimiento poblacional, el desarrollo industrial y la expansión urbana. Nuestro estado enfrenta una realidad que no podemos seguir posponiendo: necesitamos una gobernanza efectiva en la gestión del agua, donde autoridades, sociedad civil, academia, sector productivo y ciudadanía trabajen de manera coordinada y corresponsable.
La gobernanza del agua implica más que administrar pozos o construir infraestructura. Significa generar reglas claras, mecanismos de participación y espacios de coordinación que aseguren que cada decisión sobre el recurso sea incluyente, justa, transparente y con visión de largo plazo. En Querétaro, donde la presión sobre los acuíferos es cada vez más evidente, pensar en el agua desde una sola institución o sector es insuficiente; necesitamos un enfoque integral.
Uno de los mayores retos es garantizar el equilibrio entre disponibilidad y demanda. Según datos oficiales, más del 80% del agua en el estado se extrae de acuíferos sobreexplotados. Esta situación no solo compromete la seguridad hídrica, sino también la estabilidad social y económica de la región. Sin un esquema sólido de gobernanza, las medidas para mitigar esta problemática serán fragmentadas e ineficaces.
Un modelo de gobernanza hídrica en Querétaro debe basarse en tres ejes fundamentales: la información, la corresponsabilidad y la planeación. Primero, contar con información clara y accesible que permita a todos los actores conocer la situación real del agua. Segundo, fomentar la corresponsabilidad: el agua no es solo asunto de los gobiernos; también lo es de las empresas que la usan en sus procesos y de los ciudadanos en su consumo diario. Y tercero, la planeación: dejar atrás las soluciones de corto plazo y pensar en políticas públicas que se anticipen a los fenómenos hidrometeorológicos y al crecimiento urbano.
La experiencia internacional muestra que donde hay gobernanza, hay mayor resiliencia. Querétaro tiene la oportunidad de convertirse en ejemplo nacional si logra construir un esquema donde las decisiones no se tomen de manera unilateral, sino a partir de un diálogo permanente entre sectores. El Consejo Consultivo del Agua es un espacio que avanza en esta dirección, pero hace falta fortalecerlo y darle peso en la construcción de políticas.
El agua es un bien común, y su gestión no puede depender de una visión fragmentada. Gobernanza significa reconocer que el futuro de Querétaro está ligado a nuestra capacidad de ponernos de acuerdo y tomar decisiones responsables hoy. Solo así podremos garantizar agua para las próximas generaciones.





