COLUMNA INVITADA
Partidos: pozo sin fondo
El presupuesto de 6 mil 788 millones de pesos autorizado por el Instituto Nacional Electoral (INE) a los partidos para 2018 es insultante en un país con múltiples carencias y donde la pobreza sirve para comprar votos no sólo con dinero del erario, sino también de fuentes oscuras. Para tratar de justificar la desmesura se repite un argumento falaz: “la democracia cuesta”. En México, las elecciones –el proceso más visible e identificado con la democracia– son severamente cuestionadas por la falta de limpieza, equidad y la parcialidad del INE y del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). En países equivalentes al nuestro, e incluso en democracias maduras, los comicios no son tan onerosos, pero sí creíbles.
Casi el 65% del financiamiento lo absorberán el PRI (mil 689 millones de pesos), el PAN (mil 281 millones), el PRD (773 millones) y Morena (650 millones). El resto se repartirá entre los partidos Verde, Movimiento Ciudadano, Nueva Alianza, Encuentro Social y del Trabajo, cuyas bolsas tampoco son bagatela, pues van de los 578 a los 376 millones de pesos. La menor asignación es para los independientes, pues sólo dispondrán de 43 millones. La partitocracia dominante no quiere competencia y bloqueará, sobre todo en la elección presidencial, cualquier esfuerzo ciudadano por acceder al poder por otras vías.
Un tercio del gasto general aprobado por el INE, también secuestrado por los partidos, corresponderá a las campañas políticas, cuyo periodo comprenderá del 30 de marzo al 27 de junio (90 días). Las elecciones del 1 de julio entrante serán las más amplias y complejas, pues junto con las federales las habrá en 30 entidades y en la Ciudad de México. En total se elegirán 3 mil 447 cargos (Presidente de la República, 500 diputados, 128 senadores, 8 gobernadores y centenares de alcaldes y legisladores locales).
Para dimensionar el despilfarro, en un país donde faltan hospitales, medicinas, escuelas, servicios públicos y presupuesto para combatir la corrupción y activar los mecanismos de defensa para periodistas y activistas de derechos humanos frente a los asesinatos, atentados y amenazas recurrentes, Grupo Reforma realizó un ejercicio interesante. Dividió el costo de las campañas (2 mil 234 millones de pesos) entre los 90 días que durarán. El resultado es escalofriante: los partidos gastarán ¡un millón de pesos cada hora!
La partitocracia es un pozo sin fondo y lo será mientras controle el Congreso y reparta el pastel discrecionalmente. La Cámara de Diputados aprobará sin paular ni maular los caudales negociados en el INE, sin tomar en cuenta las prioridades nacionales en materia de infraestructura, educación, salud, seguridad y justicia. Los partidos, el INE, el TEPJF, el gabinete y la alta burocracia viven en jauja mientras la pobreza suma legiones cada día, la violencia desangra al país y la corrupción se premia en vez de castigarse.
Los partidos han devenido en negocio de castas, pandillas o traficantes, según el caso. Los peores calificados en la escala institucional reciben las bolsas (o el botín) más cuantiosas sin generar beneficios tangibles y, a veces, hasta sin rendir cuentas. El sistema electoral debe cambiar de raíz para que nuestra democracia sea real y no simulacro, para que las siglas partidistas cuesten menos y para que las elecciones reflejen la voluntad ciudadana, no el arbitrio de los poderosos.