Ariel González
El sábado pasado, en una asamblea celebrada en la Ciudad de México, el Frente Cívico Nacional anunció que buscará convertirse en un partido político en 2025. Con ese propósito, este frente opositor también adelantó, en voz de uno de sus principales promotores, Guadalupe Acosta Naranjo, que el próximo 20 de enero se registrarán como agrupación política nacional ante el Instituto Nacional Electoral.
La noticia ha provocado, como era de esperarse, diversas reacciones. La más importante, sin duda, es que los diferentes sectores de oposición en la sociedad civil han visto renacer la esperanza y ánimo que en su momento los movilizó como “marea rosa”. Retomar ese ímpetu y sobre todo la dignidad ciudadana en defensa de las instituciones democráticas, es la tarea que el Frente Cívico está impulsando.
Por supuesto, no han falta quienes desde el oficiliasmo han intentado descalificar este esfuerzo opositor. Luisa María Alcalde, presidenta nacional de Morena, ha dicho que “la oposición está moralmente derrotada, no es una alternativa. Ahora resulta que los mismos de siempre, los que estaban en el PRI, algunos del PAN, se juntaron (…) y decidieron que van a formar una fuerza política”.
No parecen las palabras de alquien que dirige una organización compuesta por montones de militantes procedentes justamente del PRI y del PAN, algunos de ellos no solamente oportunistas y trepadores sin otra convicción que la de defender una curul o cargo en el gobierno, sino también gente con una amplia trayectoria de corrupción, cuando no de abiertas ligas con el crimen organizado. ¿Desconoce la señora Alcalde el origen de uno de los segmentos más poderosos de su militancia?
Es comprensible que Alcalde –quien al frente de Gobernación siempre actuó como secretaria de partido– busque desprestigiar la iniciativa del Frente Cívico para transformarse en partido, pero al caracterizar a los participantes de esta organización como “los mismos de siempre” pretende ignorar el peso específico que tienen en esta organización una multitud de organizaciones de la sociedad civil. Desde luego, hay conocidas figuras que han militado en distintos partidos (porque tampoco en política existe la generación espontánea), pero no se puede ignorar a los miles de ciudadanos y a las muchos organismos civiles que en todo el país salieron a las calles desde que comenzó la destrucción de las instituciones democráticas en nuestro país a manos del gobierno de Morena.
Llevando el tema a la red social X, la misma presidenta de morena usó una imagen de Adrián LeBarón (que luego quitó) para señalar que “son los mismos de siempre” y que “saquearon al país”. La respuesta de LeBarón fue contundente: “¿Cuándo le robé un peso? Vaya y denúncieme como yo lo he hecho ante las injusticias que veo en el país. ¿Cuándo le he quitado algo a los mexicanos? (…) ¿Soy el mismo de siempre? Pues claro y lo digo con honor, soy parte de una comunidad trabajadora y transparente, que se ha cansado de tender su mano franca, y así seguiré siendo. ¿Cartucho quemado? Los únicos que conozco son los que dejaron los sicarios que acribillaron a mi hija y nietos, y que siempre los recuerdo porque sueño que un día, jamás una familia vuelva a estar en peligro o que muera en un camino terregoso intentando defender a los niños”.
La reacción de Luisa María Alcalde parece indicar, por lo demás, que ella no está completamente segura que su partido podrá seguir los pasos del PRI y permanecer décadas en el poder. Le preocupa acaso, y con toda razón, el tipo de convocatoria que Guadalupe Acosta Naranjo está haciendo a la ciudadanía para sacar del poder a Morena en 2030; una convocatoria que tiene como eje fundamental la recuperación de la vida democrática y las causas más sentidas de los mexicanos más allá de posicionamientos ideológicos. “No tenemos –dijo Acosta Naranjo en su discurso del sábado– una ideología fija, no seremos de izquierda ni de derecha, vamos a defender causas y valores. Aquí cabe gente de derecha e izquierda, el valor es la democracia”.
Parece preocuparle a Alcalde que la nueva agrupación tendrá entre sus reglas que sus dirigentes no podrán aspirar a ninguna candidatura, y que estas no serán impuestas tampoco por ninguna cúpula, sino que se decidirán a partir de la votación abierta entre la ciudadanía. Y por supuesto, también le preocupa que el Frente Cívico, convertido en partido, fije una proporción de candidaturas a ciudadanos menores de 35 años y que considere igualmente otorgarlas a los representantes de las organizaciones comprometidas con las diferentes causas de la sociedad civil.
En su ataque, la señora Alcalde deja entrever que el gobierno morenista buscará por todos los medios cerrarle la puerta al Frente Cívico para que no obtenga su registro como partido político. Su temor a que sean, efectivamente, “los mismos de siempre”, es obvio: los mismos que han marchado por las principales plazas del país para defender la democracia; los mismos que han exhibido las corruptelas morenistas y sus vínculos con el crimen organizado; los mismos que han alertado sobre las aspiraciones totalitarias del gobierno; los mismos que han acompañado a las madres buscadoras, a las mujeres violentadas, a los enfermos sin medicamentos; en fin, los mismos ciudadanos de siempre –y muchos más que esperan ser convocados– que no se han dado por vencidos y que pueden sacar a Morena del poder.
@ArielGonzlez FB: Ariel González Jiménez