Fue Francisco un Papa extraordinario. Tuve una experiencia de cercanía con él desde que estuvimos juntos en Aparecida, de tal manera que tuvimos la oportunidad de compartir una experiencia grande en 2007. Posteriormente como Papa, lógicamente tuvimos más de un encuentro.
Sin duda el que me haya dado la confianza para ser arzobispo es una bendición, pero también el poder estar siguiendo todas aquellas orientaciones que él nos daba como un Papa misionero, fue una oportunidad grande y poder realmente dinamizar la comunidad, dinamizar la iglesia.
Creo que su ausencia se siente, Dios tiene sus planes y seguramente nos enviará un Papa según su corazón. La cercanía con el Papa Francisco llegó rápidamente a tal grado que podía reconocerme como un amigo que en Aparecida tuvimos la oportunidad de compartir juntos y de estar realmente condividiendo una experiencia misionera como él lo soñó.
El Papa Francisco ha significado mucho para dar respuesta a todas las demandas pastorales de la Iglesia en el tiempo actual. Sin duda lo extrañamos ya, pero nos queda su legado. Grandes documentos donde se plasma no solamente su pensamiento, sino su inquietud por que nuestra Iglesia sea una Iglesia misionera en salida, una iglesia que no se quede en la teoría, sino que aterrice en la práctica, obispos, sacerdotes y laicos y vida consagrada, que salgamos a las calles, a la misión, que peregrinemos con nuestro pueblo y que no nos paralice la comodidad. Por eso, la experiencia de la misión fue una propuesta creo que insistente del Papa Francisco. Él nos decía que los pastores tenemos que estar adelante para orientar en el camino. El medio para estar en contacto con nuestro pueblo y también detrás para que nadie se quede rezagado.
Sin duda esto lo tratamos de vivir en Querétaro y posteriormente lo estamos viviendo aquí en esta arquidiócesis de Durango, con el impulso de la misión en las calles, con el impulso del deseo misionero de Jesús que el Papa asumió de todo corazón.
Saludo a todos los lectores de este periódico, les saludo a usted, sabedores de todo el impulso que también a través de Plaza de Armas se dio y se sigue dando a los proyectos de nuestra iglesia.
Que Dios les bendiga.
Arzobispo de Durango y ex Obispo de Querétaro