La Semana Santa regresó con la gente y todo su fervor en el Centro Histórico de Querétaro. Sin importar que el termómetro marcara más de 30 grados, miles de personas, fieles, turistas y visitantes regresaron a las calles y los templos de la ciudad.
Tras dos años, interrumpido por la pandemia, desde La Catedral de Querétaro se llevó a cabo el lavatorio de pies por parte del obispo de la entidad, Fidencio López Plaza, uno de los rituales más importantes de la Semana Mayor.
“Hace dos años celebramos Pascua con uso de cubrebocas, sana distancia y manos limpias. Hoy, gracias a Dios, estamos llamados a valorar, agradecer y a resignificar esta hermosa experiencia que hemos vivido a la luz de nuestra fe”, indicó el obispo Fidencio López Plaza.
López Plaza lavó los pies de 12 personas como lo indica la tradición, mismo ritual l que realizó en el Centros de Readaptación Social.
Se observó a grupos numerosos ingresando el jueves a las iglesias del Centro Histórico, como la familia Mendoza, que realizó la visita de “14 casas”
“Esta vez recorrimos 14 iglesias, por las que no pudimos recorrer el año pasado. Ahora no fueron solo siete”, dijo orgullosa la señora Laura Mendoza.
Silencio en las calles de Querétaro
Aun cuando había cerca de 40 mil personas para presenciar la procesión del silencio por las calles del centro, no se escucharon ruidos para conmemorar de manera respetuosa una tradición de 55 años.
Baños portátiles, vallas, ambulancias, socorristas y muchos comerciantes se dieron cita por la tarde para asistir y brindar alimento y saciar la sed de los asistentes que aguantaron a pie o en banquitos el paso de mil 300 hombres y mujeres que realizaron penitencia.
Cerca de las 18:00 horas las cofradías y hermandades partieron del atrio de del Templo de La Cruz de los Milagros para bajar por Felipe Luna, 5 de Mayo, Luis Pasteur, Reforma, Juárez, Ángela Peralta, Corregidora e Independencia y finalizar nuevamente en el Templo de la Cruz.
Al final del trayecto, que duró cerca de cuatro horas, varios de los penitentes terminaron con dificultad el recorrido, con los pies muy maltratados por lo caliente de los adoquines, pero con la fe renovada para un año más.
En La Cañada, miles de personas se congregaron a las puertas del Templo de San Pedro para la representación de la vida y muerte de Jesucristo y también se realizó la representación del Viacrucis en el Templo de la Congregación.
El sábado, con más de 30 grados, familias acudieron a balnearios, albercas o fuentes, como la que está en Plaza Fundadores para darse un auténtico baño con sabor a gloria.
Finalmente el rito de Semana Santa terminó con el Domingo de Resurrección en donde el vicario Martín Lara Becerril recordó durante la homilía que este período es la máxima de la creencia católica, “la confirmación de la divinidad de Cristo”.