En el ambiente del arte en México hay gente que se les recuerda porque tuvieron algún puesto importante político en la cultura y el Sistema les reconoce sus lealtades. Hay otros casos donde hay personajes que son independientes y que definen el arte de otra manera. Aunque todo parecería que trabajar por la cultura o en la cultura es lo mismo, no lo es. La definición del arte independiente tiene valores más auténticos.
Hoy recordamos a uno de esos personajes de la historia que se dedicaron a crear valor dentro del arte. Función que es fundamental en un proceso de generar civilización y sociedad.
Óscar Román, reconocido galerista, promotor cultural y figura central del arte contemporáneo en México, falleció el pasado 27 de junio. Su partida ha generado una profunda conmoción en la comunidad artística nacional, que hoy llora no sólo a un curador de talento excepcional, sino a un hombre generoso, apasionado y comprometido con el arte y con su país.
Román fue mucho más que un galerista: fue un constructor de puentes entre generaciones, un rescatista de voces olvidadas y un incansable impulsor de nuevos talentos. Fundador de la Galería Óscar Román en 1991, en el corazón de Polanco, su espacio se convirtió en uno de los referentes imprescindibles del circuito artístico mexicano. Ahí se dieron cita desde artistas consagrados como Alice Rahon o Jazzamoart, hasta creadores emergentes que encontraron en él una plataforma para iniciar su carrera.
Originario de la Ciudad de México, estudió Relaciones Internacionales en la UNAM y posteriormente se especializó en Historia del Arte en la National Gallery de Londres y en Arte Contemporáneo en el Centre Pompidou de París. Su formación internacional fue clave para desarrollar una visión curatorial amplia, plural y de vanguardia.
Durante más de tres décadas, Román organizó más de 400 exposiciones. Una de sus labores más notables fue el rescate de la obra de Alice Rahon, artista de origen francés integrada al movimiento surrealista mexicano, a quien dedicó una exposición histórica que permitió revalorizar su legado y llevar su obra al Museo de Arte Moderno.
Pero más allá de su labor curatorial, Óscar Román destacó por su vocación filantrópica. Encabezó numerosas subastas benéficas a favor de instituciones como la Fundación México Vivo, Amigos del Museo José Luis Cuevas y otras organizaciones dedicadas a la lucha contra el VIH, la salud infantil y la promoción cultural. Para muchos, Román representó una rara conjunción entre sensibilidad artística y compromiso social.
“Dedicó su vida al arte con una pasión inquebrantable”, expresó su equipo en un comunicado emitido tras su muerte. Las muestras de cariño y reconocimiento no se hicieron esperar. Instituciones como el INBAL, el Museo Soumaya, Gama, Morton Subastas y Artes de México lamentaron su fallecimiento, destacando su papel como figura clave en el desarrollo del arte contemporáneo en el país.
En 2021, con motivo de los 30 años de su galería, Román publicó un libro conmemorativo presentado en el Palacio de Bellas Artes, que reúne tres décadas de historia, exposiciones y artistas. Su testimonio quedó plasmado ahí: la pasión por el arte como una forma de vida.
El cuerpo de Óscar Román fue despedido por familiares, amigos y colegas en el Panteón Francés, donde se le recordó como un hombre cálido, generoso y con una mirada siempre puesta en el futuro del arte mexicano.
Su legado, sin embargo, no muere con él. Perdura en cada exposición que ayudó a montar, en cada artista al que abrió camino, y en cada espectador que encontró en su galería una experiencia transformadora. Óscar Román deja una huella imborrable: la de un hombre que vivió para el arte y que, en ese amor, supo cambiar muchas vidas.
Jesús Urbieta, Alejandro Arango, José Luis Bustamante, Luis López Loza, Jazzamoart, Jorge Marín, Ernesto Álvarez, Agustín Castro López, Luis Filcer, Vladimir Cora, Laura Quintanilla, Rodrigo De la Sierra y Alice Rahon son algunos de los artistas que han expuesto en su galería.
