El papa Francisco reconoció que en el Vaticano existe corrupción, pero dijo que él está en paz desde que fue elegido para guiar a la Iglesia católica, una paz que le permite dormir tranquilo pese a los desafíos de su misión.
El líder católico hizo estas consideraciones en un largo coloquio con líderes de congregaciones religiosas del mundo, cuyo contenido fue publicado este jueves por primera vez por la revista de los jesuitas en Roma, “La Civiltà Cattolica”, pero que tuvo lugar el 25 de noviembre de 2016 en el Vaticano.
En la conversación, entre otras cosas el pontífice abordó el problema de los abusos sexuales contra menores de parte de clérigos y, se manifestó contra las supuestas apariciones de la Virgen que incluyen mensajes poco creíbles, además de contar algunas anécdotas personales.
Recordó que en las discusiones de los cardenales antes del Cónclave de 2013 donde fue elegido se hablaba de los problemas del Vaticano, se hablaba de reformas y todos las querían.
“Existe corrupción en el Vaticano, pero yo estoy en paz. Si existe un problema yo escribo una nota a San José y lo pongo bajo la estatuita que tengo en mi habitación. Es San José quien duerme en un colchón de notas. Por eso duermo bien: es una gracia de Dios”, aclaró.
“¿Cuál es la fuente de mi serenidad? ¡No, no tomo pastillas tranquilizantes! Los italianos dan un buen consejo: para vivir en paz se necesita un sana dosis de desinterés.
No tengo problemas en el decir que ésta que estoy viviendo es una experiencia completamente nueva para mi”, insistió. Reconoció que cuando estaba en Buenos Aires era más ansioso, se sentía más nervioso y preocupado, no vivia como ahora ya que desde su llegada al papado ha vivido una experiencia muy particular de paz profunda y esa no lo abandona. “Vivo con paz, no se explicarlo. Duermo siempre seis horas. Y rezo.
“Rezo a mi modo. Mi paz es un regalo del señor, ¡que no me la quite!”, añadió. Cuestionado sobre cómo afrontar los problemas de abusos sexuales contra menores de parte de religiosos, sostuvo que de cada cuatro personas que abusan, dos han sido abusadas con anterioridad y eso -dijo- es “sembrar el abuso” lo cual “es devastador”.
Explicó que si los involucrados son sacerdotes o religiosos se está, además, ante una acción “acción del diablo” que “arruina la obra de Jesús a través de áquel que debía anunciar a Jesús”. Pidió hablar claro y saber que estos actos son producto de “una enfermedad” porque si no existe este convencimiento entonces no se podrá resolver el problema.
Por eso pidió estar atentos a no recibir en la formación a candidatos a la vida religiosa sin asegurarse bien de su adecuada madurez afectiva. “Por ejemplo: nunca recibir en la vida religiosa o en una diócesis candidatos que fueron expulsados de otro seminario o de otro instituto religioso sin pedir informaciones muy claras y detalladas sobre las motivaciones de su alejamiento”, ilustró.
Más adelante se refirió a la fuerte fe de la Virgen María que existe en América Latina y aclaró: “Pero, ¡en la Virgen verdadera! No en la Virgen jefa de una oficina postal que cada día manda una carta distinta diciendo: hijos míos, hagan esto y después, el día siguiente, hagan aquello”.
“No, no ésta. La Virgen verdadera es la que genera Jesús en nuestro corazón, que es madre. Esta moda de la Virgen superstar, como una protagonista que se pone al centro a si misma, no es católica”, sentenció.
Aunque el Papa no la mencionó específicamente, sus comentarios coincidieron sugerentemente con el caso de la Virgen de Medjugorge, en Bosnia-Herzegovina, que tiene millones de seguidores en el mundo y cuyos videntes sostienen que María se les aparece todos los días.
Algunos años atrás el Vaticano estableció una comisión para investigar la veracidad de las supuestas apariciones bosnias, pero pese a haber concluido las pesquisas el Papa no se ha manifestado oficialmente sobre el particular.