Jorge Alberto Rincón Acebo
El pasado 5 de mayo, la OMS declaró terminada la fase de emergencia internacional de salud por COVID-19. Señaló, que a pesar de que la infección por el virus SARS-Cov2 seguirá sucediendo, el grado de alerta será menor.
Sin duda, ocurrirán mutaciones virales nuevas, pero estas atacarán una población con mayor grado de inmunidad. Lo que se espera resulte en infecciones de menor virulencia. Aquellos casos en los que el virus logre evadir el sistema de defensa (ya sea por falta de infección previa o, por no haberse vacunado), serán los que lleguen a evolucionar a un estado de gravedad. Así mismo, dentro de los casos más delicados, se encontrarán quienes padezcan enfermedades crónicas, sobrepeso u obesidad.
Por lo que es de vital importancia que el personal de salud permanezca como promotor del uso adecuado del cubrebocas, difunda su utilización en los pacientes enfermos y, cumpla con los protocolos vigentes establecidos por las instituciones de salud.
Actualmente, el uso de mascarilla se respeta en hospitales; algunos centros comerciales aún disponen de un dispensador de gel de base alcohólica, termómetros y tapetes en la entrada. Apoyemos a que estas medidas persistan como parte del protocolo COVID-19 en todos los establecimientos que tengan un aforo superior a cincuenta personas.
La reducción de casos graves implica no bajar la guardia, reforzar la prevención en medidas protocolarias y, favorecer estilos de vida saludables para abatir el sobrepeso y la obesidad. De esta manera, ayudaremos a disminuir la severidad de esta enfermedad.
Anatomopatólogo
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.