CIENCIA FORENSE
VIOLENCIA DOMÉSTICA, LA MÁS PELIGROSA
Disculpando la ausencia, Plaza de Armas retoma esta trinchera para hacer una denuncia pública más sobre los delitos que más lastiman a la sociedad. No estamos hablando de los consabidos psicópatas violadores, secuestradores, pederastas, ni de trata, estamos hablando de algo más crudo, estamos hablando de las increíbles situaciones en que el enemigo es un malandro que forma parte de nuestra más íntima convivencia, de aquél familiar directo que está entre nosotros en nuestra propia casa, causando daño físico y emocional, que bien pueden llevar a sus víctimas hasta la esquizofrenia.
La familia
La familia es el espacio doméstico, el lugar fundamental de la transmisión de los valores que sustentan a una sociedad, así como el núcleo básico de educación y unidad de cultura. Este espacio familiar es el medio privilegiado para el desarrollo de sus miembros, ya que en ella tienen lugar una serie de procesos de socialización cruciales para los individuos y para su vida en una sociedad determinada.
Derecho a ejercer el control
Tanto la discriminación por cuestiones de género, como las relaciones de violencia son un producto social que se genera y perpetúa en la familia, a partir de la conformación de una estructura jerárquica que se da en su interior y en la que se establece que alguno de sus miembros tiene el “derecho” de ejercer el control sobre los demás por cualquier medio, incluso a través de la violencia.
Abuso ventajoso
La doctora en Ciencias Sociales, Rosalba Robles Ortega, señala que las diversas agresiones de que son víctimas las mujeres y el hecho de que estas agresiones cada vez sean más frecuentes, hacen que el problema de la violencia doméstica se convierta no sólo en un tema importante a tratar, sino en un foco rojo de atención dentro de la problemática social local a solucionar.
El parentesco no importa
Por otro lado Marta Torres Falcón en su libro La Violencia en Casa, señala que utiliza el término “violencia doméstica”, porque ha sido denominada para referirse al lugar en el que ocurre la violencia en contra de las mujeres, sin importar el parentesco o vínculo legal, en tanto que la violencia intrafamiliar, se puede reducir a la existencia de lazos consanguíneos entre agredidas/os y agresor/as.
Para variar el carácter misógino
Si consideramos el hecho de que son las mujeres quienes por su condición de género han sido discriminadas y violentadas social, política, jurídica y económicamente a través de la historia, la violencia doméstica podría seguirse viendo como algo común, que es posible de solucionar al interior de cuatro paredes, como sucedía hasta hace poco tiempo. La doctora Robles menciona su propuesta para realizar un análisis desde los enfoques sociológico y de género, sobre la gestación de la violencia doméstica que sufren las mujeres, a partir de dos de las instituciones más importantes que la producen y la promueven, como es el caso de la familia/el hogar y el matrimonio.
La familia
Agnes Heller, en su libro “La Revolución de la Vida Cotidiana”, cita que la organización familiar en sociedades como la nuestra, tradicionalmente ha sido conocida y distribuida, con base en una jerarquía en la cual el padre posee la más alta, enseguida está la madre, y posteriormente los hijos. Pero también es conocido que los hijos varones poseen una jerarquía mayor frente a las hijas e inclusive la madre, cuando son adultos. Es así que la posición de la mujer dentro de la familia es asignada por el padre o marido.
Diferencia sexual
Margo Su, en su libro “La pareja. Hasta que la muerte nos separe. ¿Un sueño imposible?” , comenta que existe una desigualdad sexual a partir de la cual se origina una relación diferenciada y de subordinación por parte de las mujeres con relación a los hombres y, la cual se remonta a las “sociedades primitivas cuando el hombre empieza a acumular riqueza, tierras, rebaños, y muchas mujeres a quienes incorpora a sus posesiones”, ya sea como objetos o sujetos a los que acceden los hombres “socialmente” de forma legítima e institucionalmente por “derecho” a través del matrimonio legal, algo que ya de entrada violenta la integridad de las mujeres al convertirse en sujetas tomadas por objetos.
Causas biológicas, psicológicas, comunicacionales e interaccionales
Jesús Alfredo Whaley Sánchez, en su libro “La violencia Intrafamiliar en México”, señala que el victimario, al ser también un actor social inmerso en un contexto general de violencia, no únicamente ha aprendido a justificar su conducta y a minimizarla frente a los demás, sino a ocultarla incluso a su propia percepción. La familia, considerada el sistema nuclear de origen donde se configura la socialización primaria de los individuos, no sólo no es ¿cómo idealmente se cree? el lugar de refugio ante la violencia exterior, sino uno de los principales escenarios donde ésta se ejerce y donde existe mayor impunidad para el agresor.
Los más vulnerables
Los infantes, los adultos mayores, las personas con discapacidad y algunas mujeres, al ser vulnerables por su condición física, inestabilidad emocional, dependencia afectiva, falta de recursos económicos y/o desconocimiento de sus derechos, son las principales víctimas de la violencia doméstica e intrafamiliar. Los adultos varones, al ser los beneficiarios de una sociedad sexista, no sólo reproducen mediante la violencia sus mecanismos de poder, sino que encuentran los elementos necesarios para justificarla.
Proveedor-castigador y protector-conquistador
Simbólica e ideológicamente la figura del varón como protector, conquistador, proveedor y castigador, tiene enorme importancia en la conformación del contenido de las conciencias personales. Su función social y su jerarquía en la familia parecen estar aseguradas por el sólo hecho de nacer con determinados genitales. La biología y los discursos ideológicos que sobre ella se construyen, son elementos importantes que los científicos sociales no deben ignorar.
Descripción no, prevención sí.
Whaley Sánchez, en su trabajo atrás citado, considera que no obstante, describir la violencia y discriminación que cotidianamente sufren las mujeres a manos de los hombres, o las agresiones de que son víctimas las niñas y los niños por sus familiares, no es lo mismo que conocer sus causas y ayudar a prevenirlas. Sobre todo si tomamos en cuenta que éstas son, tanto del orden individual, como del familiar y social.
Enfoque multidisciplinario
La violencia conyugal y familiar, pese a los estudios y tratamientos de tipo psicodinámico, cognitivo, social, biológico y neuroquímico, persiste en gran cantidad de hogares. Hombres y mujeres, aunque no sean responsables de la violencia, sí participan, directa o indirectamente, dentro del fenómeno, concebido como interaccional y como un proceso particular, quizá distorsionado, de comunicación.
El fracaso social de la familia
J. Solnit , en su libro titulado “A Psychoanalytic View Of Child Abuse, Victims of Abuse-The Emotional Impact of Child and Adult Trauma”, considera que estas estructuras verticales de poder las ha propiciado el propio Estado al permanecer ajeno a lo que sucede hacia el interior del núcleo familiar, en el que los mecanismos internos de la familia son suficientes para establecer a su interior, pautas democráticas de conducta del grupo, que permiten la solución de los conflictos entre sus miembros. Manifestándose el fracaso de la familia como instancia de control social informal en contra de la violencia; aunque los conflictos no se resuelven ni democrática ni pacíficamente.
Marco jurídico
La visión sobre el problema de la violencia doméstica se inició en la Ciudad de México, en buena medida se debió a la decisión de un grupo de mujeres realizó las acciones necesarias para impulsar una nueva legislación y reformas a los ordenamientos civil y penal. A partir de la promulgación de la primera Ley de Asistencia y Prevención de la Violencia Familiar del Distrito Federal en julio de 1996, y con el impulso de la firma, por parte de México, de la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer, se han promulgado en 25 estados de la República, ordenamientos específicos para atender el fenómeno de la violencia familiar, se han reformado las legislaciones civiles y penales.
Norma mexicana
En el año 2000 se expidió la NOM 190 sobre los Criterios para la Atención Médica de la violencia familiar, en la que explícitamente se reconoce que la violencia familiar es un problema de salud pública, estableciendo un formato para recabar los datos necesarios para integrar un registro nacional dd las víctimas y así evaluar cuantitativamente el problema.