INGENIERÍA HUMANA
La soledad en la adolescencia
Las personas comentamos que en determinadas situaciones, así estés rodeado por una multitud, te encuentras solo. La soledad es concebida como un estado subjetivo que contrasta con la condición de aislamiento físico; o que surge como una respuesta ante la falta de una relación particular e implica un desequilibrio en el nivel deseado y logrado de interacción social y afectiva. Existen asociaciones significativas entre la soledad y algunos indicadores de salud, tales como la ingestión de alcohol, específicamente en las mujeres; la angustia y la depresión en los adultos y, en menor proporción, como razón para el debut sexual en adolescentes.
La soledad como raíz de problemas
P. M. Karnick, en su artículo titulado “Feeling lonely. Theoretical perspectives”, afirma que la soledad es un problema que ha sido sistemáticamente negado como un trastorno que requiere atención seria, tal vez porque quienes lo sufren no siempre admiten que puede ser la raíz de otros problemas, o porque no se ve como una entidad separada. Las personas que sufren de soledad no quieren reconocerse como “solas”, debido a que experimentan sentimientos de vergüenza o dificultad para superar el aislamiento. Además, refiere que quizá los seres humanos son capaces de identificar sus propios sentimientos de soledad cuando ellos reconocen los sentimientos de soledad en otros. Otros hallazgos indican que esta problemática no se asocia con búsqueda de ayuda especializada porque no se percibe por las personas como algo patológico, sino como una característica normal de la vida.
Concepto de soledad en la adolescencia
Existen diferencias entre soledad, estar solo, aislamiento, enajenación y soledad positiva, que se utilizan indistintamente en la literatura de enfermería para referirse a la “experiencia de soledad”, pero que enmarcan significados distintos. En el año 2004 la Organización Mundial de la Salud, junto con la Universidad de Melbourne, emitió un informe compendiado sobre promoción de la salud mental: conceptos, evidencia emergente y práctica; en el que se señala que actualmente la población se ve afectada por factores como inseguridad, un bajo nivel educativo, vivienda inadecuada, mala nutrición, abuso de alcohol y otras sustancias, maltrato y conflictos familiares que alteran de forma significativa la calidad de vida en las esferas física, social, emocional y mental. Estos factores ocasionan en los individuos y las familias experiencias de inseguridad, desesperanza, soledad, riesgos de violencia y problemas en la salud física.
Estar solo y soledad
La soledad es una experiencia claramente distinta a otros términos, como aislamiento social o estar solo. Al respecto, L. M. Heinrich y E. Gullone, en el artículo “The clinical significance of loneliness: a literature review”, comentan que estar solo se refiere a que la persona que está sola, es solitaria, pero que no tiene sentimientos de soledad. No todas las personas que viven solas se sienten solas. Este estado puede ser voluntario, la persona lo elige porque quizás prefiera realmente estar sola que estar con otras personas. Se encuentra estrechamente relacionado con el concepto de aislamiento social.
Soledad y aislamiento social
En tanto que A. Alestalo, T. Munnukka y T. Pukuri, en el artículo “Problems of young people in community psychiatric care”, señalan para aislamiento social: Estado en el cual el individuo experimenta una necesidad o deseo de contacto con otros, pero es incapaz de realizar ese contacto. Incluye sentimientos expresos de soledad y deseo de contacto con otros. En el aislamiento social se observan manifestaciones de inseguridad en situaciones sociales. No es una respuesta, es más bien una causa o factor contribuyente a la soledad. Tiene características como: sentimientos de inutilidad, de rechazo, falta de ánimo, escaso contacto ocular, hipoactividad, fracaso en la interacción social entre otros.
Enajenación
En este caso, la enajenación describe un sentimiento de vacío interior, una separación de sí mismo y de un centro de identidad. J. B. Younger, en su trabajo titulado “Younger JB. The alienation of the sufferer”, describe la enajenación como una experiencia de desconexión consigo mismo, con otros, con un Dios, la naturaleza o un reino trascendente. No es ausencia de conexión, sino conexión negativa. También se define como un patrón de interrelación negativo con otros.
Soledad en la adolescencia
La soledad en la adolescencia es un sentimiento subjetivo, emotivo, variable, negativo e involuntario experimentado por el adolescente, que involucra una insatisfacción social, emocional, de afecto y de apoyo, asociada con una necesidad real o percibida de relaciones interpersonales insatisfactorias que afectan su esfera emocional y social, y que puede ser antecedente, predictor o desencadenante de resultados negativos a nivel físico y mental.
Antecedentes de la soledad en la adolescencia
Las causas que favorecen la aparición de sentimientos de soledad en la adolescencia incluyen factores relacionados con los cambios físicos propios de la edad, que pueden generar sentimientos de timidez, rechazo, minusvalía y conducir al aislamiento del adolescente. Si no son manejados adecuadamente por una red de apoyo pueden generar sentimientos de soledad. Varios autores mencionan como sus causas a las condiciones sociodemográficas y culturales adversas, que ocasionan disminución en las oportunidades de interacción social; psicopatología del adolescente o de los padres, especialmente depresión y abuso de alcohol y drogas; violencia doméstica, tipo de relación marital y dinámica familiar, historia de abuso o maltrato; alteraciones en las relaciones con los familiares y amigos, como los son pérdidas, rupturas, muerte, enfermedad, viajes, mala comunicación entre padres e hijos, peleas con los amigos; ambiente social y familiar de la persona, hijos con hogar, pero solos. La muerte de personas significativas es la pérdida con más influencia en los sentimientos de soledad.
Conexión entre padres e hijos
Un estudio de correlación realizado por Antognoli-Toland (21) mostró que la conexión entre padres y adolescentes es un predictor independiente de soledad en la adolescencia que varía con edad y género. La calidad de la conexión entre padres e hijos y la estructura familiar son predictores significativos de soledad durante la adolescencia. Los hallazgos del estudio respaldan la afirmación de cómo un déficit en las redes de apoyo relacionadas con la estructura familiar hace difícil para el adolescente obtener el apoyo y la afirmación que ellos necesitan para satisfacer sus necesidades
interpersonales.
Apego paterno
J. Lempers y sus colaboradores, en el artículo titulado “Young, middle and late adolescent comparisons of the functional importance of five significant relationship”, que se publica en el Journal of Youth and Adolescence, cita que, por el contrario, los adolescentes con mayor apego con los padres reportan menor soledad. Un meta-análisis publicado como “A meta-analytic study of predictors for loneliness during adolescence”, concluyó que algunos predictores que pueden aumentar la vulnerabilidad en la adolescencia para experimentar sentimientos de soledad incluyen depresión, bajo apoyo social, baja autoestima, ansiedad social, timidez, disminución en la expresividad materna, disminución en la expresividad paterna, edad y género.
Consecuencias de la soledad en la adolescencia
La revisión de la literatura realizada por L. M. Gullone muestra que la soledad se asocia a problemas psicosociales, de la salud mental y del bienestar físico. Este investigador en su trabajo “The clinical significance of loneliness: a literature review” manifiesta que la soledad se encuentra asociada a sentimientos de tristeza, ansiedad, depresión, baja autoestima, conducta suicida, abuso de drogas y restricciones dietéticas. También se encuentra asociada a síntomas como náuseas, dolor de cabeza, problemas de sueño y pobre funcionamiento cardiovascular. La justificación para los problemas físicos se encuentra en que las personas que experimentan sentimientos de soledad tienen cambios en los estilos de vida, prácticas menos saludables y menor número de comportamientos que promueven la salud: uso de alcohol, hábito de fumar, menos ejercicio, menos relajación, pobre nutrición.