Después de la desastrosa administración de Donald Trump, durante su paso como presidente de Estados Unidos, donde hizo hasta lo imposible por ganarse la animadversión de toda la comunidad internacional, ahuyentando a los aliados y profundizando las diferencias con sus adversarios históricos, la nueva administración de Joe Biden ha comenzado rápidamente a reinsertarse como un gran protagonista en el multilateralismo, pero no sólo por solidaridad, sino por recuperar su liderazgo.
En la corta etapa de transición que hay en Estados Unidos, el equipo de Biden sin duda puso manos a la obra para actuar desde el primer día y poder dar claridad sobre sus políticas, entre ellas su rol ante la comunidad internacional y los grandes temas que a esta agenda ocupa.
En primer lugar estaba por supuesto la pandemia, donde si bien ya había un programa de vacunación anunciado de que en los primeros cien días estuvieran inmunizados 100 millones de norteamericanos, también había un asunto pendiente con la organización a cargo de velar por la salubridad internacional, no solo en casos de pandemias, sino en el día a día que tiene que ver con el aire que respiramos, los alimentos que consumimos, la comida que ingerimos y los medicamentos que tomamos. Trump, en su desesperada lucha por endosar su fracaso en el manejo de la pandemia, retiró a su país de la OMS. Uno de los primeros anuncios de Biden fue que Estados Unidos se reintegraba de manera inmediata a este importante organismo, trascendental en estos momentos. Los norteamericanos tienen las principales farmacéuticas del mundo y la primera en desarrollar la vacuna contra el COVID 19, y será seguramente de los primeros países de primer mundo en aplicarla a toda su población. Más laboratorios estadounidenses estarán logrando la aprobación de la vacuna, como Johnson & Johnson, por lo que serán un actor preponderante para la vacunación a nivel internacional.
El mismo día de su toma de posesión, el Presidente Biden también tomó la decisión de regresar al Acuerdo de París, cuyas 197 naciones integrantes, están comprometidas con mantener el aumento de la temperatura global de este siglo por debajo de los 2 grados centígrados, meta que Trump abandonó por un tema meramente electorero y generando costos a todo el planeta sin el compromiso del segundo país más industrializado del mundo.
La semana pasada Biden dio otro gran paso para retomar su liderazgo, esta vez vía su asistencia a la reunión virtual del G7, que se concentró en el tema del COVID 19 y acelerar la creación y reparto de vacunas, así como incrementar la capacidad de producirlas.
Pero hay otro tema que también ocupa a muchas naciones, fuera de la difícil coyuntura de la pandemia, se trata de las migración, un asunto del que Estados Unidos es un gran receptor de personas de otra naciones, principalmente de Latinoamérica y por supuesto de su vecino México. La apertura de la nueva administración estadounidense, representada en su frontera sur por Roberta Jacobson, ex embajadora ante México, marca un giro de ciento ochenta grados para personas que esperan asilo y que tenían que esperar largas temporadas en México, bajo el programa “Quédate en México”. También Biden da esperanza a los Dreamers, que llegaron a Estados Unidos siendo niños y a quienes Trump les quiso cerrar el camino legal hacia la residencia. Así, Estados Unidos está volviendo al multilateralismo, hacia falta, da más certeza al orden internacional y a la relación bilateral con México.
Notario y Maestro en Administración Pública
@AMaximilianoGP