Carlos Uriegas
Para Álvaro Rico, quien sigue a Gallos Blancos desde 1956, el castigo recibido por el Club es excesivo ya que dijo que es una “desafiliación disfrazada” por las complicaciones que tendría el equipo para sobrevivir en el estado, aunque tiene esperanza de que el gobernador Mauricio Kuri gestione para que el conjunto se quede en Querétaro.
Con su inconfundible voz e innegable conocimiento del futbol en Querétaro, el decano del periodismo deportivo compartió la pena que sintió al ver la violencia que se desató en el estadio Corregidora, su casa por 35 años.
Al ver las patadas sobre cabezas y no en los balones comentó: “ya nos fundieron”.
“Mi primer sentimiento al ver esa violencia en el estadio fue de coraje, ver cómo un grupo de vándalos cometía hechos de salvajismo como es golpear a alguien que ya está indefenso en el piso. Al ver eso le comenté a quienes estaban conmigo –‘Gallos está acabado’ ‘Adiós Gallos’- y más como sé que la Federación Mexicana de Futbol ha tratado al equipo a lo largo de la historia”, dijo de entrada Álvaro Rico.
Para Álvaro Rico, quien narra a los Gallos desde los años sesenta, la sanción que recibió el equipo es una desafiliación disfrazada y compartió que a lo largo de su vida ha sido testigo de hechos violentos en el Estadio Azteca, Ciudad Universitaria, en el Jalisco, en muchos lados.
“Recuerdo cuando bajaron a la afición de Gallos de los autos en Zapotlanejo para golpearlos, pero nunca nada como lo que se vivió el sábado 5 de marzo. A mí me corretearon en San Luis, en La Piedad, en Zamora, en Ocotlán; siempre han habido pleitos, pero no la salvajada que vimos el sábado en el Corregidora”, comentó Álvaro Rico, quien puso el dedo en la llaga al calificar el castigo como una “desafiliación disfrazada”.
“Es una desafiliación disfrazada, más claro ni el agua… Ya no tenemos directiva, ya no hay dueño, la franquicia termina en la FMF y la pone en custodia con alguien que perjudicó a Gallos terriblemente al vender a sus mejores jugadores y dejar al equipo con una mano adelante y otra atrás. Quién velará por los jugadores, algunos se van a ir, quién va a invertir al jugar sin público en el estadio, ya nos echaron fuera, aunque hoy hay una noticia esperanzadora del gobernador Kuri de que el equipo se va a quedar en Querétaro”, explicó Alvarito Rico, como cariñosamente muchos lo conocen.
Será complicado que alguien tome el equipo y el periodista explicó que Gallos pudiera sufrir para contratar jugadores o padecer arbitrajes parciales, como cuando en 1977 un pésimo trabajo de los silbantes Fermín Ramírez Zermeño y Marco Antonio Dorantes los dejó fuera del ascenso, además de señalar a varios postores que buscarán comprar al equipo.
“Ahí está Yucatán, que sin tener equipo ya tiene un nuevo estadio, está Morelia, Atlante, Dorados y ahora hasta el Zacatepec. El equipo está en venta, en oferta para que cualquiera se lo puede llevar”.
El conocimiento de Álvaro por Gallos Blancos es tan grande como el cariño que siente por el equipo y compartió su mayor tristeza y alegría que le ha tocado vivir al seguir al equipo queretano.
“La mayor tristeza fue el 10 de mayo de 1987; Ya estábamos con un pie en la Primera División al sacar el empate a cero en Tamaulipas, pero se presentó ese fatal accidente con la muerte de tres jugadores y con el ánimo hasta el suelo no pudimos ganar ese partido en penales en el Azteca”, emoción que contrastó cuando por fin se alcanzó el ascenso.
“La mayor alegría fue cuando se logró el ascenso contra el Puebla en 2007, con Alex Bulle como directivo y Chava Reyes como técnico, fue maravilloso, después de tanto buscarlo verlos entrar a Primera División por la puerta grande”, recordó con esa sonrisa siempre sincera y los ojos cargados de agua.
Hoy Gallos Blancos vive una pena más, quizá la más dolorosa de todas la que tiene al equipo a punto de irse por la puerta de atrás.