Rubén Cortés
Ebrard, nuevo secretario de Economía, la deberá pulir rápido: ayer le dijo a La Jornada que su alianza será con Estados Unidos. Pero la prioridad de su gobierno serán Rusia y China. Y, ayer, el gobierno actual le avisó que le deja una economía boyante, pero es mentira.
Aunque es de primaria, está claro Ebrard al decir que “EU necesita de México para competir con China y la cercanía geográfica con EU es oportuna para atraer negocios a México”. El asunto es que la inercia política que hereda, es de más cercanía con China que con EU.
El gobierno en el que Ebrard gestionará la economía, coincidirá con China, no con EU. Su reforma judicial lacera el orden constitucional democrático vigente y abre una inseguridad jurídica que daña al libre mercado: así funciona China, así no funciona EU.
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Sin embargo, si existe un servidor público en México para encarar asuntos contradictorios es Ebrard, quien durante la precampaña de Morena dijo de Sheinbaum “no me someteré a esa señora”, y hoy es definido como “el nuevo claudista”.
Ebrard es un político disciplinado en el sistema de ordeno y mando, propio de los gobiernos con una cabeza fuerte, como demostró durante su trabajo como canciller, en las negociaciones migratorias con el gobierno del presidente Trump.
Reveló Trump:
“Entra Ebrard a mi oficina y se ríe de mí cuando le digo: ‘Necesitamos 28 mil soldados en la frontera, gratis’. Me miró y me dijo algo como ‘¿Desplegar soldados, gratis?’ ‘¿Por qué haríamos eso en México?’ Le dije: ‘necesitamos algo llamado ‘Quédate en México’. Entonces él me miró y me dijo: ‘¡Señor: será un honor tener 28 mil soldados en la frontera! ¡Será un honor tener ‘Quédate en el Maldito México’! ¡Queremos tener ‘Quédate en México!’”
Reveló en su libro Never Give An Inch, Mike Pompeo, exsecretario de Estado de Trump:
“Marcelo, si no podemos regresar a casi todos los solicitantes de asilo a México en 14 días, vamos a cerrar por completo la frontera mexicana. Y, Marcelo, no necesitamos tu permiso para hacerlo. Queremos que haya cooperación, pero no es un requisito. Entiendo tu inquietud de que tu aceptación de estas condiciones no sea pública, pero me vale un bledo lo que digas. Lo que sea que te ayude internamente, es cuestión tuya”.
Las próximas renegociaciones del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos serán, para Ebrard, una prueba de fuego similar a las conversaciones migratorias con la administración Trump. Lo seguro es que siempre trabajará para el bien de su jefa.
Así que por eso, por disciplinado, cumplidor y leal, es que Ebrard será un puntal para la próxima presidenta. No por “inteligente”, como dicen.
Sí: para inteligente, ella.