La secretaria de Cultura del estado, Ana Paola López Birlain, entregó los recursos correspondientes al Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias 2025 (PACMyC), una estrategia tendiente a recuperar el valor de la cultura popular para fortalecer los procesos que sustentan a las expresiones comunitarias y para promover las iniciativas nacidas de la sociedad civil organizada.
En esta edición se entregaron apoyos por dos millones de pesos, de los cuales la federación aportó un millón y Querétaro igual cantidad, para beneficiar a un total de 28 proyectos: cinco de Amealco de Bonfil, dos de Colón, tres de Corregidora, uno de El Marqués, ocho de Jalpan de Serra, dos de Peñamiller, cuatro de Querétaro y tres de Tolimán.
Durante el acto, López Birlaín refrendó el compromiso de la SECULT para asegurar la herencia cultural de la entidad para las generaciones presentes y futuras, y para abrir espacios culturales que impulsen y reconozcan el patrimonio de todas y todos los queretanos, así como la articulación permanente con los municipios y el gobierno federal.
Al hacer uso de la voz, la directora del Centro INAH Querétaro, Rosa Estela Reyes, destacó la importancia del PACMyC como un mecanismo de salvaguarda del patrimonio cultural inmaterial, por el acompañamiento que brinda a las comunidades indígenas para la protección de su patrimonio vivo.
En representación de las y los beneficiarios, Reyna Miranda Vázquez, originaria de la comunidad indígena de El Bothe, de Amealco de Bonfil, en lengua otomí agradeció el apoyo que permite fortalecer la elaboración artesanal con técnicas tradicionales de las comunidades de los municipios del estado.
Las propuestas beneficiadas con el PACMyC en 2025 incluyen iniciativas de revitalización artesanal, gastronomía tradicional indígena, música ritual y proyectos de preservación lingüística, diversidad de tópicos que reafirma la continuidad de los saberes comunitarios del estado.
El evento concluyó con la presentación de dos niños pifaneros del proyecto Nt’ut’i ya mpexfani, quienes interpretaron melodías rituales con flauta de carrizo y tambor, música tradicional que acompaña procesiones y festividades en el semidesierto queretano.
