Por una #SociedadHorizontal
El informe mensual de la Oficina del Censo del Departamento de Comercio de Estados Unidos, reportó que en la primera mitad del 2022, la suma de exportaciones e importaciones entre México y Estados Unidos, alcanzó un máximo histórico de 384 mil 669 millones de dólares. Esta cifra representa un incremento de 20.22 por ciento respecto al año anterior, lo que mantiene a México como el segundo socio de E.U. Habría que añadir que la guerra comercial entre EU y China, ha abierto un escenario en el que nuestro país podría verse ampliamente beneficiado.
Gracias al llamado “nearshoring”, México podría crecer exponencialmente en la prestación de servicios para nuestro vecino del norte, recibir en su territorio inversiones que estuvieron en el gigante asiático durante las últimas décadas y fortalecer su participación en las cadenas productivas “norteamericanas” como socio comercial preponderante. Para aprovechar esta oportunidad, se requiere visión, liderazgo y especialmente, voluntad política.
El fin de la globalización y la nueva regionalización del planeta, ha encontrado como respuesta en nuestro país, una controversia en torno al tema energético. Estados Unidos y Canadá se quejan de trato inequitativo en México, por favorecer a la Comisión Federal de Electricidad y a Pemex. Mientras avanzan las consultas técnicas, de cara a que un panel internacional resuelva el diferendo con base en el T-MEC, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que el próximo 16 de septiembre dará un informe sobre los avances.
Para fijar la posición gubernamental, AMLO ha escogido una fecha profunda en el sentir colectivo. Aunque ha reiterado que no tiene interés por abandonar el tratado comercial, sus declaraciones también han generado confusión e incluso miedo en varios sectores. Prevalece el interés por manejar la agenda, emplear el simbolismo y concentrar la atención en la figura presidencial.
Estoy convencido de que el presidente no piensa salirse del Tratado. La razón es simple, con la crisis que provocaría, perdería la oportunidad por la que tanto ha luchado: ganarse un buen lugar en la historia nacional. Lo que si creo, es que a estas alturas, AMLO preferiría construir un espacio menos cercano a Norteamérica y más allegado a Asia, especialmente a China.
Durante la actual administración, la realción con el gigante oriental ha encontrado distintos espacios de acercamiento económico y político, que hubieran sido inimaginables en otras épocas. A manera de ejemplo, está la inversión pública en el Tramo Uno (Palenque-Escárcega) y el Tramo Dos (Escárcega-Calliní) por parte de la empresa “China Communications Construction Company”. También lo son los acercamientos en el ámbito privado, entre empresas mexicanas como Televisa o Telcel, con consorcios chinos del tamaño de Hawuei.
En materia de relaciones internacionales, el acercamiento de nuestro país con Cuba, Nicaragua o Venezuela, también nos recuerda que entre 2005 y 2020, las empresas chinas realizaron 150 fusiones y adquisiciones en la región latinoamericana. En correlación con este crecimiento, se ha hablado incluso de financiamiento chino para las campañas políticas en varios países de la región.
En este entorno, es altamente probable que la discusión respecto al T-MEC y la posición que ha asumido López Obrador, no ignoran la intención china de fortalecer un mundo cada vez más multipolar. En la redefinición geopolítica, México es tal vez una de las piezas más estratégicas de todo el orbe. No podemos equivocarnos. La integración con los Estados Unidos es un proceso que, en lugar de distraerse, debería acelerarse. La #SociedadHorizontal debe exigir que no se corran riesgos innecesarios.