Le dijeron que no tenía lo necesario para estudiar la carrera de derecho y lo escuchó de una de las figuras más poderosas en su existencia, su madre, Guille Castillo. Fuera de las conversaciones ortodoxas que regularmente se dan entre funcionaria y periodista, Liliana San Martín se traslada a los primeros años de su vida para describir el camino que la condujo a convertirse en la primera de las mujeres en encabezar la Secretaría del Trabajo en toda la historia de Querétaro. Fueron aquellos días en una pequeña localidad de Morelos los que forjaron su carácter rebelde.
Liliana San Martín fue educada bajo la figura del matriarcado. Cuando estaba por finalizar el bachillerato, le comentó a su madre Guille Castillo su intención de cursar la carrera de derecho. “Ella fue muy tajante en decirme que no estaba hecha para ello. En ese momento no le contesté porque habría tenido serias consecuencias, pero en mi interior fue ¡Cómo de que no! y esa es mi respuesta del porque estoy en este lugar ahora”.
Desde su despacho en Madero 70 , el mismo espacio que en dos ocasiones fue ocupado por el Presidente Benito Juárez el 4 de junio de 1863 “Cuando atravesó el país para salvar la dignidad de la Patria combatida por la invasión extranjera y el 5 de de Julio de 1867, después de haber salvado la Soberanía de la República”, Liliana San Martín recordó que a la señora Guille, la vida “Muchas veces le había dicho que no”.
Junto a sus hermanos, recuerda una infancia feliz, aunque llena de carencias en lo material “Pero eso de niña nunca lo supe. Fui muy feliz junto a mi hermana y mi hermano”. Siendo la más pequeña de los tres, compartió que cuando tenía 5 años sus padres se divorciaron. Desde aquél momento, su madre se convirtió en el sostén de la casa y el esfuerzo que debió hacer para sacar a flote a tres hijos, sin tener formación académica, marcaron a Liliana para siempre “Ella era la única hermana divorciada, en un contexto social y familiar donde no era bien visto. Por eso insisto. A ella la vida muchas veces le dijo que no y encontró la manera de abrirse camino. Era una mujer sumamente administrada, comenzó a invertir y abrir negocios. Ahí trabajábamos todos, eran negocios familiares y siendo niños, trabajábamos con ella”.
Contra lo que ocurría en otras familias de la época, en casa de Liliana no había género al momento de las obligaciones; Ella , su hermana y el varón de la casa, le entraban a las tareas por igual “Es más, mi hermano es excelente para la cocina y para planchar la ropa, era el mejor entre mi hermana y yo. No había división en tareas”.
Con todo y la negativa de su madre, una joven Liliana se inscribió para cursar la carrera de Derecho. Cuando no estaba en la Universidad, se encontraba prestando servicio social “Ahí me gané mis primeros interinatos, en un Juzgado. Vivía de las propinas. Era un módulo de asistencia. La gente no tenía para pagar un abogado particular y nosotros les brindábamos el servicio de manera gratuita y en ocasiones, las personas nos daban alguna propina por ayudarles en los procedimientos”. Considera que ese contacto cotidiano con labores de litigio y el aula, hicieron que su transición a las ligas mayores del derecho fuera tersa “Experimentaba temas civiles, penales, familiar, derecho mercantil”.
La titular del trabajo, recuerda con cariño a un amigo de la Facultad y cómo desde el primer día la retó para ver quien se titulaba con el mejor promedio “Fuimos los dos mejores promedios de nuestra generación, pero le gané por unas décimas. El tema es el reto. Si no me hubiera desafiado, tal vez me la hubiera llevado más relajada la carrera. Pero tengo un problema cuando la gente me pone un reto”. Fue una tía de aquél compañero quien entonces encabezaba un Juzgado Mixto la mujer que le permitió hacer servicio social y experimentar en las diversas salas “Por la buena relación que teníamos, su tía nos abre el espacio. Podíamos movernos entre salas y juzgados. Recuerdo que con él puse nuestro primer despacho”. El litigio duró poco, recuerda, porque se involucró casi de inmediato al servicio público.
San Martín Castillo, atribuye su larga carrera en el servicio público a “Un problema” y es el hecho de funcionar mejor bajo estrés y con la adrenalina a tope. Desde la Secretaría del Trabajo que encabeza, nunca saben lo que se presentará en el día “Es una ruleta rusa. A veces iniciamos el día creyendo que será un día tranquilo y termina siendo duro. Otras veces pinta complicado y todo sale muy bien. Soy adicta a la adrenalina. Tengo problemas complejos porque lo disfruto mucho. El tema del estrés me pone alerta, me pone bien”.
Al final del día, cuando el celular deja de sonar y los portones del palacio de Madero 70 se cierran, Liliana puede desconectarse un rato gracias a Matías, su pequeño hijo “No sé si es porque es el único niño en una familia de adultos, pero con un lenguaje muy maduro y que se hace determinante para exigir los espacios. Él se vuelve el adulto y yo me convierto en niña. Soy su amiga de juegos e intento que nos la pasemos bien”.
Bajo esa perspectiva y en el marco del día Internacional de la Mujer, este 8 de Marzo, Liliana San Martín Castillo explica el rostro que le ha dado a la Secretaría del Trabajo como un ente generador de herramientas para las madres solteras de Querétaro que les ayude a generar emprendimiento y con ello, el sustento familiar “No puedo cegarme en el sentido de que en mi día a día, advierto que las mujeres asumimos retos adicionales. Por temas culturales, se nos asignan retos distintos. Y está bien, solo que para hacerlo, hay que dotarlas de mayores herramientas”. Añadió que las políticas sociales que se generan desde la Secretaría, se enfocan desde situaciones reales en donde a excepción de los adultos mayores y personas con discapacidad, todos los recursos económicos de la dependencia, van enfocados a programas en favor de las mujeres.
Teniendo en mente una brecha de género del 33.6 por ciento en el entorno laboral, donde las mujeres ganan menos y se enfrentan a más retos, Liliana San Martín se ha puesto la meta de reducir en lo posible la desigualdad entre mujeres y hombres. Añadió que cuando las mujeres se ven imposibilitadas a tener un empleo formal, la única salida es el autoempleo.
Ha sido precisamente en las “Jornadas Contigo”, programa donde el gobernador Mauricio Kuri ordena a los titulares de dependencias a atender las demandas ciudadanas en las colonias y comunidades del estado, donde Liliana San Martín ha tenido algunos de los casos más duros de enfrentar “Recuerdo el caso más reciente. Una mujer a la que le dio cáncer por segunda ocasión, divorciada, Una contadora profesionista a quien su empresa le dio las gracias por las constantes incapacidades generadas por su enfermedad “La Secretaría es su socia en el sentido de que aportamos el equipo para su negocio y ella salió de ahí con una posibilidad de emprender su negocio”.
Sin el afán de excluir a los hombres o colocarlos a todos en una etiqueta, Liliana San Martín ha dado prioridad a las mujeres. Lo aplica incluso en su equipo más cercano que está conformado por mujeres. Sin caer en los extremos, la titular del trabajo cree en la combinación de talentos “Me gusta apostar por las mujeres porque creo que muchas veces, en muchos casos, ellas no han encontrado quien apueste por ellas. Además, tenemos un gobernador pro mujer y cuando el gobierno es quien apuesta por ellas, creo surgen cosas muy interesantes”.
Más allá de los apoyos sociales en pro de las mujeres, Liliana San Martín ha impulsado normas para que los patrones y las empresas, generen las condiciones que permitan a las mujeres trabajar y desarrollarse en circunstancias de equidad, tales como el programa “Sin Brecha”, donde se gestiona que las empresas implementen al interior de sí: a) Protocolos de no acoso ni hostigamiento laboral. b) Infraestructura en favor de madres trabajadoras como guarderías o áreas de lactancia. c) Una mejor cultura organizacional, garantizar iguales percepciones salariales y acceso a puestos laborales sin razón de género. La intención es sumar más y más empresas hasta que “se nos haga una buena práctica laboral en el Estado”.