- Los malnacidos propalaron noticias alarmistas
- Y pusieron sus barbas a remojar en El Marqués
- La Iglesia ora por la paz de las víctimas del odio
- Habrá marcha por la paz el sábado en la capital
Como nunca.
Hoy tenemos un tema que domina la conversación en Querétaro, el de la seguridad, luego de los acontecimientos de los últimos días y especialmente el del sábado en Los Cantaritos.
Este armero no recuerda algo que haya conmovido tanto a los queretanos, ni siquiera los frustrados campeonatos de los Gallos Blancos o lo del 5M en donde, a pesar de su espectacularidad y mezquindad en las redes, no hubo muertos.
Ahora sí.
Diez el sábado y otros en hechos previos.
No hay mal que por bien no venga, decían lo viejos. Y sí, gracias a estos desgraciados eventos se acabaron la tolerancia y las complicidades, en donde hasta el jefe de inspectores era socio de antros vinculados a la maña.
Hoy con notoria uniformidad los dueños de bares anuncian cierres “voluntarios” por el clima de inseguridad, cuando la autoridad va por ellos.
El tema está en boca de todos luego de la masacre del fin de semana en el Centro Histórico, donde un operador del guachicol fue ejecutado junto con otras personas, cómplices e inocentes.
Algo nunca visto en Querétaro.
En la confusión algunos ansiosos dieron pésames por presuntos cómplices y subieron a redes condolencias luego borradas, mientras otros miserables divulgaban noticias sobre falsos ataques en otras colonias.
La verdad no estábamos preparados para algo así.
“Nos violaron” dijo un importante comunicador de radio.
Es el peor suceso en sexenios, sin duda.
Y tengo para mi que el gobierno se tardó en reaccionar y procesar la avalancha desinformativa de esas horas críticas cuando los malnacidos facturaron derrotas electorales, pero siempre surge la verdad.
La venta de droga y explotación clandestina de ductos que alimentaron efímeras prosperidades, al final de lo cual se paga todo.
Hoy, cinco días después, seguimos procesando lo ocurrido y se toman medidas para que, dicen , no vuelva a ocurrir.
Nos vemos en el espejo de Celaya. Así comenzó Guadalajara, dicen unos. Por no hablar de casos extremos, como Acapulco o Culiacán.
Y llego la hora de voltear no solamente a los antros, sino también a las impresionantes edificaciones, ricas plazas comerciales y núcleos empresariales que van más allá de los alcances y facultades de las autoridades locales.
Así se explica la indispensable colaboración y acuerdos procurados por el gobernador Mauricio Kuri con las instancias federales.
Hay ciudades y estados sin remedio.
En Querétaro estamos a tiempo.
Así de fácil.
Así de difícil.
-OÍDO EN EL 1810-
Activo.
Aclaró el presidente municipal de El Marqués, Rodrigo Monsalvo, que desde el sábado por la noche, cuando se desarrollaba el lamentable crimen de 10 personas en Los Cantaritos, su equipo de inspectores cerraban cuatro antros en su municipio. Que más allá de la tragedia, allá no esperaron una masacre para hacer su trabajo.
¡Sopas!
-¡PREEEPAREN!-
Luto.
El vicario de la Diócesis de Querétaro, Martín Lara Becerril lamentó los acontecimientos sucedidos en el bar Los Cantaritos, en donde 10 personas perdieron la vida luego de una balacera.
Dijo que el país actualmente está viviendo una oleada de violencia y que, lamentablemente, Querétaro no está exento de lo que ocurre en México; calificó como inaceptables los que ocurrieron y expresó su solidaridad para con las familias de las 10 víctimas, así como poner en oración a las personas que lamentablemente fallecieron para que puedan tener un descanso eterno.
Doy fe.
-¡AAAPUNTEN!!-
El sábado.
Diversas organizaciones queretanas convocaron a la Marcha Pacífica y Solidaria por la Paz, para manifestar su repudio a la violencia.
La cita es el sábado 16 de noviembre, partiendo de la Alameda Hidalgo a las 16:00 horas, culminando en el Bar Los Cantaritos, donde se dará un pronunciamiento ciudadano a favor de la unidad y la paz.
Vayamos.
-¡FUEGO!-
Tiempos violentos.
Nombres de políticos y empresarios locales y hasta nacionales han aparecido en los últimos días para lavar culpas y algo más. De no creerse.
¡Porca miseria!