Doctora. Carmen Martínez Diez
Primero hay que proteger a los más débiles, que mejor que en un espacio de típica alegría mexicana, en dónde usted elige sol o sombra. Todo podía haber sido perfecto: cada uno con su horario por abecedario de apellido. ¡No¡ nadie podía sospechar que, efectivamente, ésos rumores tan difundidos de que el COVID fue un plan concebido para exterminar ancianos, podría ser verdad.
Se escogió el lugar más lejano posible para vacunar de 8:00 a.m. a 15:00 pm a todos los ciudadanos que habitan Juriquilla. Y mire que cumplieron, ahí estaban. Coches por todos lados invadían la carretera, las laterales, que quedaron estacionados como y donde pudieron sin nadie que hubiera delineado espacios, todos en bola, tipo Metro de la Ciudad de México y de esa misma manera todos los adultos mayores haciendo caso a uno que otro “organizado” desorientado. Fórmense aquí los de tal a tal letra antes siquiera de entrar a los terrenos inmensos que circundan el Lienzo charro.
Contraórdenes por todas partes: salgan de ésta fila y hagan otra, ahí van sin entender porque cambian de idea cuando antes de saberlo, viene la contraindicación, Regresen a dónde estaban, así nada más. Qué sana distancia ni que nada. En bola, juntitos, como la entrada de los novillos despistados. Ya dentro filas larguísimas, tan largas que los venerables adultos mayores estuvieron seis horas formados a pleno sol queretano de 32 grados C, sin sillas, sin sombreros, sin lonas, hasta llegar al lugar en dónde revisarían la documentación, justo ahí, de la nada, surgen dos que tres “organizadores” pidiendo que se metan todos hacia una poquita sombra a dónde todos corrieron para entrar a la última etapa, ahí sí, una lona con aproximadamente 100 sillas para los miles que venían detrás. Métase, métase y el desorden culmina desbaratando filas desesperadamente, la mayoría a punto del desvanecimiento, con dolor de cabeza y dolencias de enfermedades propias de los más débiles. Al final, las chicas que aplicaron la temida vacuna AstraZeneca, fueron amables y pacientes y dos chicos paramédicos tratando de calmar dolores ajenos a posibles efectos de la vacuna
¿Quiénes fueron los responsables de semejante agresión a la integridad física y emocional de los ciudadanos que acudieron puntualmente a la aplicación de la vacuna? ¿El Gobierno Federal? ¿Qué pasó con la responsabilidad del gobierno Estatal y qué con el Municipio? ¿qué no es una labor conjunta?
Hay muchos espacios cercanos que podían haber usado cómodamente: la Universidad Queretana, la UNAM, la Universidad del Valle de México, por zonas habitacionales. En fin una atención digna y respetuosa de cualquier habitante de éste Estado. Sólo se percibió indiferencia, desgano, desorganización, ausencia de personal. Claramente podía quizás tipificarse como un delito. Agresión a una necesidad social colectiva, un ataque a la salud.
Viene la segunda vacunación ¿podrían hacer algo al respecto después del casi total fracaso? Desde luego hay personal capacitado, hay espacios adecuados. Tengan por seguro que todos, absolutamente todos los expuestos les estarán profundamente agradecidos. Lo verán en las elecciones.